La Semana Patriótica en Santo Domingo encabezada por Luisa Ozema Pellerano.

La Primera Ocupación Militar Norteamericana encontró una gran resistencia cívica y armada en diferentes sectores del pueblo dominicano a partir del 15 de mayo de 1916, ocasión en que la Armada de los Estados Unidos humilló con sus botas el territorio de la República Dominicana.

La intelectualidad dominicana jugó un papel de primer orden tanto en la organización de la acción popular como en la denuncia nacional e internacional de los atropellos de que fue víctima la ciudadanía por parte de la soldadesca yanqui.

La intelectualidad dominicana dio un paso al frente el 8 de febrero de 1920, al plantearse darle un carácter de masas a la lucha por la desocupación “pura y simple” del territorio dominicano por parte de las tropas norteamericanas, con la creación de la Unión Nacional Dominicana (UND), procediendo a publicar el Credo Nacionalista el 20 de marzo de 1920, con la firma de 2,755 personas, de las cuales 2,530 eran hombres y 225 eran mujeres.

La UND estaba encabezada por intelectuales de la talla de Emiliano Tejera, Américo Lugo, Fabio Fiallo, Federico García Godoy, Luis Conrado del Castillo, Rafael Justino Castillo, José Ramón López, Félix Evaristo Mejía, Emilio Prud´homme, Francisco Prats-Ramírez, Carlos Larrazábal Blanco, Manuel Arturo Peña Batlle, Rafael Estrella Ureña, Andrés Avelino, Joaquín Balaguer, Patín Maceo, Viriato Fiallo, Enrique Henríquez, Emilio Billini, Ángel Rafael Lamarche, Alcides García Lluberes, Manuel Antonio Machado, Pbro. Rafael Conrado Castellanos Martínez, Bayoán de Hostos, Emilio Tejera Bonetti, Octavio Beras, Ramón Emilio Jiménez, Mario Saviñón, Luis F. Mejía, Luis F. Vidal, César Tolentino, Pbro. Manuel de Jesús González, Horacio Blanco Fombona y Antonio Hoepelman, entre otros, quien estaban totalmente comprometidos o identificados con la causa nacional.

Entre las mujeres que firmaron el Credo Nacionalista e integraron la Junta Patriótica de Damas, destacan: Rosa de Noel Henríquez, Luisa Ozema Pellerano de Henríquez, Cristina Morales de Billini, Mercedes Laura Aguiar, Floripez Mieses, Mélida Morales del Castillo, Eduviges Rosa, Rita Indiana del Castillo, Consuelo Guerrero, Lidia Castellano, Bernardita Pérez, Marina Acevedo, Amelia Margarita Baehr, Rosa Julia Malagón, Luz Castellanos, Consuelo Valverde, América Franco, Gloria Ariza, Rosa Emilia Bermúdez, Aurora de Malagón, Luisa de Brugal, Luz de Asencio, María de Cucurulo, Tomasina de Estrella Ureña, Amanda de Ginebra, Moraima de Franco, Noemí de Bonelly, Amelia de Batlle y Otilia de Franco Bidó, entre otras.

La Semana Patriótica: una acción antiimperialista de masas

Una acción de gran impacto organizada por la Unión Nacional Dominicana (UND), con el apoyo de las Juntas Nacionalistas y las Juntas Patrióticas de Damas de los diferentes puntos del país, fue la Semana Patriótica, con la que se buscaba elevar los niveles de conciencia patriótica del pueblo dominicano, profundizar los niveles de protesta popular contra el gobierno de ocupación norteamericana y contribuir al financiamiento de las labores del Presidente Henríquez y de las misiones nacionalistas en el exterior, siendo las ciudades de Santo Domingo y Santiago el centro de la misma, aunque en diferentes lugares del país se realizaron múltiples eventos locales de fervor nacionalista.

En Santiago de los Caballeros–desde donde partió la iniciativa-, la Semana Patriótica se realizó entre el domingo 6 de junio y el martes 8 de marzo, con actividades como las siguientes: un solemne servicio religioso en la Parroquia La Altagracia, con una recolección de ofrenda o limosna para la causa patriótica a cargo de las señoritas Lidia Castellano, Bernardita Pérez, Marina Acevedo, Amelia Margarita Baehr, Rosa Julia Malagón, Luz Castellanos, Consuelo Valverde y América Franco.

