Al recibir una llamada de los directivos de la Fundación Tierra Blanca para que participara en un coloquio sobre La vida y la obra de Gabriel García Márquez, en el cual estaría presente el honorable embajador de Colombia en nuestro país, inmediatamente les dije que coordinaría ese viaje con mis hijas, porque, desde una opción muy personal, quería participar en tan magno evento cultural de mi pueblo natal, como siempre lo he hecho.

Salimos de la capital el viernes en la mañana y, tan pronto llegamos a Neiba, me integré a las actividades del día en la XII Feria Internacional del Libro y la Cultura de Neiba 2025.

El coloquio Vida y obra de Gabriel García Márquez estaba fijado para el sábado 15, a las 11:30 a. m.; pero realmente inició cinco horas después, sin ninguna excusa protocolar de los organizadores. Eso no debe suceder. Hay que planificar y controlar las actividades.

Antes de ese evento cultural, el sobresaliente maestro de la medicina, Dr. Pedro Pablo Díaz Vásquez, había desarrollado una importantísima conferencia sobre la medicina en Neiba, desde principios del siglo XIX hasta 1930.

Puedo confesarles que se trata de un trabajo que debe ser ampliado en formato de libro, porque ahí hay datos que nos invitan a mirar nuestras raíces culturales, nuestro pensar y nuestro hacer.

Es un trabajo cuya publicación debería auspiciar esa fundación, por el desarrollo de la identidad sociocultural y por la consolidación de nuestra sureñidad cimarrona.

Entrando ya al coloquio sobre Vida y obra de García Márquez, iniciamos con la participación del buen amigo Rafael Peralta Romero, actual director de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña, quien trató sobre Márquez y su obra Cien años de soledad (1967).

Terminada la exposición del escritor Peralta Romero, el poeta sanjuanero Rafael Pineda también se refirió a las dimensiones multiexpresivas en Cien años de soledad.

Después, la escritora Delsi José hizo gala de su exposición, resaltando los valores estéticos y políticos del escritor y su obra.

Luego, el comunicador, poeta y narrador Luesmil Castor trató, de manera clara y precisa, la proyección humanística de Cien años de soledad y los valores políticos que sobresalen en esa obra.

Tras la exposición de Luesmil Castor, me correspondió el turno. Me quedé de manera indiscreta, porque nada más nos dieron cinco minutos para nuestra exposición. Pese a esta sincera queja, no puedo dejar de felicitar a los organizadores de la única feria del libro y la cultura que se celebra en el Sur. ¡Sigamos adelante!

Expuse sobre el tema Realidad, mito, ficción y memoria en la obra Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Sobre ese tema dije que:

La realidad es uno de los fundamentos esenciales asumidos por Gabriel García Márquez en Cien años de soledad; pero una realidad que trasciende el transcurrir cotidiano de Colombia, porque abarca la intensa realidad política, social, espiritual y cultural de Latinoamérica y el Caribe.

No es posible leer Cien años de soledad sin que nuestro Caribe cimarrón e intenso no salga a primera vista, desde sus luchas libertarias y los atropellos de las fuerzas políticas de poder, bajo la asesoría de sectores retrógrados de los Estados Unidos de Norteamérica, incluso en la actualidad.

En cuanto al mito, resalté que en Cien años de soledad las creencias del ser caribeño están latentes, junto a las miradas y al espíritu del sujeto actuante latinoamericano y caribeño y sus necesidades ancestrales.

La ficción, como base del potencial creativo y del imaginario del sujeto creador, es una vertiente temática que se entrecruza en la obra. La narratividad presente en ella, con su descripción colorida y viva, detalla las características del ambiente que sirve de plataforma a los sujetos actuantes, convirtiendo la obra en una muestra irrefutable de solidez estética y emotiva.

Expliqué que lo ficcional en Cien años de soledad es la mirada del sujeto creador sobre nuestros pueblos latinoamericanos y que, de haberse escrito únicamente desde la cultura y vivencias de Colombia, la obra no habría impactado a los sujetos lectores como lo ha hecho en este fenómeno editorial inagotable.

Cuando abordé el tema de la memoria en Cien años de soledad, aproveché para recordarles a nuestros escritores y escritoras neiberos que recurrir a la memoria es hacer un recorrido por lo que ha sido nuestro vivir en el barrio; es escribir sobre el accionar de nuestra gente, sin necesidad de abordar temas que no conocemos ni hemos vivido.

Que recuerden cómo el doctor Pedro Pablo Díaz Vásquez nos habla de los parteros y parteras, brujos y brujas de nuestros barrios, así como de nuestros ensalmadores, sobabarrigas, curanderos y curanderas.

Esos personajes deben ser trabajados en nuestra poesía, en nuestra narrativa y en nuestras anécdotas, porque la memoria es espejo de nosotros mismos y de nuestra realidad temporal, geográfica e inmediata.

He ahí el simbolismo del Caribe y su tránsito histórico, trillando los caminos políticos y las necesidades de nuestra gente caribeña. Cien años de soledad es una muestra de cómo, desde la literatura, podemos darle vida a nuestro entorno, a nuestra gente, desde sus creencias y sus diferentes maneras de verse a sí mismos y de ver a los demás.

Cerré diciendo que en Cien años de soledad el mito, la realidad, la ficción y la memoria se fusionan para proyectar una imagen simbólica y visual de la realidad latinoamericana y caribeña, desde una narrativa basada en el suspenso, la ironía, el humor y la expectativa del sujeto lector, frente al discurso narrativo y al poder imaginativo de un sujeto creador excepcional dentro de la literatura universal.

Julio Cuevas

Poeta

Poeta, ensayista y crítico literario. Licenciatura en Educación, mención Filosofía y Letras-UASD. Maestria en Lingüística Aplicada-INTEC. Doctor en Derecho-O&M, con Maestria en Relaciones Internacionales, para el Área del Caribe-FLACSO-INTEC. Administración Cultural en Venezuela-OEA-CLACDEC. Fue Embajador, Encargado de Asuntos Culturales de la Cancillería dominicana. Ex-Secretario General de la Comisión Dominicana para la UNESCO. Es egresado de la Escuela Diplomática y Consular del Ministerio de Relaciones Exteriores. Actual Embajador Adscrito. Doctorado en Filosofía para un Mundo Global, Universidad País Vasco. OBRAS: ¨Epistolario del Crepúsculo¨, (poemas, 1974), ¨Visión Critica en Torno a la Poesía de Víctor Villegas¨, (Ensayo, 1975), ¨Testimonio del Tiempo¨ (poemas, 1986), ¨Homenaje en Tono Oblicuo¨ (poemas, 1992), ¨Los Cantos del Hierofante¨ (poemas, 1997),¨Poemas Tierra Adentro¨ (poema, 2008) y Literatura Infantil para el Desarrollo de la Creatividad y el Pensamiento Crítico (Ensayo,2013). Profesor Escuela de Letras UASD.

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