Cada mes de agosto, cientos de personas se reúnen en las calles de la isla nipona para bailar al ritmo de los tambores y honrar a sus familiares muertos durante los días de Obon. En parques, templos y principales avenidas se realiza la celebración budista con más de 500 años de historia.
Japón preserva su cultura y tradiciones milenarias a pesar de su indiscutible avance tecnológico. El Año Nuevo y el Obon destacan entre las costumbres que paralizan al país al ritmo de las actividades comunitarias.
Cada mes de agosto, los japoneses se preparan para honrar a sus ancestros fallecidos. Los días de obon —días de los muertos para occidente— contemplan una fecha familiar en la que muchos regresan a sus lugares de origen, visitan las tumbas de sus seres queridos y las limpian con delicadeza y amor.
El Obon es una tradición budista con más de 500 años de historia en la que, además de honrar y rezar por los familiares fallecidos, se organizan distintos matsuri o festivales en todo el país. En cada uno de esos eventos de verano se realiza el Bon odori.
Durante los días de Obon se cree que los ancestros vienen a visitar a sus familiares. Para los japoneses, una forma de honrarlos y bailar con ellos es a través de la danza Bon odori. Al ritmo del taiko o tambor japonés, los asistentes bailan en coreografía repetitiva durante horas.
“El Bon odori es una tradición que continúa viva. Como músico y aficionado de bailes de pareja, lo interesante es la coreografía corta y repetitiva que, intencionalmente, no coincide con la estructura de la música. La estructura de la música es un múltiplo de 8 compases, la coreografía está en 10, y así desincroniza siempre. Creo que es para poder bailar una coreografía corta y simple durante mucho tiempo sin estar aburrido”, explica Yuki Takeda, campeón mundial de silbido a France 24
El músico confiesa que aunque nació y creció en Tokio, apenas el año pasado pudo experimentar esta tradición en el interior del país, específicamente en Nagano. Para él, fue un evento memorable que pudo vivir por primera vez en sus más de 30 años.
“En el Obon se celebra el retorno de los espíritus ancestrales, pero mi conocimiento era vago. Sin embargo, hace un año fui a pasar los días de Obon en Nagano y por primera vez tuve la experiencia de orar, hacer fuego y hacer caballo de pepino y vaca de berenjena. Fue una vivencia muy importante para mí porque siendo japonés es primordial vivirlas de forma auténtica”, resalta el músico japonés.
Takeda agrega que las canciones clásicas se bailan y cantan cada año, pero en los últimos años se han incorporado canciones modernas al repertorio musical, como 'Anpanman Ondo' y 'Pokémon Ondo' para atraer a un público juvenil y preservar la tradición.
Celebraciones comunitarias
Las fechas de los festivales varían de acuerdo con la comunidad y ciudad. Cada lugar se organiza para celebrar el evento durante un fin de semana del mes de agosto o septiembre.
En Japón, los detalles nunca se dejan al azar, por ello los organizadores preparan este evento durante meses y practican la coreografía para que a nadie se le olvide ningún movimiento.
En el Bon odori, las personas asisten vestidas de yukata, el tradicional kimono japonés de verano del color de su preferencia, compran tickets en la entrada para adquirir comida y bebidas en el festival, que suele celebrarse en parques, templos o principales calles del país.
El kakigori o granizado japonés y los yakisoba resaltan entre lo más buscado de cada festival de verano. Pero el evento que comienza al final del día y se extiende hasta la noche, permite que hasta los asistentes menos experimentados se aprendan la coreografía y puedan comenzar a bailar durante horas.
Para los japoneses es vital enseñar la coreografía y tradiciones a las nuevas generaciones. Algunos aseguran que cada año se pierden detalles de las costumbres.
“Cuando era pequeño, el Obon era una época en la que nosotros nos reuníamos en casa de mis abuelos e íbamos juntos a las tumbas de nuestros ancestros porque se cree que los muertos vuelven a nuestro mundo. Por eso, yo lo adoraba y disfrutaba mucho, pero ahora para mí es un día cualquiera, aunque sé que para muchos el Obon sigue siendo algo importante”, indica Sota Hasegawa a France 24.
El joven asegura que con frecuencia observa programas de televisión en el que señalan que cada año agregan canciones modernas a la celebración, como Bon Jovi, entre otros, para atraer a visitantes jóvenes.
“Cuando era niño asistía cada año, ahora tengo tiempo sin unirme al Bon odori, pero la tradición ha cambiado mucho”, enfatiza Hasegawa.
Patrimonio de la humanidad
El Gujo Odori es una de las principales danzas del Bon odori de Japón. En 2022 fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco como Furyu Odori o Danza Elegante.
El baile inició durante el periodo Edo entre 1603 y 1867 y tiene más de 400 años de historia. Este año se realizarán 30 noches de bailes hasta el mes de septiembre.
Daisuke Kamimura, director de arte de la asociación Gujo Odorigi, explica a France 24 que durante los días de Obon se baila desde las 8 de la noche hasta las 5 de la mañana del día siguiente.
“Cualquier persona puede participar con ropa informal si desea, lo que la convierte en una tradición de verano que se mezcla con la historia. Las organizaciones locales como la Sociedad para la Preservación de Gujo Odori, son las principales responsables de la preservación y gestión de la danza”, indica Kamimura a France 24.
El japonés detalla que los preparativos comienzan al finalizar cada evento en la que se registran los problemas y posibles soluciones de la más reciente edición, pero no es hasta la primavera que comienzan a definir todos los planes para el festival de ese año.
“A partir de junio, avanzan los preparativos para los participantes, con la información sobre la yukata y geta (sandalias tradicionales japonesas de madera) y los talleres.
A mediados de julio, las linternas, el montaje del lugar y los sistemas de control de tráfico ya están instalados, y la actividad a gran escala comienza con el Festival de la fundación”, añade Kamimura a este medio.
Para Daisuke Kamimura, el Gujo Odori es una celebración de encuentro y tradición cultural para preservar en el futuro. A pesar del componente religioso y de duelo por los antepasados, el Gujo Odori permite que residentes y locales se reúnan en templos, festivales, santuarios, entre otros, al ritmo de la danza.
“Es un evento importante que nos permite sentirnos conectados con el mundo invisible, y cuando vamos a bailar, nos encontramos con alguien conocido, compartimos una bebida y mantenemos una conversación animada”, resalta Kamimura.
Turismo masivo en Japón
Cada año aumenta la participación en los festivales de verano, según los organizadores. Tras la finalización de las políticas por la pandemia del Covid-19, la devaluación del yen frente al dólar y el atractivo turístico del país del sol naciente, los visitantes extranjeros exploran la cultura y documentan en redes sociales.
En el mes de julio, la isla nipona recibió 3,43 millones de turistas extranjeros según la Organización de Turismo de Japón. Una cifra récord que representa un aumento del 4,4 % si se compara con el mes de julio de 2024.
Entre enero y julio de 2025, la cifra asciende a 24,9 millones de turistas, lo que implica un crecimiento de 18,4 % si se compara con el mismo periodo de 2024.
Mientras la popularidad de Japón crece en redes sociales y atrae a millones de visitantes que desean explorar su cultura, los japoneses enfrentan el desafío de preservar sus tradiciones milenarias y de transmitir a los visitantes la importancia de respetar sus costumbres y reglas, incluso cuando la barrera del idioma parece interponerse.
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