De igual manera, carreras de caballos en la Pista de Carrera de Santiago; Concierto en el Parque Duarte, auspiciado por el Club de Damas; Comités Encargados de Colectar Ofrendas en todo el municipio de Santiago para la causa nacional, partiendo de la Logia Nuevo Mundo, donde destacan nombres como los de Ulises Franco Bidó, Augusto Franco Bidó, Darío Contreras, Rafael Estrella Ureña, Horacio Vásquez, Aminta de Espaillat, Eladio Victoria y Agustín Malagón, entre otros/as.

También hubo Comités Encargados de Colectar Donaciones para la Kermesse y la venta de números para la Rifa de un Caballo, donde destacan como responsables Gloria Ariza, Rosa Emilia Bermúdez, Aurora de Malagón, Luisa de Brugal, Luz de Asencio, María de Cucurulo, Tomasina de Estrella Ureña, Amanda de Ginebra, Moraima de Franco, Noemí de Bonelly, Amelia de Batlle y Otilia de Franco Bidó, entre otras.

Asimismo, se realizó un gran baile y un majestuoso espectáculo, a las 8 de la noche del martes 8 de marzo de 1920 en el Centro de Recreo. Otras actividades emprendidas por los diferentes Comités de Celebración de la Semana Patriótica fueron: visitas a las industrias y a los comercios de Santiago de los Caballeros, ventas de boletos para los actos, espectáculos y diversiones que se ofrecían dentro de la Semana, recolección de objetos casa por casa, rifas, bazares, retretas, y veladas lírico-literarias, entre muchas otras.

La Semana Patriótica se realizó en Santo Domingo del 11 al 19 de junio de 1920, recayendo su organización en la Junta Patriótica de Damas, la que se había constituido formalmente el 15 de marzo de 1920, bajo la dirección de Rosa de Noel Henríquez, Luisa Ozema Pellerano de Henríquez, Cristina Morales de Billini, Mercedes Laura Aguiar, Floripez Mieses, Mélida Morales del Castillo, Eduviges Rosa, Rita Indiana del Castillo y Consuelo Guerrero.

Entre las actividades realizadas en Santo Domingo, destacan: el 11 de junio se realizó una velada en el Teatro Colón, siendo nombrados en la Comisión de Propaganda Cristina Morales de Billini y Luis Conrado del Castillo y en la Comisión de Redacción del Programa Mélida Morales, Rita Indiana del Castillo y Conrado Sánchez. Además se efectuaron Proyecciones Cinematográficas, Carreras de Caballo, Bailes Populares, Juegos de Pelota, una Gran Kermesse, una procesión cívica que culminó con el beso a la bandera dominicana en la Puerta del Conde y dos días dedicados al escudo, donde todos deberían llevar en un lugar visible de su vestuario el Escudo Dominicano, el cual fue ofrecido en venta por comisiones de damas.

La Semana Patriótica se replicó en diferentes pueblos del Norte, del Sur y el Este del país, siendo de gran impacto las acciones que se celebraron en San Pedro de Macorís, La Romana, El Seibo, Hato Mayor, Los Llanos, Monte Cristi, Puerto Plata, Higüey, Azua, Baní, Moca, San Francisco de Macorís, Cotuí, Pimentel y Mao. En todas esas acciones, las mujeres tuvieron un rol determinante, dándose situaciones muy jocosas como la rifa de besos, objetos personales y piezas de baile; así como veladas, corridas de caballos en el hipódromo, corridas de toros y películas, entre otras. En la mayor parte de estos pueblos, el comercio cerraba sus puertas a tempranas horas de la tarde para que toda la población se integrara a las celebraciones.

Los fondos recaudados durante la Semana Patriótica en diferentes puntos del país entre junio y julio de 1920 ascendieron a US$ 191,626.00, de los cuales US$50 mil correspondieron a San Pedro de Macorís; US$50 mil a Higüey; US$48 mil a Santo Domingo; US$13 mil a Santiago de los Caballeros; US$10 mil a La Romana; US$7 mil a San Francisco de Macorís; US$6 mil 500 a Puerto Plata; US$5 mil a Los Llanos de San Pedro de Macorís; US$2 mil a Azua y US$126 a la ciudad de Baní. Estos recursos fueron enviados por la Junta Patriótica de Damas a la Comisión Nacionalista que encabezaba el Presidente de Jure, Francisco Henríquez y Carvajal, para que pudieran continuar con su labor de sensibilización de la comunidad internacional con respecto a la ocupación militar de que era objeto la República Dominicana.

