En medio de la crisis por la defensa de Ucrania, el Reino Unido emergió como un conciliador e ideólogo, junto con Francia, del plan que busca garantizar una paz estable en Ucrania, tras tres años de guerra. El fortalecimiento de las fuerzas militares británicas se convirtió en una prioridad mientras Europa camina en esa misma dirección.  

Mientras la Unión Europea responde con tarifas similares contra Estados Unidos en su guerra comercial, el primer ministro británico, Keir Starmer, se aferra a la prudencia y a la postura de que “todas las opciones están sobre la mesa” para calmar los ánimos de quienes piden medidas de retaliación.

Su aproximación evidencia que su estrategia persigue también otro objetivo: garantizar un acuerdo de paz para Ucrania con el apoyo estadounidense.   

Y es que la paz en ese territorio y su defensa ha sido una de las prioridades de la política exterior británica y es, desde del inicio de la ocupación ilegal rusa en 2022, una política de Estado sin importar el partido que esté en el gobierno.  

Esa prioridad se hizo sentir 24 horas después de la riña en la Casa Blanca tras el complicado intercambio entre Donald Trump, J.D. Vance y Volodímir Zelenski y que dio visos sobre lo que ve Estados Unidos sobre el futuro de Ucrania. 

Luego, en Londres, el primer ministro británico obtuvo dos logros: hizo evidente la diferencia de percepciones sobre Zelenski y la guerra en Ucrania, en ambos lados del Atlántico, al tiempo que emergió como un mediador entre Kiev y Washington y la Unión Europea.  

Starmer apeló al pragmatismo inglés para, con cabeza fría, tender puentes, no solo para rodear y apoyar a Ucrania, sino para, en el futuro, consolidar su proyecto político interno, más allá de impulsar el crecimiento económico y bajar las cifras de inmigración.   

Además, el premier sabe que, defendiendo a Ucrania, está protegiendo tanto al Reino Unido como a Europa.   

“Si bien el respaldo europeo a Kiev coincide en líneas generales con el Reino Unido, en la práctica muchas de las negociaciones cruciales se desarrollan fuera del marco formal de la UE, impulsadas principalmente por Reino Unido y Francia. Esto, en parte, a que algunos miembros de la UE, como Hungría y Eslovaquia, mantienen tensiones significativas con Ucrania y una relación más estrecha con Rusia. Esto podría dificultar la acción unificada de la UE”, explica a France 24 el profesor de estudios de defensa del King’s College London, Bence Nemeth.  

’Winston Starmer' 

El semanario 'The Economist' resalta el rol de Keir Starmer como líder global construyendo consensos y movilizando a Europa para cerrar filas alrededor de Ucrania y lo compara con la figura de la Segunda Guerra Mundial Winston Churchill.   

“Starmer ha esbozado un nuevo papel para Reino Unido en el mundo. Ahora debe lidiar con un Estados Unidos que sigue siendo indispensable, pero que se ha vuelto poco fiable, algo que sir Keir, sabiamente, se niega a decir públicamente. Marginado tras el Brexit, Reino Unido emerge como líder en la tarea de Europa de asumir su propia defensa”, sostiene 'The Economist'.  

Esa visión global y la imperiosa necesidad de rearmarse, también se hizo evidente en la cumbre extraordinaria de líderes europeos, Canadá y Turquía, en Londres, el 2 de marzo, en la que participaron 18 países y que ganó más importancia tras el desafortunado encuentro en la Casa Blanca entre Trump y Zelenski.

Pocas horas después de la mala hora en Washington, Starmer, vía telefónica, se convirtió en el puente entre Trump y Zelenski para reparar esa relación que, ante las cámaras del mundo, quedó convaleciente.  

Esa mediación va más allá. Según la BBC, el Gobierno británico estuvo "íntimamente involucrado" en el plan para un cese el fuego temporal entre Ucrania y Rusia, que Moscú aún no ha aprobado.

Según esa cadena, el asesor de Seguridad Nacional británico, Jonathan Powell, uno de los arquitectos del acuerdo de Paz de 1998 en Irlanda del Norte y asesor del Gobierno en el acuerdo de paz en Colombia, trabajó con su similar de Estados Unidos, Mike Waltz, así como con diplomáticos franceses y alemanes para acercar a las partes.  

“Powell viajó a Kiev para reunirse con Zelenski y ayudar a redactar una propuesta escrita que incluía una pausa temporal en los combates, seguida de medidas de fomento de la confianza, como el intercambio de prisioneros de guerra, el regreso de los niños ucranianos capturados por Rusia y la liberación de civiles”, revela la BBC.  

Tras el anuncio de la propuesta de tregua desde Arabia Saudita, el premier felicitó tanto a Trump como a Zelenski por impulsar ese alto el fuego. “Este es un momento crucial para la paz en Ucrania y ahora todos debemos redoblar nuestros esfuerzos para lograr una paz duradera y segura lo antes posible”, dijo.  

“La diplomacia de Starmer contribuyó a restablecer las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania tras un período difícil, creando un entorno propicio para conversaciones significativas sobre un alto el fuego. Su capacidad para mantener este delicado equilibrio demuestra perspicacia estratégica y un auténtico liderazgo de estadista”, resalta Nemeth.  

