¿Cómo se imagina y reimagina la realidad en un texto literario? Sería la pregunta de entrada. Nos colocamos ante tres términos que deben ser explicados: realidad, imaginar y reimaginar, en ese mismo orden. No entraremos en detalles sobre las diferentes teorías de la realidad o lo real, planteadas por la filosofía platónica, aristotélica, kantiana o cartesiana. Tampoco desde la realidad objetiva, subjetiva, social, virtual, aumentada y mixta. El acercamiento a la realidad a partir de los enfoques anteriores aplicados desde un texto literario conlleva un ejercicio intelectual más depurado y reflexivo. El abordaje de la imaginación, y luego de la reimaginación sobre la realidad estudiada, también soportaría análisis de tipo cognitivo, creativo, estético y de otra naturaleza. Sin embargo, no debemos dejar a nuestros lectores sin el contacto mínimo con algunas de esas teorías y corrientes temáticas.
Para algunos, la realidad objetiva existe sin importar la percepción individual; la subjetiva está influenciada por nuestras experiencias, emociones y creencias; la social es creada a partir de los valores y creencias como producto de la socialización y la cultura. Otra forma de definir la realidad en la filosofía contemporánea es con el realismo especulativo.
Platón diferenciaba entre el mundo sensible y el inteligible; Aristóteles consideraba la realidad como algo racional, la cual era accesible por medio de la razón. El acceso a la realidad, según Emmanuel Kant, era por medio de la experiencia sensorial y René Descartes consideró las ideas como realidades inmanentes e hizo distinción entre la realidad y la experiencia.
El conocimiento de la realidad, en el mundo filosófico y científico, siempre ha desafiado los límites, como lo hicieron los poskantianos: Hegel, Schelling y Fichte, los cuales han ofrecido nuevas configuraciones de la misma. Se destacan los planteamientos del realismo metafísico que define la realidad como algo objetivo, independiente de la mente. Este tipo de realismo aparece en la filosofía como producto de la evolución del pensamiento y lo encontramos en Parménides, Platón, Aristóteles, Descartes y Popper.
Cualquiera que sea la tendencia filosófica o científica de la realidad y lo real, en el texto literario se lidiará con ella. La manera de acceder estaría influenciada por el pensamiento, cultura y contexto del autor, el cual le imprimirá su sello, consciente o inconscientemente.
Al enfrentarse con el texto literario, el autor encuentra el medio donde fluir, canalizar sus ideas, sus pulsaciones estéticas, configurando su realidad y la de los otros. Algunos con características afines se han agrupado partiendo de sus contextos, conocimientos, experiencias, creencias, emociones y sensaciones. Por ejemplo, en el romanticismo los autores privilegiaban lo emocional. En menor proporción también lo hicieron los del simbolismo, el realismo y el modernismo. En tanto, en el realismo social y el socialista privilegiaban lo social, la expresión de las sociedades. El enfoque de la experiencia espiritual y lo divino es sustentado por la literatura mística, que incluye la ficción religiosa, la literatura ascética, la hagiografía, la crónica y la poesía religiosa.
Cada ismo en la literatura procura el planteamiento de nuevas formas de explorar o expresar la realidad, del autor y del contexto. Así lo encontramos en el barroquismo, neoclasicismo, romanticismo, realismo, surrealismo, modernismo, realismo mágico, interiorismo, efluvismo…
Siempre se abogará por una ruptura de los ismos o la quebradura de cualquier canon. Sin embargo, al hacerlo, lo que queda después es la construcción de otro ismo u otro canon. Por supuesto, hay literatura anticanónica que desafía lo tradicional e incluye obras segregadas y minimizadas. Aquellas que no son tomadas en cuenta por las instituciones académicas y culturales, que definen el movimiento o el canon.
Muchos autores han desafiado las formas de plantear el tiempo en la literatura. Rompieron con la concepción clásica de la linealidad y experimentaron con el de tipo circular o simplemente con la intemporalidad. La dictadura del tiempo lineal planteó mecanismos y estructuras literarias específicas. Los hechos narrados podían desbordar la estructura temporal de tipo pasado-presente-futuro y se perdían hechos importantes de la historia narrada. Resultado: Emergen otras formas de introducirse en la narrativa de los hechos de forma más acuciosa, apelando a los intersticios ocultos en el espacio-tiempo del lenguaje que no eran tomados en cuenta.
El conocimiento científico-teórico actual sobre el tiempo plantea formas para ser utilizadas en cualquier propuesta literaria. El llamado tiempo cuántico es aplicable en el texto, rompiendo las maneras clásicas de presentar la realidad o la verdad. Podría resultar caótico para el lector, pero a la vez desafiante. Ya en la República Dominicana se habla de la utilización del tiempo cuántico. Aunque no he tenido acceso al texto, la prensa nacional refiere que el escritor Ángel Pichardo Almonte, en su libro de cuentos Caminos del ser y otros cuentos cuánticos, aparece ese manejo del tiempo. Otro que en algún momento lo ha utilizado es Miguel Aníbal Perdomo. Siendo así, estos autores estarían reimaginando la realidad.