Las fuerzas nacionalistas tuvieron que enfrentar tres planes de evacuación que mediatizaban y condicionaban la retirada de las tropas norteamericanas del territorio dominicano, los cuales fueron: el Plan Wilson, el Plan Harding y, finalmente, el Plan Hughes-Peynado. Este último fue aprobado por el Congreso Norteamericano, mediante el cual instituyó un gobierno provisional encabezado por el empresario azucarero Juan Bautista Vicini Burgos para organizar las elecciones de 1924 y la desocupación de las tropas norteamericanas a partir del 12 de julio de ese año, ocasión en que asumió el poder el general Horacio Vásquez Lajara.

Conclusiones

Los intelectuales más preclaros de la República Dominicana mantuvieron una postura firme de defensa del interés nacional por encima de intereses bastardos, componendas, pactos, transacciones, planes y entendidos que estuvieran dirigidos a menoscabar la soberanía nacional del pueblo dominicano, al tiempo que lograron darle un carácter popular a la lucha contra las tropas norteamericanas por la “desocupación pura y simple” del territorio dominicano, a través de acciones como la Semana Patriótica. Varios de estos intelectuales, como Américo Lugo, se mantuvieron incólumes en su posición de defensa de los intereses nacionales, al margen de los partidos personalistas y de la futura dictadura trujillista.

Otros con el discurrir de los años se integrarían como funcionarios y asesores del gobierno caudillista de Horacio Vásquez, como fue el caso de Enrique Apolinar Henríquez, quien aconsejaría al caudillo extender su período gubernamental de cuatro a seis años, basándose en la Constitución de 1908 y dejando de lado la Constitución de 1924, mediante la cual había sido electo.

Muchos de ellos pasarían a ser parte de la intelectualidad orgánica de la Dictadura de Trujillo, como fueron los casos de Rafael Estrella Ureña, Manuel Arturo Peña Batlle, Francisco Prats Ramírez, Joaquín Balaguer, Manuel Antonio Machado, Max Henríquez Ureña, Francisco Henríquez y Carvajal, Federico Henríquez y Carvajal y, ocasionalmente, Pedro Henríquez Ureña, entre otros.

En los textos y discursos de los intelectuales más destacados del país contra el Gobierno Militar de Ocupación y sus actos proditorios y liberticidas, llevados a cabo entre 1916 y 1924, escritos por Federico García Godoy, Francisco Henríquez y Carvajal, Federico Henríquez y Carvajal, Pedro Henríquez Ureña, Max Henríquez Ureña, Emiliano Tejera, Américo Lugo, Fabio Fiallo, Félix Evaristo Mejía, Tulio M. Cestero, Luis Conrado del Castillo, José Ramón López y Manuel Arturo Peña Batlle, entre otros, se encuentran páginas rebosantes de patriotismo y nacionalismo sinceros.

Las presentes y futuras generaciones siempre sabrán apreciar en su justa dimensión las luchas desplegadas por estos destacados escritores, periodistas y patriotas por la reafirmación de la soberanía absoluta del pueblo dominicano frente al imperialismo norteamericano y ante cualquier potencia de la tierra, tal como siempre lo anhelaron nuestros padres fundadores, encabezados por el inmenso Juan Pablo Duarte.

 

EN ESTA NOTA

Juan De la Cruz

Historiador y profesor universitario

Juan de la Cruz. Doctor en Historia Contemporánea y Máster Universitario en Filosofía en el Mundo Global, Universidad del País Vasco, España. Doctorado en Ciencias de la Educación, Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona” de Cuba y Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Maestría en Educación Superior, Universidad Iberoamericana (UNIBE). Licenciado en Historia, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Docente de la Escuela de Historia y Antropología de la UASD. Comunicador Social. Premio Anual de Historia 2017 “José Gabriel García”, Ministerio de Cultura de la República Dominicana. Miembro de Número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana. Autor de más de una docena obras de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía. delacruzjuan508@gmail.com

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