Que, en uno de sus dictámenes, el Dr. Gerardo Roa Ogando haya reconocido al lenguaje, “plenamente”, como “una facultad universal y exclusiva de nuestra especie” y que, además, “en su dimensión abstracta, se manifiest[e] siempre en materialidades textuales”, resulta, a fuerza, palmariamente contradictorio a su habitual propuesta de que “todo es lenguaje” o, bajo los arreos deconstructivistas de Jacques Derrida, “todo es texto”, trastocando, así, los diferentes niveles del sistema de la triada, lenguaje, lengua, habla, y, en consecuencia, arriesgando el rigor científico exigido en la materia.
No resulta extraño que, de manera laxativa, relajada, coloquial, “Gustavo Olivo Peña y el lenguaje verbal de la desmemoria”, “Cultura…invita a reflexionar sobre cómo el lenguaje puede sanar y construir”, doctos y patricios recurramos al cambalache, intercambio, consuetudinario e indistinto, normal en ordinarios maestros y plebeyos, de dos de las cotas de la triada: lenguaje y lengua. Empero, insistir, desde una prestancia académica, sobre la susodicha mixtura, ineficaz, de uno y otro concepto, equivale, si me lo permitiesen, a confundir, taxativamente, las leyes físico-matemáticas de Johannes Kepler, que rigen el movimiento planetario, o las de Isaac Newton, que dirigen la gravitación universal, con todos los objetos en masa que se mueven en el espacio. Por ende, si este fuera el caso, la mecánica celeste, la Lingüística y, en general, la ciencia, verían altamente comprometidos sus cimientos y misión explanatoria de las pertinencias que tocan.
Más aún: ¿cuáles fundamentos subyacentes, implícitos, latentes, podríamos invocar para la biología de los ecolocalizadores de murciélagos, delfines, y mecánicos de los sonares, diseñados para las ondas de sonidos, acústicas, y los radales para las ondas de radio, electromagnéticas? El cometido consiste en mantener, por asunto de método, centro de mis argumentos y punto de disensión[i], la consistencia distintiva entre el modelo teórico y los fenómenos, u objetos, observados y gobernados por las leyes o principios que integran dicho marco conceptual o abstracto.
De manera que, bien visto el punto, entrambas frases, “todo es lenguaje” o “todo es texto”, quedarían indefectiblemente revocadas muy a pesar del amplio espacio temporal que le avitualla el verbo ser en su conjugación es.
[1] Gerardo Roa Ogando. “Incomprensión del lenguaje: otra respuesta a mis lectores”. Acento.com.do. 2025.
[1] Gerardo Roa Ogando. “Gustavo Olivo Peña y el lenguaje verbal de la desmemoria”. Acento.com.do. 2025.
[1] “Nuevos espacios y sorpresas en la FIL”. Diario Libre, 8-9-2025. Pag.10.
[1] Luis Ernesto Mejía. Lingüística: “Del lenguaje, de la lengua, el habla y otros objetos”. Acento.com.do. 2025.
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