El Ministerio de Cultura de la República Dominicana, mediante la Resolución No. 18-25 anuló el premio de escultura otorgado por el jurado seleccionador al artista David Pérez K. en la trigésima primera Bienal Nacional de Artes Visuales 2025, quien presentó su obra “Lo que no se saca de raíz vuelve a crecer”, debido a que fue hecha con “material perecedero, contraviniendo las bases del certamen”. La obra consiste en un árbol de palma colocado en un macetero.
Si la premiación a esta obra llamó la atención de los críticos y artistas dominicanos —principalmente a los creadores plásticos—, la anulación del galardón le puso “la tapa al pomo”. Varios analistas de arte salieron en defensa de la obra, incluyendo los del jurado seleccionador, mientras que otros la detractaron.
La polémica se encendió y tomó ribetes de crisis. El Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (CODAP) (colegio al cual pertenezco) fue de los primeros que protestaron ante las autoridades del Ministerio de Cultura por tal reconocimiento. Presentaron una solicitud de anulación del premio.
Luego, la artista Noa Batlle, ganadora de la mención de honor en el mismo certamen, renunció a su premio, aludiendo, entre otras cosas, a “la coherencia con la libertad artística y la dignidad de los artistas, que están por encima de cualquier reconocimiento individual”. Ante tal conflicto, al amparo de las leyes dominicanas, puede imponerse un proceso legal por parte de los agraviados.
Fui jurado del pasado Concurso Anual de Literatura 2025, en el género poesía, y se entregarán los premios este 24 de noviembre, en un salón del Ministerio de Cultura. A este acto fui invitado y he confirmado mi asistencia. Nos marcaron una pauta con las bases del concurso, entre ellas la libertad temática y el género literario. En las deliberaciones del jurado, estuvo presente un notario público, que debía velar por la transparencia del certamen. Entiendo que ese notario pudiera estar contratado para el cumplimiento de las bases, aunque no era necesario si no se le indicaba. Aprecié que, en este caso, la abogada, solo se limitaba a notificar como bueno y válido el veredicto final. Levantaba un acta y dejaba constancia de fe pública. Este premio fue transparente. También, en el concurso de la bienal un notario haría lo mismo.
La interpretación de la palabra “perecedero” fue que atizó el avispero. Primero por el CODAP y luego por el Ministerio de Cultura, quien actuó de una forma que ha sido cuestionada. ¿Qué es y qué no es perecedero? Unos perecen antes, otros perecen después… Todos pereceremos, hasta el universo, como ley de la entropía.
El CODAP, como colegio o gremio, tiene todo el derecho a una impugnación del premio; lo hace sobre sus interpretaciones de las bases, sus concepciones de los materiales utilizados en la obra y la demanda de sus afiliados. Esto, en este texto, no ampliaré, si se tienen razones o no, si discriminan al ganador o si las luchas de intereses presionan para actuar de esa manera. Tengo para ellos varias lecturas con las cuales no concuerdo con el CODAP, pidiendo comprensión ante mi libertad de expresión y mis concepciones artísticas.
Ahora bien, ¿qué podemos reflexionar ante el concepto del arte, la institucionalidad, la dignidad del artista, el ejercicio del poder, la percepción, la filosofía y los límites del arte? Seguro que no responderemos a todas estas interrogantes en este breve texto. Solo nos limitaremos a algunas aproximaciones.
Intentar definir qué es el arte siempre será una tarea reduccionista e inacabada. Aunque expresaron ideas puntuales, antiguos filósofos y pensadores sostenían lo mismo. No entraremos a las concepciones platónicas, aristotélicas y kantianas, ni profundizaremos en las modernas, desde el punto de vista del ser humano como un ser fronterizo e hiperposmodernista. Tampoco a las concepciones, cánones epocales, culturas, contextos y civilizaciones. Nuestro ejercicio se limita a unas reflexiones, nada más.
Si buscamos antecedentes relacionados en la consideración de qué es una obra artística, a partir de las concepciones del arte y de los materiales con que esta fue elaborada, encontraremos algunos ejemplos:
Se recuerda en 1952 la obra musical del compositor estadounidense John Cage, que con la palabra “Tacet” en la partitura, se le indicaba al intérprete “guardar silencio durante cuatro minutos y treinta segundos sin tocar el instrumento” (cualquiera que fuere); algunos interpretaron que “el material sonoro de la obra está compuesto por los ruidos que escucha el espectador durante ese tiempo”. Esta pieza fue la más famosa del autor Cage.
En la plástica, el Dibujo borrado de Kooning (1953) “presenta una hoja de papel casi en blanco en un marco dorado”. Este cuadro de Robert Rauschenberg “se fue creando cuando el artista “borró un dibujo que obtuvo del expresionista abstracto y el pintor holandés-estadounidense Willem de Kooning”. Esta obra fue catalogada como “arte conceptual neodadaísta” y ha estado en el Museo de Arte Moderno de San Francisco desde 1998.
