Desde que Donald Trump volvió a la Casa Blanca, Elon Musk ha ganado más poder que nunca: vigila un billonario gasto federal -casi 7 billones de dólares en el año fiscal que terminó en septiembre pasado- y le habla al oído al jefe de Estado. Pero, al tiempo, el precio de la acción de Tesla, una de sus empresas insignia, se ha desplomado en los últimos meses. ¿Por qué? Lo analizamos.
Frente a la Casa Blanca, Elon Musk bromeaba esta semana con "darle un infarto al Servicio Secreto" mientras hablaba con Donald Trump sobre cómo arrancar un vehículo que puede alcanzar los 95 kilómetros por hora en apenas segundos, a sabiendas de que al presidente de Estados Unidos no le está permitido conducir.
Desde el asiento de copiloto, el CEO de Tesla le vendió al mandatario un sedán rojo brillante en 80.000 dólares. Trump, quien dijo que no quería un descuento, declaró a la prensa que firmaría un cheque por el auto y lo dejaría a disposición de su personal para conducirlo.
El jefe de Estado de la mayor economía del mundo expresó, ese 11 de marzo, su esperanza de que su compra servirá para persuadir a los compradores y le dará un impulso a la compañía, que enfrenta uno de sus momentos más críticos.
Musk sigue siendo el más rico, pero hoy es menos rico
Elon Musk no solo es el fundador y CEO de la otra líder mundial en la industria de los vehículos eléctricos. El magnate sudafricano también es el director ejecutivo de SpaceX y el dueño de la red social X.
Sin embargo, es el desplome bursátil de Tesla lo que más ha contribuido a que el mayor financiador individual de la campaña de Trump a la Presidencia haya borrado miles de millones de dólares de su riqueza personal. El excéntrico multimillonario posee un 13% de la empresa.
Con un patrimonio actual estimado de 314.000 millones de dólares, Elon Musk sigue liderando el índice de billonarios de la agencia Bloomberg. Pero hace dos meses, amasaba una fortuna 449.000 millones de dólares, unos 135.000 millones de dólares más que hoy.
La capitalización bursátil de Tesla, que define gran parte de su riqueza, se ha reducido a más de la mitad desde que alcanzó un máximo histórico de 1,5 billones de dólares el pasado 17 de diciembre. El valor de la acción es hoy un 40% menor a cuando Donald Trump volvió a la Blanca y está un 14% por debajo del día después de las elecciones presidenciales del 6 de noviembre.
“Nos cuesta pensar en algo análogo en la historia de la industria automotriz, en el que una marca haya perdido tanto valor tan rápidamente”, escribieron esta semana los analistas de JPMorgan en una nota a los inversionistas.
Elon el empresario vs. Elon el funcionario
Mientras su empresa insignia pierde brillo, Elon Musk lidera los esfuerzos de la Casa Blanca para reducir el tamaño del gobierno federal, a través del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental, desde donde ha impulsado multimillonarios y polémicos recortes de gasto.
Últimamente, activistas han organizado las llamadas protestas "Tesla Takedown" para expresar su descontento por el papel de Musk en los drásticos recortes a la plantilla federal y la cancelación de contratos que financian programas humanitarios en todo el mundo.
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La reducción de gastos, además, hace parte de una estrategia gubernamental más amplia para reducir el déficit gubernamental, un plan que, al incluir iniciativas como la introducción de aranceles adicionales, paradójicamente podría terminar por afectar a empresas como la misma Tesla.
¿Amigos o rivales?: las políticas de Trump golpean a los vehículos eléctricos
Por ejemplo, con impuestos de aduana más altos a China, uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos, así como un gravamen general del 25% a las importaciones de acero y aluminio, la industria automotriz prevé un impacto negativo.
“Todo el tema de los aranceles es un riesgo muy relevante. Eso mata a todas las automotrices porque les incrementa los costos de producción. Para hacer autos necesitas una cantidad de acero y aluminio”, dijo a France 24 Alberto Bernal, director de Estrategia Global de XP.
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En enero pasado, Trump criticó duramente a los vehículos eléctricos, revocando una orden ejecutiva de 2021 firmada por su predecesor, Joe Biden, que buscaba garantizar que la mitad de los vehículos nuevos vendidos en Estados Unidos para 2030 fueran eléctricos.
Los planes de la Administración también incluyen revertir las normas de emisiones que obligaban a los fabricantes a transitar más rápido hacia tecnologías limpias, así como derogar los créditos fiscales para la compra de este tipo de ejemplares.
“Los aranceles tendrán un efecto sobre el costo de producción y, junto con la eliminación de los subsidios a los autos eléctricos, llevarán a que Tesla sufra mucho más que otras empresas que fabrican en Estados Unidos y que tienen más producción de autos no eléctricos”, dijo en diálogo con France 24 Claudio Loser, exdirector del Fondo Monetario Internacional para América Latina.
Más allá de la política, Tesla no es la misma de antes
Aunque la incertidumbre sobre la imposición o no de nuevos aranceles ha dejado a los inversionistas con los nervios de punta y, de paso, golpeadas las acciones de los pesos pesados de Wall Street, el desplome de la acción de Tesla tiene otras posibles explicaciones.
Las protestas contra la actividad política de Musk y la preocupación de los inversionistas de que su nuevo rol esté distrayendo al multimillonario de su principal fuente de ingresos se suman a la caída de los ingresos y los beneficios. El año pasado registró su primera caída en ventas anuales.
Además de arrebatarle el puesto como el mayor productor de vehículos eléctricos del mundo, el emergente gigante chino BYD ha venido ganándole terreno a su rival estadounidense en medio de una guerra de precios.
La participación del mercado de Tesla en el segmento de vehículos eléctricos solo con batería de China, su segundo mayor mercado, cayó al 10,4% el año pasado, desde el 11,7% en 2023.
Con Reuters, AFP, AP y medios locales
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