En Los Pepines, un barrio emblemático de Santiago de los Caballeros, cada domingo ocurre un fenómeno social que desafía el paso del tiempo y las fracturas urbanas contemporáneas. El Son de Keka una tradición nacida en los años setenta en la humilde zapatería de José Antonio “Keka” Rodríguez ha trascendido su origen doméstico para convertirse en un ritual comunitario que convoca semanalmente a cientos de personas. Lo que alguna vez fue una reunión de amigos es hoy un motor de convivencia, identidad y economía local.
Desde las 3:00 de la tarde hasta las 9:00 de la noche, la esquina de las calles Archille Michel y Cuba se transforma en un espacio festivo donde confluyen generaciones completas. Allí, el barrio vibra al ritmo del son cubano ese género caribeño que, como señalan estudiosos de la música tradicional, funciona como un lenguaje de identidad compartida (Díaz Ayala, 1993; Carpentier, 1979) y cuyo eco en República Dominicana ha sido documentado por etnomusicólogos como Martha Ellen Davis (2007).
El impacto del Son de Keka no es exclusivamente cultural: también es económico. Comerciantes informales, vendedores ambulantes, alquiladores de sillas, artesanos y personas que ofrecen servicio de parqueo encuentran en los domingos una oportunidad real de ingreso. Como explican los propios comunitarios entrevistados, un día de son puede significar hasta tres mil pesos adicionales para quienes participan de esta economía popular.
Esta dinámica responde a lo que Peter Berger y Thomas Luckmann (1969) describen como construcción social del entorno: la comunidad reorganiza su espacio y su actividad económica en torno a un ritual que ha adquirido significado colectivo.
Un espacio seguro y respetuoso
Uno de los elementos más sorprendentes del Son de Keka es la percepción generalizada de seguridad. “Aquí nadie roba”, repiten vecinos como Juan Pablo Mármol y Altagracia Tavárez, testigos de la celebración. Este ambiente de respeto mutuo confirma que la cohesión comunitaria puede funcionar como una forma de autocontrol social, en sintonía con los planteamientos de Émile Durkheim (2003) sobre los rituales como generadores de solidaridad y orden.
Un barrio que se abre al mundo
El evento recibe cada domingo visitante de distintas provincias e incluso turistas extranjeros atraídos por videos, reportajes y redes sociales. Tal proyección coincide con el análisis de Néstor García Canclini (2007), quien plantea que las culturas populares urbanas se reinventan al dialogar con audiencias diversas, sin perder su esencia.
El Son de Keka ya no es solo parte de la identidad pepinera: es un símbolo de Santiago y un motivo de orgullo para la comunidad dominicana en el exterior. Su participación en festivales internacionales como documenta Gainza Chacón (2025) confirma su papel como embajador cultural caribeño.
Más que una fiesta, el Son de Keka es un fenómeno social que articula afectos, memoria, economía, seguridad y pertenencia. Es una red de vínculos que demuestra, domingo tras domingo, que cuando la cultura se convierte en motor comunitario, lo cotidiano puede transformarse en un espacio de dignidad colectiva.
En tiempos donde las ciudades tienden a la fragmentación, Los Pepines ofrece una lección clara: basta una calle, una música compartida y una comunidad dispuesta a encontrarse, para que la vida barrial renazca con fuerza. El Son de Keka lo confirma: cuando un barrio se organiza alrededor de su cultura, lo que florece es convivencia, identidad y desarrollo local.
El Son de Keka representa un ejemplo excepcional de cómo una comunidad puede transformar un espacio cotidiano en un núcleo de identidad, convivencia y memoria colectiva. Su fuerza radica en la participación activa de personas de todas las edades, quienes mantienen viva esta tradición que fortalece el tejido social y revitaliza el barrio. Más que una festividad, es un patrimonio vivo que enriquece culturalmente a Santiago y reafirma que la cultura comunitaria sigue siendo un motor fundamental para la cohesión y el desarrollo local.
Bibliografía
Berger, P. L., & Luckmann, T. (1969). La construcción social de la realidad. Amorrortu.
Carpentier, A. (1979). La música en Cuba. Editorial Letras Cubanas.
Davis, M. E. (2007). La historia oral del son vivo de la capital dominicana. Boletín del Archivo General de la Nación, 32(117).
Durkheim, É. (2003). Las formas elementales de la vida religiosa. Fondo de Cultura Económica.
Díaz Ayala, C. (1993). Música cubana: Del areyto a la Nueva Trova. Ediciones Universal.
Gainza Chacón, M. Á. (2025, mayo 15). De Santiago de los Caballeros a Santiago de Cuba al ritmo de “El Son de Keka”. Sierra Maestra. https://sierramaestra.cu/
García Canclini, N. (2007). Las culturas populares en el capitalismo. En La interpretación de las culturas urbanas.
Guber, R. (2011). La etnografía: Método, campo y reflexividad. Siglo XXI Editores.
UNESCO. (2003). Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. https://ich.unesco.org
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