Hoy en “Libertad bajo palabra”, presentamos a Akwaba Mali (Kempesse Brice), quien nació en la República de Haití. Es poeta y animador de los talleres A Tes-Lieux en Puerto Príncipe, además de director editorial de las Ediciones Couleur d’Encre. Estudió Derecho y actualmente cursa Comunicación Social en la UEH. Formador de carrera, pasó por los Ateliers Jeudi Soir y ha publicado cuatro poemarios. En 2022 fue segundo laureado del Premio Chansons sans Frontières en Francia por su texto Comme mon père.

Kempesse Brice es un poeta con su verdad a cuestas. Los poemas que presentamos indagan sobre identidad, memoria y fragilidad humana en esta tierra donde los muertos entierran a sus muertos. A través de imágenes densas, a veces convulsas, se revela una conciencia desgarrada y lúcida. El sujeto lírico se debate entre la existencia y su representación, cuestionando el sentido de la palabra y su capacidad de nombrar el abismo interior. Hay un impulso constante hacia la revelación y la disidencia, como si el poema fuera un umbral donde lo oculto busca manifestarse aun sabiendo su condena a lo efímero y al caos.

En esta atmósfera, la figura del padre emerge como eje afectivo y ético: símbolo de dignidad humilde, laboriosa, capaz de crear mundos y resistir la adversidad. El padre es memoria viva y mito íntimo, espejo de fortaleza para el yo poético, que encuentra en él un legado de ternura, lucha y humanidad. Confieso que me he encontrado en estos versos tan hondos y humanos. Asistimos, pues, al llamado de un poeta para quien la palabra es refugio y arma, gesto espiritual que afirma la vida aun en su precariedad, celebrando lo breve y la posibilidad de reconstruir sentido desde la vulnerabilidad. Recibamos desde Haití a este poeta en la hermandad de la poesía. 

La mano en el cristal

Cuántas veces les hablo con palabras aradas, arrancadas al silencio
Cuántas veces les muestro el abismo, los pasillos, los nidos y el tiempo que termina pronto
Cuántas veces los invento en comedias futuras que no serán sino miserias y disidencias
Estrado de mongólico febril
Crujido de estelas infectas

Pacer en la bahía de las luciérnagas
Rehacer rostro y parábola del maestro
No lloren
El hombre cuya muerte es una imagen que piensa
Intención en la mano izquierda del moribundo

Y entonces es verdad
No me verán venir en este cilindro resbaladizo.

Todo lo que verán
es una mano que se desliza
en el cristal

Exuvia

¿Soy palabras sangrantes,
parábolas y diez mil lugares de cuentos,
discurso de tambores tercos,
reliquias sempiternas de hombres
y de mujeres, un día vueltos espejismos?

¿Soy impulso de negro escupiendo en la muda,
exuvias de sombra que rondan lo insatisfecho,
que ocultan el estremecimiento de los niños
y la parodia de soles empapados de dioses ebrios?

Es el poema que te envío, amigo mío

Es un montón de palabras sin vida
que camina hacia su más hermosa versión del caos.
Es un poema babilónico
con amores a medias,
que llama el nombre de las ciudades
como si quisiera arrancarlas del cielo.

Es un poema que se lee una sola vez,
después de lo cual se desintegra.
Toma la forma de un gesto breve,
de una medusa que transforma
al lector en lectura.

Me verás apenado, amigo mío,
es el único poema
que me salió de los ojos.

Estoy vivo

Estoy vivo
en mordidas de viento
Cuatro locuras
por caminos recortados

Vida impresa
en papeles de arena

Gatillo loco entre el tiempo y la esperanza

Como mi padre

Llevo la luna sobre mi espalda
y a nadie le asombra
Camino de islote en islote
salvo mi voz que desentona
Cuando cierro los ojos en la noche
veo a mi padre al fondo del tocador
inventando aquí y allá
figuritas de soldados invernales

Nada es ya tan grande ni tan pequeño
ni los sueños, ni el instante que termina
salvo un abrigo hinchado de países
contra el estandarte de las afrentas
Todos los marineros tenían diez años
mi padre tenía los ojos mojados
y los barcos ya no tenían migrantes
teníamos arena bajo los pies

Era un hacedor de días festivos
entre niños obreros
Estaba loco, era colchonero
tenía el corazón lleno de extranjeros
Mi padre es una imagen que baila
Navega, canta y se toma su tiempo
Se levanta, lucha y avanza
Se levanta, lucha y avanza

Como mi padre
el mendigo se vuelve senador
Como mi padre
el niño mudo habla de la tierra
Como mi padre
antes que él, ve a todos los otros
Como mi padre
canta la vida a todos los huéspedes

(2.º laureado del Premio Canciones sin Fronteras, 2022)

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Valentín Amaro

Escritor

Nació en La Piragua, Gaspar Hernández, provincia Espaillat, República Dominicana (1969). Segundo Lugar en el XIX Concurso Nacional de Cuentos de Radio Santa María, Primer y Segundo Lugar en Poesía en el 4to. Certamen Literario de la Universidad Iberoamericana, Premio Jaycees´72 en el 2008. Posee una Maestría en Gestión y Educación Universitaria por la Universidad Católica Santo Domingo. Poemas suyos aparecen en diarios y revistas de su país y el extranjero. Desde el año 2000 pertenezce al Taller Literario César Vallejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Es miembro del Ateneo Insular que dirige Bruno Rosario Candelier. Tiene publicado:"En el temblor de las visiones" por la Editora Nacional y Ediciones Ángeles de Fierro, también publicado por Obsidiana Press de West Virginia. Profesor universitario.

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