Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca pudo haber sido encasillado como una simple crónica histórica del siglo XVI. Sin embargo, este libro en realidad constituye un testimonio literario profundo de la transformación personal. Cabeza de Vaca relata el cambio inminente que surgió de la mano del instinto de supervivencia, la cual nace de la empatía y la meditación mas no en la espada.
El proceso de humillación física y social que sufre Cabeza de Vaca y que lo despoja de su identidad europea es el primer paso en camino a este cambio. De ser alguien de valor como tesorero y alguacil mayor de Su Majestad, pasa a ser un esclavo, un mercader ambulante y finalmente un sencillo curandero desnudo. La inversión de roles es brutal y crucial; el estatus no es nada en medio de la necesidad. El conquistador se ve obligado a adoptar la cultura que antes tenía pensado subyugar.
La falta de sentimentalismos por parte del autor al construir una antítesis retórica de la vestimenta como símbolo de autoridad frente a la vulnerabilidad. El signo más sólido que representa el despojo de los sobrevivientes es la desnudez, pues su carencia fue tan extrema que su única prenda era aquella que solo la naturaleza les había dado. La desnudez no es solo la falta de vestimenta, sino el símbolo de rendición ante el medio que no presenta un respeto ni importancia por la jerarquía europea.
El deseo por persistir lo lleva a vivir de forma ambulante, dominando el arte del trueque, moviéndose entre las tribus como un mercader, una función inimaginable para un oficial real, pero necesaria en su anhelo por sobrevivir. El hambre se describe como una vivida personificación, dando a entender que la miseria era un compañero de viaje permanente y constante.
La transformación del poder militar en poder espiritual es otro punto de quiebre en el relato. Cuando los indios fuerzan a los náufragos a curar, los españoles despojados del uso de sus armas de fuego y de la espada, encuentran una nueva forma de imponer su autoridad, basada en la fe y la mediación. Este nuevo “dominio” originado de la impotencia; obligados a sanar, invocan a Dios, y el éxito de sus curaciones valida su estatus sobrenatural ante los nativos.
Combinando los ritos indígenas con la invocación cristiana, el cronista detalla la práctica cuyo existo se convierte en su instrumento de poder. Explica como sus curaciones consistían en soplar y santiguar, y con los rezos que mejor sabían, dejando claro ante los nativos que solo Dios era el verdadero sanador. La evangelización pacífica se ve presente en las prácticas de curación, haciendo demostración de que con la piedad puede ser mas efectiva que con la violencia.
Las curaciones son descritas con asombro, pintándose de hipérboles que consolidan la creencia indígena en el origen divino de los náufragos. La persistente repetición del tema de la curación y la fe a lo largo del desarrollo de la travesía funciona como validación de su nueva identidad.
La identidad híbrida del náufrago es la ruptura final, este ya no se ve identificado con la moral de los soldados españoles, construyendo así una crítica ética a la conquista tradicional. Cabeza de Vaca se ha adaptado al tal punto que ya no comparte los valores de sus compatriotas, cuyo objetivo es únicamente la captura de esclavos y obtener riquezas. El haber convivido codo a codo con los nativos y ser testigo de su generosidad lo hace conocedor de la brutalidad a la que equivale la práctica esclavista.
La antítesis fundamental que se revela entre la generosidad que les fue entregada de la mano de los nativos y la avaricia depredadora de los conquistadores es un despertar devastador. Los indios al notar las diferencias tan notorias en el comportamiento de los soldados dudan que sean de la misma nación que Cabeza de Vaca. Rompiendo sin mas el respeto mutuo que existía entre los nativos y los náufragos.
La lección detrás del libro es como la pérdida y la humildad forzosa pueden redefinir la humanidad y la moral. El verdadero éxito de Álvar Núñez no fue regresar a España, fue crear un vínculo alternativo de relación con el Nuevo Mundo, nacido de la convivencia y el respeto en un marco de contraste con la norma. Su travesía simboliza la caída de la soberbia de la conquista mutando en la dignidad de la mediación. En última instancia, Naufragios es una reflexión atemporal que nos invita a entender que la verdadera posesión de la tierra empieza por la posesión de la virtud.
Fuente
- Cabeza de Vaca, A. N. (1542). Naufragios y comentarios.
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