Según el Foro Económico Mundial, los aranceles son un método tradicional para intentar generar resultados económicos específicos. Sin embargo, muchos economistas tienden a considerarlos un “proteccionismo potencialmente contraproducente”. ¿Cómo funcionan los aranceles?, de hecho, ¿funcionan los aranceles? Lo explicamos con Estados Unidos como ejemplo.
El presidente Donald Trump dice a menudo que “arancel” es “la palabra más hermosa del diccionario”. También es, en su opinión, la cura para muchos de los males económicos de su país.
Y, aunque muchos economistas consideran que los impuestos que se pagan sobre las importaciones pueden solucionar el problema de las prácticas comerciales desleales, también son escépticos respecto de las propiedades casi milagrosas que Trump les atribuye.
Los expertos dicen que agregar impuestos a los bienes importados conduce a precios más altos para las empresas y los consumidores. ¿Por qué? La propia esencia de los aranceles lo explica. A continuación, cinco claves para entenderlo.
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1. ¿Qué es un arancel?
Es un impuesto a las importaciones que se cobra normalmente como un porcentaje del precio que un comprador local paga a un vendedor extranjero.
Su tasa varía según el país y el producto: por ejemplo, en Estados Unidos el impuesto es del 2,5% para los automóviles de pasajeros, y del 6% para los zapatos de golf. Aunque hay tratados de libre comercio que eliminan ese tipo de impuesto y brindan a los consumidores acceso a bienes extranjeros baratos.
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2. ¿Quién paga la factura?
Donald Trump dice que son los países extranjeros. Sin embargo, son los importadores quienes pagarán un valor más alto por el producto que llega del exterior.
Tomemos como ejemplo una botella de tequila mexicana, que un importador estadounidense compra por un precio hipotético de 20 dólares. Si Washington impone a México un arancel del 25%, ahora tendrá que pagar 25 dólares.
Como alguien tiene que asumir ese sobrecosto, el importador tiene tres opciones: trasladarlo a quien compra el tequila, asumir parte de ese mayor valor a costa de sus propias ganancias o buscar proveedores más baratos.
El tequila sigue teniendo el mismo valor cuando sale de México. Lo que cambia es que, si quiere entrar a Estados Unidos, quien lo importa debe pagar un impuesto de aduana.
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3. ¿Funcionan los aranceles como un castigo?
Siguiendo con el mismo ejemplo, un arancel a México les daría ventaja a sus rivales que no tengan gravámenes y que pueden terminar arrebatándole a ese cliente que busca mejores precios. Es decir, sus productos serán más caros y más difíciles de vender, por lo que el verdadero castigo tiene que ver con la pérdida de competitividad.
El exportador mexicano también puede mantenerse competitivo si decide reducir el precio original y sacrificar sus ganancias para compensar los aranceles e intentar mantener su participación de mercado en el país vecino.
Pero si Estados Unidos no encuentra suficientes proveedores de tequila para atender su demanda, el importador local podría verse obligado a pagarlo al precio que sea. Y esos cinco dólares de más, o una buena parte de ellos, podrían terminar reflejándose en la etiqueta del supermercado.
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4. ¿Funcionan los aranceles?
Al aumentar el precio de las importaciones, los aranceles pueden proteger a los fabricantes nacionales. También pueden servir para castigar a los países extranjeros por prácticas comerciales desleales, como subsidiar a sus exportadores o vender productos a precios injustamente bajos.
No obstante, los economistas convencionales son generalmente escépticos sobre su aplicación. Para el Foro Económico Mundial, los impuestos de aduana no hacen más que obstaculizar el comercio global y elevar los precios para quienes están diseñados a proteger.
En algunos casos, además, las cadenas de producción demandan que un producto atraviese múltiples veces una misma frontera. Y si ese cruce es sujeto de impuestos, el precio final del bien podría terminar elevándose.
Como las llamadas “key fob”, los pequeños controles que prenden un vehículo con un botón, que se ensamblan en México, pero cruzan varias veces las fronteras de Norteamérica antes de estar terminadas.
Alrededor de otros 30 componentes de automóviles y camionetas siguen un camino zigzagueante similar a través de la frontera entre los dos países.
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5. ¿Tienen alguna ventaja?
Podrían. Desde 1975, Estados Unidos no ha comprado al resto del mundo más de lo que le vende. Donald Trump ha dicho que los aranceles voltearán ese déficit comercial a su favor.
Para el presidente, gravar a sus socios también ayudará a crear más empleos en las fábricas, reducir el déficit federal, bajar los precios de los alimentos y permitir al gobierno subsidiar el cuidado infantil.
Una de sus metas es estimular la industria manufacturera. Si los bienes importados son más costosos, los nacionales ganan más preponderancia. El jefe de la Casa Blanca quiere que Estados Unidos produzca lo que consume.
Pero existen dudas sobre si Estados Unidos tiene la suficiente capacidad para atender esa demanda, así como de las consecuencias que traerá el hecho de que otros países apliquen aranceles en represalia. Eso afectaría a los propios productores estadounidenses.
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Con Reuters, AP y AFP
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