Donald Trump recibió este lunes 10 de noviembre a Ahmed al-Sharaa, dando la bienvenida a Siria a la coalición global para combatir al grupo yihadista Estado Islámico. Trump no solo elogió al mandatario sirio, sino que afirmó tener plena confianza en su liderazgo. Mientras, Al-Sharaa aseguró que su nexo con Al Qaeda es "cosa del pasado" y que no habló del tema con el gobernante estadounidense.

Siria se convirtió el lunes en el país número 90 de la Coalición Global para Derrotar al Estado Islámico (ISIS), luego de que el presidente Donald Trump le diera el aval durante la visita oficial de su presidente, Ahmed al‑Sharaa, a la Casa Blanca. 

El anuncio de la unión a la coalición liderada por Estados Unidos fue confirmada por un alto funcionario de la Administración Trump. 

La Coalición Global para Derrotar al ISIS, liderada por Estados Unidos desde 2014, tiene como objetivo "eliminar los remanentes del ISIS y detener el flujo de combatientes extranjeros", por lo que coordina operaciones militares, intercambio de inteligencia y asistencia humanitaria en la región.

Además, Estados Unidos permitirá a Siria reanudar las operaciones en su embajada en Washington con miras a la "lucha contra el terrorismo, la seguridad y la coordinación económica. 

"Es un hombre fuerte (…) Queremos que Siria sea un país exitoso, y él puede lograrlo", afirmó el presidente estadounidense este lunes sobre la visita del mandatario sirio, Ahmed Al-Sharaa, un excombatiente rebelde que fue detenido por fuerzas estadounidenses en Irak en 2005 por sus vínculos con Al Qaeda y a quien Washington muestra ahora como "un líder fuerte".

No obstante, Trump también hizo alusión al controvertido pasado de Al-Sharaa: "Todos hemos tenido pasados ​​difíciles", dijo.

El líder sirio también abordó ese tema en una entrevista posterior al encuentro en la Casa Blanca. El mandatario dijo a Fox News que su asociación con el grupo militante es "cosa del pasado" y que no se discutió ese asunto en la reunión del lunes con Trump.

Al-Sharaa se refirió, además, al caso de Austin Tice, un reportero estadounidense desaparecido en Siria, señaló que estaba en contacto con su madre y aseguró que haría todo lo posible por encontrar información sobre el periodista.

¿El fin a años de sanciones y aislamiento?

De ser buscado como un “terrorista” a recibido en la Casa Blanca como presidente. La visita del exrebelde convertido en gobernante de Siria, Ahmed al-Sharaa, sella un año extraordinario para el hombre que lideró el derrocamiento del líder autocrático Bashar al- Assad, en diciembre de 2024.

Desde entonces, el presidente de facto sirio ha buscado terminar con décadas de aislamiento internacional de su país.

Al-Sharaa llegó el lunes 10 de noviembre a la Casa Blanca poco después de las 11:30 a.m., hora local, e inició su reunión con el mandatario Donald Trump en la Oficina Oval inmediatamente después. El encuentro se realizó a puerta cerrada.

El mandatario sirio llegó a la Casa Blanca sin la pompa que suele acompañar a las visitas de líderes extranjeros. Entró por una puerta lateral, fuera del alcance de la prensa, en lugar de entrar por la puerta principal del Ala Oeste, donde se ubican las cámaras.

Se trata de la primera visita a la Casa Blanca de un jefe de Estado sirio desde que el país de Medio Oriente obtuvo su independencia de Francia en 1946. Antes de la llegada de Al-Sharaa al poder, el último encuentro oficial entre Estados Unidos y Siria se había producido en el año 2000, cuando el entonces presidente Bill Clinton se reunió con Hafez al-Assad, padre de Bashar al-Assad.

Este nuevo encuentro entre Trump y Al-Sharaa llegó después de que Estados Unidos levantara las sanciones impuestas a Siria durante las décadas en que el país estuvo gobernado por la familia Assad. 

De hecho, uno de los objetivos de Al-Sharaa en Washington era impulsar la eliminación total de las sanciones estadounidenses. Y en ese asunto hubo avances ya que, mientras se reunía con Trump a puerta cerrada, el Departamento del Tesoro anunció una prórroga de 180 días de la suspensión de la aplicación de las llamadas sanciones César, aunque solo el Congreso de EE. UU. puede levantarlas por completo.

Trump también se reunió con Al-Sharaa después de su primer encuentro en Arabia Saudita, el pasado mayo, cuando el mandatario estadounidense anunció planes para levantar esas sanciones, y pocos días después de que Estados Unidos declarara que el excomandante de Al Qaeda ya no figuraba en la lista de "Terroristas Globales Especialmente Designados".

