Desde hace una semana, el Ejército ruso promociona una operación de sus fuerzas especiales, que atravesaron un gasoducto para tomar desprevenidos a los ucranianos en la región de Kursk. Presentada como una maniobra que "pasará a los manuales de historia militar", es ante todo un ejemplo perfecto de propaganda rusa.

El miércoles 12 de marzo, Vladimir Putin escuchó a su jefe de Estado mayor, Valeri Guerassimov, relatar las hazañas de los "veteranos" y las fuerzas especiales rusas en la región de Kursk, donde el Ejército parece estar en vías de hacer retroceder a las fuerzas ucranianas.

Ante el presidente ruso, que había llegado a la región de Kursk vestido de uniforme militar, el general se centró más concretamente en la "operación oleoducto" que tuvo lugar el pasado fin de semana cerca de Soudja, la principal ciudad tomada por Ucrania en esta región rusa el pasado mes de agosto.

Quince kilómetros en un gasoducto

¡Y vaya operación! Según Valeri Guerassimov, unos "600 especialistas" se colaron en un gasoducto vacío, avanzaron discretamente más de 15 kilómetros y luego esperaron varios días antes de reaparecer tras las líneas enemigas, en las afueras de Soudja. Una misión cuya preparación habría llevado varios meses.

El gasoducto utilizado es el mismo que permitió a Rusia suministrar gas a Europa hasta el 1 de enero de 2025.

En las redes sociales rusas circula un vídeo de quince minutos que muestra la operación "entre bastidores" y la forma en que los soldados rusos avanzaron en condiciones difíciles y luego esperaron el momento oportuno para salir de su escondite.

Varios medios de comunicación rusos han presentado la operación como un acto de "valentía" que rompió las defensas rusas. "Partieron en dos las defensas ucranianas (en torno a Soudja), lo que les permitió retomar ocho ciudades", se entusiasmaron los presentadores del canal de televisión pro-Putin NTV.

Sin esta "operación oleoducto", Vladimir Putin no habría decidido desfilar por la región de Kursk en traje militar, por primera vez desde el inicio de la invasión total de Ucrania en febrero de 2022. Durante su visita, el líder del Kremlin pidió a los soldados rusos que terminaran el trabajo "liberando completamente esta región".

Los medios de comunicación ucranianos, sin embargo, tienen una visión muy diferente de lo ocurrido y discrepan sobre el número de soldados rusos que participaron en la "operación oleoducto". "Afirman que solo había un centenar de combatientes, que fueron descubiertos muy pronto y rápidamente repelidos", afirma Stephen Hall, especialista en Rusia de la Universidad de Bath.

Estos medios han publicado incluso un vídeo que muestra cómo la artillería ucraniana diezmó las filas de este destacamento. "Las pérdidas rusas fueron muy elevadas", afirmó el Estado Mayor ucraniano.

"Una operación muy arriesgada"

"Es muy difícil saber lo que pasó porque las dos partes han desarrollado narrativas diametralmente opuestas sobre esta operación", dice Veronika Poniscjakova, especialista en cuestiones de seguridad internacional y la guerra en Ucrania en la Universidad de Portsmouth.

"En cualquier caso, fue una operación muy arriesgada", afirma Huseyn Aliyev, especialista en la guerra de Ucrania de la Universidad de Glasgow. En primer lugar, porque los pocos centenares de soldados que participaron en esta misión fueron enviados justo al corazón del territorio enemigo, donde se supone que las defensas ucranianas son más fuertes, ya que la ciudad de Soudja representa el premio ucraniano más importante en la región de Kursk.

En segundo lugar, "todavía había metano y otros gases tóxicos en el conducto, lo que hacía peligroso el avance, y las fotos publicadas en las redes sociales muestran que los soldados solo iban equipados con máscaras antigás muy viejas", señala Huseyn Aliyev. Los milibloggers – comentaristas político-militares rusos muy activos en Telegram – también han afirmado que los soldados carecían de suministros y equipos adecuados para durar toda la misión.

Según Veronika Poniscjakova, el recurso a este tipo de operaciones de alto riesgo ilustra "la determinación de Rusia de hacer todo lo posible para avanzar lo más rápidamente posible y tomar el mayor terreno posible antes de que comiencen las negociaciones de paz". Para ella, el planteamiento es similar a las "operaciones suicidas que se están llevando a cabo actualmente a lo largo del río Dniéper, que las fuerzas rusas quieren cruzar".

De hecho, el Ejército ruso lleva enviando una oleada de soldados tras otra para forzar el cruce del Dniéper – una de las barreras defensivas naturales más eficaces de Ucrania – desde finales de diciembre.

Sin embargo, no es seguro que la "operación oleoducto" tuviera un impacto militar real. "Cuando los soldados salieron del oleoducto, el ejército ruso ya había entrado en Soudja", subraya Huseyn Aliyev. En el mejor de los casos, el factor sorpresa "puede haber tenido un efecto en la moral de las tropas ucranianas, que pueden haber perdido el equilibrio por un tiempo, facilitando las cosas a los rusos", dice Veronika Poniscjakova.

Entonces, ¿por qué la propaganda rusa sigue ensalzando las virtudes de esta misión? Los canales de televisión rusos Pervy Kanal ("primer canal público") y NTV han promocionado "una maniobra militar extremadamente audaz" destinada "a pasar a la historia militar del país".

Pan y mantequilla para la propaganda

Esto es tanto más sorprendente cuanto que no es la primera vez que los soldados rusos utilizan este tipo de método para burlar las defensas ucranianas. "Durante la batalla de Avdiivka el año pasado, las fuerzas rusas enviaban regularmente pequeños contingentes a través de las alcantarillas para intentar sorprender a los ucranianos", señala Huseyn Aliyev.

Si se da tanta importancia a esta operación en los medios de comunicación rusos, "la explicación más lógica sería que un alto mando del Estado Mayor, tal vez el propio Guerassimov, participó en su planificación", supone Huseyn Aliyev.

También es "una bendición para la propaganda rusa, que ha tenido muy pocas historias de este tipo a las que hincar el diente desde el comienzo de la guerra", dice Stephen Hall. De hecho, el ejército ruso es visto la mayoría de las veces como una máquina de enviar carne de cañón al frente para ahogar a los ucranianos en número. En este caso, parece más sutil: "Se trata de destacar las hazañas de un pequeño número que participó en una misión que puede calificarse de ingeniosa", señala Stephen Hall.

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Políticamente, es un regalo para Vladimir Putin. "Puede decir a su población que el Ejército ruso está consiguiendo imponerse a las fuerzas ucranianas gracias a este tipo de operaciones basadas en unos pocos 'héroes' sin necesidad de llamar a más y más gente al frente", explica el politólogo. En otras palabras, es una forma de alejar por el momento el fantasma de nuevas oleadas de movilización.

Esta "operación oleoducto" alimentada por la propaganda rusa también permite a Donald Trump utilizar un lenguaje que entiende. "Al presidente estadounidense le gustan los ganadores, y esta narrativa con estos 'héroes' da sustancia a la reconquista de la región de Kursk", afirma Stephen Hall. En definitiva, una narrativa con más probabilidades de impresionar al presidente estadounidense que una sucesión de reportes para generales con mapas. Aunque, al final, el uso de este gasoducto no haya marcado realmente la diferencia.

Adaptado de su original en francés

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