La novela En el atascadero de Manuel Matos Moquete es, más que un texto narrativo, una experiencia estética que exige del lector una inmersión atenta. No basta con recorrer sus páginas: hay que habitarlas, dejarse atrapar por la densidad verbal con la que el autor construye un universo íntimo y, a la vez, simbólico. ¿No es acaso ese el signo de la verdadera literatura, aquella que no se contenta con narrar hechos, sino que los transforma en una vivencia poética?

La historia se centra en un personaje que, atrapado en el vaivén de sus recuerdos, se enfrenta al peso de la memoria y a los límites de su propia conciencia. El atascadero es tanto un espacio físico como una metáfora vital: un lugar que encarna la inmovilidad, la espera y la lucha interna de quien se sabe en un punto muerto de la existencia. La diégesis nos presenta a un protagonista cuya vida se resquebraja entre la evocación de un pasado cargado de significados y la imposibilidad de dar un paso firme hacia adelante. Esa tensión entre la memoria y el presente constituye la médula del relato.

Narrada en tercera persona, la novela mantiene cierta distancia entre el narrador y el personaje, pero esa distancia no resta intensidad, sino que la multiplica. El narrador observa, describe, evoca con un pulso lírico que no se conforma con la linealidad. La voz narrativa fluye entre lo descriptivo y lo evocativo, entre la objetividad de los hechos y la subjetividad de la conciencia, creando un estilo híbrido en el que la palabra adquiere un valor estético y simbólico.

El lenguaje de Matos Moquete se caracteriza por un equilibrio entre sobriedad y densidad poética. No hay exceso gratuito, sino una selección precisa de imágenes y metáforas que colocan al lector en la piel del personaje. La narración se convierte, de ese modo, en un espejo donde lo íntimo se abre a lo universal: el drama personal del protagonista resuena en cualquiera que haya sentido el peso del tiempo, la incertidumbre del presente o la nostalgia de lo que ya no puede recuperarse.

La verosimilitud de la obra se sostiene en la manera en que el autor inserta a su personaje en un contexto reconocible. El ambiente social y cultural que rodea la historia no se describe con datos explícitos ni con referencias históricas rígidas, sino con detalles que emergen de la vida cotidiana, de las palabras, de los gestos. El lector reconoce el trasfondo dominicano en los modos de hablar, en las imágenes del paisaje, en la textura emocional de la trama. Esa verosimilitud no es documental, sino estética: se da en la coherencia interna del universo narrativo, en la credibilidad con que se retrata la condición humana enraizada en un contexto social concreto.

¿No es esta la manera en que la buena literatura logra trascender lo local y dialogar con lo universal? Matos Moquete logra que el atascadero, siendo dominicano, sea también un símbolo humano y universal: la parálisis, la espera, el deseo de salir de una encrucijada que no cede. El lector dominicano reconoce su entorno, pero el lector extranjero reconoce su propia experiencia existencial.

Invito a leer En el atascadero no solo como una obra destacada de la narrativa dominicana, sino como un texto que se inscribe en esa tradición universal donde el lenguaje se convierte en destino. Manuel Matos Moquete no solo narra, sino que crea con la palabra un espacio de reflexión estética y vital. Cada página invita a detenerse, a repensar, a sentir. Leer esta novela es, en definitiva, aceptar un reto: el de enfrentarse al poder de la palabra cuando esta deja de ser un simple vehículo y se convierte en una experiencia transformadora.

Matos Moquete, Manuel. En el atascadero. Santo Domingo: Editora Taller, 1984.

Gerardo Roa Ogando

Profesor universitario y escritor

Gerardo Roa Ogando es Decano de la Facultad de Humanidades, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Es doctor en Filosofía del Lenguaje, con énfasis en Lingüística Hispánica. Magíster en Lingüística Aplicada; Máster en Filosofía en un Mundo Global y Magíster en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Es Profesor/Investigador adjunto, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Director de la Escuela de Letras en la Facultad de Humanidades, y profesor de Análisis Crítico del Discurso (ACD) en el posgrado del área de lingüística en dicha universidad. Miembro de número del Claustro Menor Universitario de la UASD desde el año 2014. Algunas publicaciones: “Taxonomía del discurso” (libro, 2016); “La competencia morfosintáctica” (libro, 2016); Redacción Académica (2019, libro); Lingüística cosmológica (2013, libro); “Cuentos del sinsentido” (2019, libro);

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