Jorge Urrutia (Madrid, 1945) colaborador de Acento.com.do, ha visto incluido su libro De una edad nunca vivida en la colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra. Aunque sea más conocido por su obra crítica y teórica que como creador, Urrutia posee una amplia obra poética, de la que es muestra la antología Presente continuo que, con prólogo de José Enrique García publicó en 2018 la Editora Nacional de la República Dominicana.
Aunque en distintos poemarios Jorge Urrutia incluye textos en una prosa lírica y publicó también un relato poético, La travesía, en 2010 dio a conocer De una edad tal vez nunca vivida, que pronto se convirtió en una suerte de libro de culto entre quienes ya habíamos leído sus anteriores escritos en prosa, dispersos en revistas o libros de homenaje a amigos y a antiguos profesores. Ahora se ha publicado en edición crítica con un amplio estudio previo, como corresponde a una colección que recoge los libros considerados ya clásicos de la literatura hispánica. El volumen, además del estudio previo, cuenta con abundantes nota, de modo que quedan descubiertas las referencias ocultas que dan cuerpo a este libro tan peculiar. La edición ha corrido a cargo de la escritora Consuelo Triviño Anzola y de mí mismo, José María Fernández Vázquez, profesor de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla.
En De una edad tal vez nunca vivida se fijan los lugares de la infancia, que adquieren un carácter mítico en muchos de los libros de Jorge Urrutia, y que se materializan en estos poema-relatos. Del presente al pasado se viaja a los recuerdos heredados, las vivencias escuchadas de la Guerra Civil española como una herida abierta, pero también los viajes al otro lado, al encuentro consigo mismo, o la historia entendida como un el fracaso, la caída de los héroes que levantaron imperios, la brutalidad del castigo padecido, su destierro y soledad, como Napoleón en Santa Elena, y la escritura en los estratos del abismo, entre la vida y la muerte.
Alimenta su mitología personal con elementos como la casa en el barrio obrero, los vecinos; la madre y el padre, cuya mano lo guía en su aprendizaje. También la memoria de los abuelos paternos, él socialista utópico de numerosísimas lecturas, ella absorta en una melodía, siguiendo en la penumbra las notas del piano sobre la mesa. Parte de este universo también es el mundo rural andaluz, donde la familia pasaría las vacaciones, al lado de los abuelos maternos. Así, las historias de las gentes del pueblo de Jimena de la Frontera, transmitidas por la madre, emergen en De una edad tal vez nunca vivida. Ella guarda la memoria que autor transmuta en leyenda. Voces, objetos, versos, frases, gestos, texturas, sabores, constituirán la materia con la que se amasan las palabras para conseguir una prosa exquisita, de una pureza pocas veces alcanzada en la literatura contemporánea. El narrador da voz a la madre que le permite trazar los rasgos de los personajes, a la vez, reales y ficticios, como el aguador, el barbero, la curandera llamada la Sabia de Ronda, o incluso los muertos. Pero lo que «ella dice» se compone también de silencios, que comunican más que las breves palabras. Su testimonio está limitado por un poder oculto. El narrador nos sumerge, por tanto, en un mundo consciente de lo que se debe callar y encuentra el camino para arrojar luz sobre el agua del pasado. Este libro, por tanto, expone a través de fragmentos la génesis mítica de la poética de Jorge Urrutia, como el origen del mundo, el agua original que mana de la fuente, y que calma la sed del condenado diseminando la vida por la gracia divina de la poesía.
Para Jorge Urrutia los años de infancia fueron felices, aunque perteneciese a una familia de vencidos en la guerra. Aprendió pronto qué se podía decir en la calle y qué no, como precaución esencial de la familia ante la represión del sistema político. Sin duda, su entorno le proporcionó la noción de la belleza y el consuelo de la poesía que orientó su mirada, y encendió su imaginación. Este libro, que se divide en tres partes: “El agua originaria”, “La corriente” y “Agestión”, precedido de un prólogo que evoca una expresión muy frecuente en el padre “Respirar por la herida”, y marca momentos épicos de la biografía del niño, quien da cuenta del drama de la guerra sufrido por el padre, del amor que se profesaron sus padres, del encuentro entre los dos abuelos, y de los personajes del pueblo de Jimena de Frontera, donde el padre pagó condena pero, a la vez, encontró el amor. Así este doloroso lugar del origen, se convierte en una celebración jubilosa, del amor, de la solidaridad, de la reconciliación con un pasado tenebroso. Todo ello por la gracia de la poesía, de la palabra exacta. El libro se inscribe dentro de lo que la crítica considera autoficción, pero es mucho más que conjuro, confesión o catarsis. Sin duda lo autoficcional se inició en La travesía, pero encuentra su narración definitiva en De una edad tal vez nunca vivida, que marca en el título el ritmo del endecasílabo, con el que se invita a la reflexión.
La palabra «edad» acota una vida, la fragmenta. Se evoca la infancia, pero aparte de que el narrador siempre parece un adulto, en los capítulos finales el personaje ha alcanzado la madurez. Por lo tanto, el límite no centra unos años concretos, sino una situación, un estado de ánimo. El libro empieza con unas manifestaciones duramente autobiográficas (heridas, trabajo del padre y de la madre, vida diaria, escuela, referencias veladas al régimen político y expresión de dudas sobre la idoneidad de los lectores), para muy pronto mezclarse detenciones, campos de prisioneros y citas de poemas, deshacerse aparentemente en el discurso y descubrir una luna de sangre inamovible. La alegoría histórica va creciendo hacia el final del libro para poner en duda el relato poético y subrayar la conciencia de la vida. La dignidad sostenida ha permitido el gobierno de uno mismo y así cerrar ese periodo denominado «la edad». Un libro, por lo tanto, que me cabe destacar y que no debe quedar fuera de ninguna biblioteca exigente.
*José María Fernández Vázquez. Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España)
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