En su encuentro de hace seis meses, el presidente estadounidense describió a Al-Sharaa como un “joven atractivo. Un tipo duro. Un pasado turbulento, muy turbulento. Un luchador”. 

Es sin duda un giro de 180 grados. Y es que por la captura de Al-Sharaa —quien en el pasado tuvo vínculos con Al-Qaeda–Estados Unidos ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares. 

Tras liderar las fuerzas rebeldes que derrocaron a Bashar al-Assad, Al-Sharaa fue nombrado líder interino del país el pasado enero. El ahora mandatario de facto, de 43 años, tomó el poder después de que sus combatientes islamistas lanzaran una ofensiva relámpago desde su enclave en el noroeste de Siria y derrocaran al entonces mandatario sirio Bashar al-Assad, quien llevaba décadas en el poder.

Desde entonces, la reconfiguración regional de Siria se ha acelerado vertiginosamente, alejándose de los aliados clave de Al-Assad: Irán y Rusia, para acercar la nación a Turquía, los países del Golfo Pérsico y EE. UU.

Antes de la llegada de Al-Sharaa a Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas votó a favor de levantar las sanciones contra el presidente sirio y otros funcionarios gubernamentales, una medida que, según el embajador estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, es una clara señal de que Siria se encuentra en una nueva era tras la caída de Al-Assad.

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Las claves del encuentro Trump-Al-Sharaa 

Como es bien conocido, Trump no da puntada sin dedal y detrás de su recibimiento a Al-Sharaa hay un claro interés. Estados Unidos está mediando en las conversaciones sobre un posible pacto de seguridad entre Siria e Israel, aunque el Estado de mayoría judía sigue viendo con recelo los antiguos vínculos de Al-Sharaa con grupos armados. 

El encuentro también tiene lugar en momentos en que Estados Unidos planea establecer presencia militar en una base aérea de Damasco, según reveló la semana pasada un informe de la agencia de noticias Reuters.

Siria también estaba preparada para unirse a una coalición liderada por Estados Unidos para combatir al grupo extremista y autodenominado Estado Islámico. 

Un funcionario con conocimiento de los planes del Gobierno indicó que la entrada de Siria en la coalición global que combate a ese movimiento yihadista le permitirá colaborar más estrechamente con las fuerzas estadounidenses, si bien el nuevo Ejército de la nación de Medio Oriente y las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos, en el noreste del país ya combatían al grupo.

Apenas unas horas antes de las históricas conversaciones, se supo de dos complots distintos del autodenominado Estado Islámico para asesinar a Al-Sharaa, los cuales fueron frustrados en los últimos meses, según un alto funcionario de seguridad sirio y otro de la región.

Las fuentes indicaron que estos complots subrayan la amenaza directa que enfrenta el presidente sirio en su intento por consolidar el poder en un país devastado por 14 años de guerra civil.

Durante el fin de semana, el ministerio del Interior sirio lanzó una campaña nacional contra las células del autodenominado Estado Islámico en toda la nación, arrestando a más de 70 sospechosos, según informaron medios gubernamentales.

Días antes de la reunión, Trump declaró a la prensa en la Casa Blanca que se habían logrado "muchos avances" en Siria.

"Creo que (Sharaa) está haciendo un excelente trabajo. Es una región difícil y él es un hombre duro, pero me llevé muy bien con él", afirmó Trump.

Por su parte, Al-Sharaa llega a la reunión con sus propias prioridades. Si bien tras la reunión entre Al-Sharaa y Trump en Riad el pasado mayo, el estadounidense anunció que levantaría todas las sanciones contra Siria y las mantiene actualmente en pausa, las medidas más severas, conocidas como la Ley de Sanciones César, requieren la aprobación del Congreso para su derogación permanente.

Trump busca la derogación permanente de las sanciones impuestas a Siria por las numerosas denuncias de violaciones a los derechos humanos cometidas por el entonces gobierno y las fuerzas de seguridad de Bashar al-Assad. 

Una opción es la propuesta de la senadora Jeanne Shaheen de Nuevo Hampshire, la principal demócrata en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, que pondría fin a las sanciones sin condiciones. 

La otra propuesta fue redactada por el senador republicano Lindsey Graham, un aliado de Trump de línea dura, quien desea establecer condiciones para la derogación de las sanciones, las cuales se revisarían cada seis meses.

Sin embargo, los defensores argumentan que cualquier derogación con condiciones disuadiría a las empresas de invertir en Siria por temor a ser sancionadas. Mouaz Moustafa, director ejecutivo del Grupo de Trabajo de Emergencia para Siria, lo comparó con una “sombra que paraliza cualquier iniciativa para nuestro país”.

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Con Reuters y AP

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