Existe una literatura cuántica que trata los temas científicos-teóricos de la física, como sucede en el libro La puerta de los tres cerrojos (2018) de Sonia Fernández-Vidal. Esta autora, a decir de Alex Rovira muestra “los misterios y las maravillas de la realidad cuántica”, construyendo con el relato “una aventura mágica”, como bien lo expresa Ken Blanchard.
Otro tipo de literatura cuántica es cuando el tiempo cuántico forma parte de las técnicas para narrar cualquier tema en la obra literaria.
La percepción de la realidad y la verdad objetiva en un contexto de posverdad desafía cómo entendemos las cosas. Por suerte, el acto literario no es necesariamente un ejercicio demostrativo ni aspira a encontrar e instalar la verdad y la realidad de forma imperecedera en un pedestal, como aspiraría cualquier ciencia. Esto ni siquiera es competencia de la filosofía. Sin embargo, es importante su búsqueda y su conformación para cultivar la ética de esa realidad, de la verdad y la conciencia. Por ejemplo, la búsqueda y descripción de una ética de la conciencia o de una conciencia ética podría ayudarnos con el desarrollo de nuestras facultades humanas de forma trascendente.
Todas las escuelas, movimientos, tendencias, espacios y contextos literarios suponen cierto atributo de tipo ético que les sirve de guía y basamento. Así ha sido desde la aparición de la escritura creativa. Ahora, ¿qué sería reimaginar la realidad en la escritura literaria? ¿Por qué habría de hacerse?
Pareciera que todas las formas de expresiones estéticas anteriores estuvieran agotadas. Entiendo que en cierta forma así es. La apertura de un nuevo milenio supone cambios radicales en la humanidad, así como sucedió al iniciar el segundo milenio de la era cristiana. Para entonces no solo se vislumbraron cambios, sino que se registraron algunos de cierta significación para la historia. En la Alta Edad Media se fortalece el cristianismo como religión dominante, se preservan los conocimientos, se extiende el mito del fin del mundo y el milenarismo; se modifica la estructura ideológica de la familia y la mujer con la enseñanza religiosa. Ahora, en la apertura del tercer milenio, habrían de esperarse cambios. De hecho, las democracias occidentales, imperios y civilizaciones entrarían en crisis. Se apuesta por la conquista y población del espacio interestelar, el registro masivo de la producción intelectual, el desarrollo de las tecnologías robóticas y las inteligencias artificiales. También, la preservación del ambiente, el incremento de la desacralización de las cosas y el conocimiento de mundos alternos por medio del avance de las ciencias cuánticas.
Ante tal escenario, presente y futurista, es obvio que se registren cambios en los productos de la creatividad, específicamente en el área que seguimos, que es la literatura. El tiempo, manejado en el texto, requiere de una reingeniería. El abordaje de las emociones y sentimientos humanos, también. Se está hablando hoy en día, en el discurso jurídico, de la ética aplicada a los robots. Se piensa en los derechos de esas “máquinas artificiales”. Pronto tendremos que legislar para que no se le viole el derecho a un robot poniéndolo a trabajar más de ocho horas. Ya ni pensar que un verso como este tendrá éxito en el tercer milenio. “Cuando beso tus labios carmesí, tiemblan en el cielo las estrellas”. ¡Noooo! No digan eso jamás. A nadie le gustará “una vaina así”.
Perdonen, ahora que escribo, me dan muchas ganas de reír. Pensé en los famosos versos de Federico García Lorca de “La casada infiel”, incluidos en el Romancero gitano, que dicen: “Sus muslos se me escapaban / como peces sorprendidos, la mitad llena de lumbres, / la mitad llena de fríos. Obviamente, estos versos describen un acto amoroso con una mujer (humana). Ahora aplíquele estos versos a un robot. Pasmosamente, esos versos un robot se los podrá recitar a su esposa robotita. Sus mulos “llenos de lumbres”, capaces de emitir luz eléctrica y “llenos de fríos”. ¿Qué puede usted esperar al acariciar un muslo metálico? Que esté frío. Entonces, la percepción de la realidad y lo real debe suponer una reimaginación. Lo difícil sería: ¿Cuáles bases éticas la sustentarían? ¿Triunfará la posverdad como discurso de reestructuración perceptiva de esa realidad? ¿Las crisis del ser ético seguirán profundizándose? ¿Cuáles serán las columnas que soportarán el multiverso creativo literario? Interminables preguntas emergerán a partir de las reflexiones subsiguientes.
Ocupa mucho el desafío que tienen los escritores en este tiempo, principalmente con la atomización de las sociedades y el individuo; con la amenaza de disolución de núcleos sociales e institucionales, de espacios colectivos que construyen y fortalecen el pensamiento de las épocas. El escritor es un intérprete de la realidad. Ahora tendrá que reimaginarla. Tendrá que esforzarse y realizar actos de transmudación mental, emocional y sensorial para afinar su propuesta literaria.
Virgilio López Azuán
Domingo 1 de junio de 2025
Publicación para Acento. No. 149
Virgilio López Azuán en Acento.com.do
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