“Tomar responsabilidad en un momento único en una generación”  

Francia y el Reino Unido asumieron el liderazgo para preparar un plan de paz que garantice una “paz estable y duradera” en Ucrania que requiere el apoyo de Estados Unidos para que sea lo suficientemente fuerte para ser respetado por Rusia.  

Este incluye mantener el apoyo militar a Ucrania y fortalecerla, manteniendo la presión económica a Rusia. De hecho, el Reino Unido otorgó un crédito de casi tres millones de dólares para apoyar la capacidad de defensa de Ucrania, que saldrá de los activos rusos congelados por el Gobierno británico. 

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Segundo, cualquier acuerdo de paz debe garantizar la soberanía y seguridad en Ucrania y Kiev debe estar en las negociaciones. Un mensaje claro para el presidente Trump que le había cerrado la puerta a Zelenski.

Tercero, se seguirá impulsando la capacidad ofensiva ucraniana para disuadir una futura invasión y, cuarto, se creará una coalición de buena voluntad para garantizar una paz duradera en territorio ucraniano. 

Según el portal de noticias Político, “los dos países (Francia y Reino Unido) llevan semanas trabajando en la elaboración de una propuesta para desplegar tropas de paz en Ucrania tras la esperada tregua negociada con Rusia”.  

En Londres, tras la cumbre de líderes, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, confirmó que “soldados europeos tendrán que ser desplegados en Ucrania en un cese al fuego”.  

Sin embargo, hay más preguntas que respuestas sobre esa presencia de tropas europeas en Ucrania si se da un acuerdo.

“Va a tener que ser pensado políticamente muy bien, porque Rusia, dependiendo de quién impone el mandato de tropas, va a tener una respuesta. Si son tropas de la OTAN, Rusia no lo va a permitir, porque toda esta guerra, al menos bajo los ojos de Putin, es por la expansión de la OTAN”, afirma Carlos Solar, experto The Royal United Services Institute (RUSI).  

También habría otros elementos y riesgos a considerar a la hora de desplegar tropas británicas o europeas, explican los expertos.  

“Si bien una operación de mantenimiento de la paz liderada por el Reino Unido podría ser vital para estabilizar la situación en Ucrania, conlleva importantes riesgos estratégicos. El envío de fuerzas considerables a Ucrania podría limitar la capacidad del Reino Unido para participar en otras operaciones militares cruciales. Por ejemplo, si Rusia pusiera a prueba la determinación de la OTAN intensificando las tensiones en el Báltico, las Fuerzas Armadas británicas podrían verse sobrecargadas y sin recursos suficientes para apoyar a los aliados de la OTAN en otros lugares”, sostiene Nemeth.  

Reino Unido, la principal potencia militar de Europa

En la víspera del encuentro con Trump en Washington, Keir Starmer anunció que para 2027 el gasto en defensa pasará del 2,3% al 2,5% del PIB y aumentará a un 3% para el 2030.  

La urgencia llegó de la mano de Trump quien, desde su primer gobierno, exigía de Europa un aumento del gasto para su propia defensa. 

“Las Fuerzas Armadas británicas están sutilmente en guerra, lo han estado desde los últimos tres años. Entonces, se está proponiendo ese aumento en el gasto militar que no va a ser fácil de conseguir, pensando en las otras demandas de gastos que tiene el Estado, la austeridad fiscal que se había prometido o que se ha prometido en otros sectores, como en salud y en educación”, señala Solar.  

La urgencia llega amarrada a la incertidumbre que caracteriza a Trump, tanto en la “relación especial” con Reino Unido como en su vínculo con la OTAN.  Reino Unido está avanzando sus planes para fortalecer y actualizar su capacidad militar, que se ubica como una de las más poderosas de Europa.  

“Posee activos militares avanzados de los que carecen la mayoría de las demás naciones europeas, como dos portaaviones operativos, disuasión nuclear independiente y sofisticadas capacidades de inteligencia y vigilancia. Además, las fuerzas británicas cuentan con una amplia experiencia operativa”, afirma Nemeth.  

Sin embargo, agrega el experto, “la situación ha empeorado recientemente debido a la cuantiosa ayuda militar prestada a Ucrania, que agotó reservas críticas de munición, armas y equipo, lo que agravó la presión sobre los recursos de defensa británicos”. 

El diario 'The Times' afirma, citando a expertos, que “drones, proyectiles y vehículos blindados deben comprarse rápidamente en medio de advertencias de que el Reino Unido no puede depender únicamente de la lenta adquisición de barcos, submarinos y aviones de combate”.  

Otra pregunta que surge, mientras Europa avanza hacia su rearme, es cómo los ataques constantes y amenazas de Trump a sus aliados europeos y a Canadá comprometen el futuro de la OTAN.  

“El futuro de la alianza se verá determinado por esta creciente brecha, caracterizada por la disminución del compromiso estadounidense bajo el mandato de Trump y la creciente determinación de Europa de lograr capacidades de seguridad creíbles y autónomas. La OTAN, en su forma tradicional, se enfrenta así a un desafío existencial que podría llevar a una arquitectura de seguridad significativamente alterada en Europa”, afirma Nemeth.   

A nivel local, la prioridad de fortalecer la capacidad de defensa significará un recorte en el presupuesto del estado bienestar británico que, a futuro, tendrá un impacto en el electorado.  

La medida inmediata de recortar la ayuda internacional originó la renuncia de la ministra de desarrollo internacional, Anneliese Dodds.  

France24

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