Recientemente, Salvatore Garau logró “vender el vacío”. La obra, con el nombre de “iono sono” (Yo soy). “Es una escultura inmaterial, es decir, que no existe, o que, si lo hace, es en la mente de su creador”. Fue vendida en 15 mil euros. Nuestros lectores podrían hacer múltiples reflexiones e interpretaciones sobre el espacio vacío, no solo desde el creador de la “obra”, sino desde el espectador de la misma. Múltiples teorías aflorarían, desde la concesión del vacío filosófico y de la nada hasta juicios neurocientíficos sobre las percepciones y la realidad.
Como me dedico a cultivar dos formas de expresión artística, la literatura y la plástica, este tema me llevó al inmenso poeta Walt Whitman, en su libro Hojas de hierba (1855). El artista nos trae estos versos:
“Yo creo que una hoja de hierba no es menos que la diaria trayectoria de las estrellas, / Y que la hormiga también es tan perfecta, y un grano de arena, y el huevo del reyezuelo, / Y la reineta es una obra de arte comparada con lo más grande, / Y la zarza trepadiza podría adornar los salones celestiales, / Y la menor articulación de mi mano menosprecia toda mecánica, / Y la vaca que rumia con su cabeza gacha sobrepasa cualquier estatua. / Y una sonrisa es un milagro suficiente como para conmover a sextillones de incrédulos.”
Prestemos atención: “Yo creo que una hoja de hierba no es menos que la diaria trayectoria de las estrellas”. “Y la reineta es una obra de arte comparada con lo más grande, / Y la zarza trepadiza podría adornar los salones celestiales”. Si mi concepción del arte es tan sensible como la de Whitman, no puedo engañarme: un árbol de palma es una obra maestra de la naturaleza que el autor ha querido presentar. ¿Esa obra es producto del esfuerzo del autor o de la naturaleza? ¿El premio es para la naturaleza o para quien la presenta? Esa discusión toma otro ribete. Como artista plástico, en la próxima bienal llevaré una vaca, la vaca de Whitman. Para hacerlo debe estar permitido en las políticas del concurso porque, como veremos, es muy compleja la definición fáctica del arte como lo es de la ética. Reitero, el problema estuvo en la ambigüedad, en la interpretación de las bases del concurso y el artista es quien está pagando los platos rotos.
¿Dónde están los límites del arte? Habría que establecer acuerdos para definirlos, porque el arte mismo carece de límites. Para eso son las reglas de los certámenes, y a pesar de eso, siempre el arte desbordará las reglas mismas. Por ello, el límite es y debe ser consensuado, teniendo en cuenta que poco después del consenso, sobrarán los disensos.
El arte, desde una visión antropocéntrica, según la UNESCO, suele ser "una expresión que comunica ideas y emociones, explora la realidad, refleja los valores de una sociedad y puede manifestarse en diversas formas como el teatro, la música, la danza y las artes visuales, abarcando también el patrimonio cultural inmaterial". Ahora, el arte tiene tendencias a ser definido desde una concepción neurocentrista, donde el cerebro humano podría ocupar el centro del yo, la mente y el espíritu. Aun así, seguiríamos definiéndolo de forma antropocéntrica, humana.
Si la reflexión da un giro y el arte se define de otro modo, no del naturalismo porque sería fácilmente mensurable, sino desde una visión más abarcadora, donde la facultad artística no sea solo producto de la creación humana, sino de la naturaleza misma. Así, un fractal creado por las olas del mar, un paisaje acuático en un estanque de flores nenúfares, los rizos de alguna nube trepada en los arreboles crepusculares o “la zarza trepadiza que adorna los salones celestiales” serían obras de arte no producidas por el individuo humano.
La expresión artística iría más allá del simple acto de mimesis platónica o aristotélica. En definitiva, el concepto de percepciones artísticas no existiría sin la relación del perceptor y el objeto o sujeto material e inmaterial. Por eso, la reflexión del arte no debiera abordarse desde una visión antropocéntrica, ni siquiera neurocéntrica. Es más, habría que integrar mente, conciencia, el yo y el espíritu, la naturaleza, el cosmos y hasta el universo, para ampliar sus postulados teóricos. Dijimos reflexionar, para ganar espacios dentro de la amplitud lingüística. Asumir posturas de carácter cósmico como formas dinámicas de expansión espiritual.
En conclusión, el premio a la palmita de la bienal nos permite ejercitar razones sobre el arte mismo, sus percepciones y filosofías. Y eso es bueno. Lo que no debiera pasar es llegar al punto de despojar a los artistas de la libertad de expresión, sin un marco claro del concepto o consenso sobre los límites del arte en un certamen, donde las bases no permitan sesgos. No es buena práctica por parte del Estado vulnerar la dignidad de expertos, que fueron convocados para un fin inapelable. Se establece otro precedente parecido a la negación del premio de la novela Los que falsificaron la firma de Dios, del doctor Viriato Sención (fallecido) en el año 1993, pese a toda la polémica y las críticas negativas, desde el punto de vista artístico hechas a la obra.
Domingo 8 de noviembre de 2025
Publicación para Acento No. 170
Virgilio López Azuán en Acento.com.do
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