Estimado Haffe,
Quiero felicitarte por el impresionante trabajo realizado en la obra El Foso. Tu dirección ha permitido que se desarrolle una propuesta teatral innovadora, que desafía las convenciones y capta la atención del público de manera extraordinaria.
Quisiera destacar especialmente el talentoso desempeño de las cinco jóvenes actrices. Cada una de ellas se adueñó del espacio escénico con actuaciones impactantes, manteniendo al público en un estado de asombro y reflexión. Su habilidad para interpretar las complejidades de situaciones simbólicas, más que de personajes, con una madurez y pasión admirables, me dejó profundamente impresionado.
Es digno de resaltar que su entrega y sincronía en el escenario no solo reflejan su arduo trabajo, sino también un entendimiento profundo del arte de la actuación. Cada actuación fue un reflejo de su dedicación y compromiso con el proceso creativo, logrando crear un vínculo emocional con el público que se siente auténtico y conmovedor.
Además, quiero reconocer la naturaleza de creación colectiva de la obra, la cual ha permitido que cada actriz y miembro del equipo creativo aporte sus ideas y perspectivas. Este enfoque no solo enriquece la narrativa, sino que también fomenta un sentido de comunidad y colaboración que se refleja en la energía del escenario. La forma en que cada una trajo su propia personalidad a las situaciones escénicas, al mismo tiempo que trabajaron en armonía, es un testimonio del ambiente colaborativo que has cultivado como director.
Gracias por seguir enriqueciendo el panorama teatral con propuestas tan significativas y por dar voz a nuevas generaciones de artistas. Lo que han logrado juntos es realmente inspirador y augura un futuro brillante para el teatro contemporáneo.
Con admiración y respeto,
Carlos Sánchez
Introducción
Fui invitado por Haffe Serulle a un ensayo general con público de su más reciente propuesta teatral, El Foso, una obra que emerge como un acto de resistencia escénica en el que la subversión y la provocación se entrelazan para desafiar las ideas dominantes y los límites del arte.
Un ensayo general con público es una representación completa de una obra de teatro, musical o espectáculo, realizada en las mismas condiciones que un estreno oficial, pero ante un público selecto de invitados. Sin embargo, “selecto” no implica necesariamente privilegio o estatus superior al del público común; más bien, se trata de un grupo diverso que suele incluir críticos de teatro, amigos, familiares, estudiantes y otros interesados en el proceso creativo. Este ensayo permite a los actores, al director y al equipo técnico ajustar detalles finales en función de la reacción del público real: el ritmo de las escenas, la comprensión de los diálogos, los efectos técnicos y las transiciones escénicas.
Como académico del teatro, Haffe Serulle sigue esta metodología de manera rigurosa, incluyendo una reunión al final de la representación en la que participan los asistentes, las actrices, el equipo técnico y el personal de apoyo del grupo teatral. Este encuentro permite un intercambio de impresiones y sugerencias, lo que enriquece el proceso creativo y afina los últimos detalles antes del estreno oficial.
Con un montaje audaz y una narrativa simbólica, Serulle y su grupo METAMORPHO llevan al espectador a un descenso metafórico hacia el subsuelo del Teatro del Palacio de Bellas Artes, un espacio donde la luz y la sombra dialogan en un homenaje al cine expresionista y las voces de las actrices se manifiestan como ecos de un lamento colectivo. El Foso es, en esencia, un grito de protesta y un llamado a la reflexión sobre la opresión, la incomunicación y la capacidad del arte para transformar la realidad.
Un proyecto teatral para la descentralización cultural
El teatro de Haffe Serulle, uno de los creadores más audaces y provocadores de la escena contemporánea en la República Dominicana, se ha distinguido por su capacidad para mezclar lo experimental con lo crítico, creando un lenguaje teatral que no solo busca entretener, sino también cuestionar las estructuras de poder, los sistemas sociales y las relaciones humanas. Su grupo teatral, METAMORPHO, ha sido un pilar fundamental en la transformación de la escena teatral dominicana, apostando por un teatro contestatario que desafía los límites tradicionales del espacio escénico, el lenguaje y las formas narrativas.
El proyecto teatral de METAMORPHO, con su enfoque hacia la descentralización cultural, busca llevar las artes escénicas a nuevas audiencias más allá de los circuitos establecidos, involucrando a comunidades que tradicionalmente han estado alejadas de estas propuestas. El Foso, la más reciente de sus creaciones, es una obra que encapsula tanto el espíritu de ruptura como la reflexión profunda sobre el Sistema social dominante y sus efectos deshumanizantes. Es, en esencia, una obra que busca movilizar, conmover y, por qué no, alterar la percepción del público sobre la sociedad y el Teatro.
El celular: una excusa para comunicar algo más grande
La obra inicia en un pequeño salón en la parte este del Edificio del Palacio de Bellas Artes, donde las actrices reproducen tonos de celular y simulan llamadas fallidas. Este inicio subraya problemas de señal y dificultades para establecer contacto, lo que simboliza un vacío comunicacional en un mundo saturado de tecnología.
A lo largo de la obra, el celular se convierte en un medio inútil para conectar con el exterior, reforzando la sensación de aislamiento y desconexión, incluso cuando aparentemente existe un enlace tecnológico.
Este recurso también es un reflejo de la fragmentación del lenguaje, un tema central en la dramaturgia de El Foso. Las conversaciones son inconexas, y aparentan carentes de significado real, apuntando a una crisis en las relaciones humanas.
Aunque se tiene el dispositivo, no se logra el verdadero contacto humano y las actrices parecen atadas al uso del celular, incluso en medio de la opresión del foso. El ruido de los tonos y las llamadas fallidas es una metáfora del ruido sin sentido en la era digital.
Este uso del celular, junto con la escenografía y el lenguaje fragmentado, contribuye a esa atmósfera de aislamiento y desconexión simbólica en la obra.
Subversión y provocación: El legado teatral de Haffe Serulle en El foso
La invitación de Haffe Serulle a presenciar un ensayo general con público de El Foso en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, en Santo Domingo, no fue un simple gesto de cortesía, sino una declaración de principios sobre su concepción del teatro como un acto de apertura y confrontación.
Para un artista, ser provocador y subversivo implica desafiar las estructuras establecidas, cuestionar las normas y explorar territorios que otros evitan. No se trata de incomodar al espectador, sino de remover sus certezas, confrontar sus ideas preconcebidas y llevarlo a un estado de reflexión crítica. En el contexto teatral, esta subversión se manifiesta en la ruptura de convenciones escénicas, la denuncia social y la exposición de realidades incómodas.
Haffe Serulle, con El Foso, asume ese riesgo al sumergirse en un espacio simbólico soterrado, un inframundo donde emergen las voces silenciadas y los discursos reprimidos, en claro contraste con la sala principal del teatro, que representa las ideas dominantes y el statu quo.
El texto de El Foso es una ruptura consciente con las estructuras narrativas tradicionales. En lugar de un desarrollo lineal, Serulle opta por un lenguaje fragmentado e intuitivo, donde las palabras se deslizan entre significados, generando espacios de ambigüedad y provocación. Las cinco jóvenes actrices excelentes no solo dicen sus diálogos, sino que los encarnan en un espacio de constante tensión, donde el celular se convierte en símbolo de una comunicación paradójica: hiperconectada, pero esencialmente incomunicada.
Hago un llamado al público para que asistan a ver esta extraordinaria puesta en escena.
Calendario – Mayo 10:00 a. m.:
* Viernes 16 • sábado 17 • jueves 29 • viernes 30 • Sábado 31
* Función abierta al público: Domingo 18 de mayo a las 6:00 p. m.
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