Pedro Ovalles Pérez es un poeta, educador y ensayista dominicano. Con más de cuarenta años de ejercicio en el magisterio y una destacada producción poética, su obra se caracteriza por una intensa exploración filosófica de la existencia, el tiempo y la trascendencia.
En esta entrevista, Ovalles comparte sus motivaciones para escribir, su percepción sobre la evolución de la literatura en la República Dominicana, los temas recurrentes en su poesía y los hábitos esenciales para quienes desean dedicarse a la escritura. Además, reflexiona sobre el impulso que lo lleva a seguir creando después de tantas décadas de dedicación a las letras. Sus respuestas revelan una profunda sensibilidad y una vocación inquebrantable por la literatura, convirtiendo este diálogo en un testimonio valioso para escritores y amantes de la poesía.
Pedro Ovalles Pérez nació en el Distrito Municipal de Monte de la Jagua, Moca, provincia Espaillat, República Dominicana, el 1 de agosto de 1957.
Ovalles tiene una Maestría en Gestión de Centros Educativos y un Posgrado en esa misma Especialidad, ambas por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de Santiago de los Caballeros de la República Dominicana (PUCMM). Además, posee una Licenciatura en Educación, Mención Letras, por la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC), Recinto de Moca, de la cual fue Decano de la Facultad de Letras.
Posee varios Diplomados realizados en distintas universidades en Literatura y en Educación. Ha sido y es profesor en varias universidades. Textos poéticos suyos y reflexiones sobre Educación y Literatura aparecen en varias antologías y revistas locales y nacionales: Antologías de poetas mocanos; Antología del Ateneo Insular; Juego de imágenes: la nueva poesía dominicana; Voces del Valle; A viva Bosch; Diversidad, entre otras más. Ha merecido Premios y Menciones de Honor en varios concursos literarios nacionales y regionales. Figura en todos los diccionarios de escritores dominicanos. Ha publicado once (11) poemarios: Retoños de sueños (1987); Dulce suicidio (1991); Siempre tú (1995-Premiado en la Alianza Cibaeña); Pasión de mar (2001-Premiado en la Alianza Cibaeña); Arquitectura de silencios (2002); El color del silencio (2004); Danza del aire (2006). Danza del suicida (2007); El color de la soledad (2009); El color de la eternidad (2011); El color de la nada (2018), El color de la mirada, 2020; Lenguaje, Utopía y Creación (Ensayo-2009), edición del Ministerio de Cultura). Por una educación humanista (Temas educativos, 2012). Tiene inéditos dos poemarios, los números 6 y 7 de la saga de los colores։ El color del tiempo y El color del amor, ambos serán editados en este año 2025 por la Editora Poetas de la Era.
Ovalles tiene más de 40 años ejerciendo el magisterio. Es cofundador del Liceo Nocturno de su comunidad de origen y fundador del Vespertino de la misma comunidad. El Ayuntamiento de Moca en diciembre del 2003 lo reconoció como Hijo Distinguido de tal ciudad. El Distrito Municipal de Monte de la Jagua, Moca, también le entregó en agosto del 2007 un Reconocimiento. La Academia Dominicana de la Lengua Española, Correspondiente de la de España, le confirió en marzo del 2005 un Diploma de Reconocimiento “en atención a sus méritos literarios; su aporte creativo a favor del desarrollo intelectual y estético y su contribución al progreso educativo y cultural de la comunidad”. El Taller Literario Virgilio Díaz Grullón del Centro Regional de Santiago de los Caballeros (CURSA) de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, le concedió en junio del 2005 un Reconocimiento como Joven Intelectual del año.
Ya está jubilado de la educación pública. Actualmente es Director del Colegio Porfirio Morales de Moca. Miembro fundador del Taller Literario Octavio Guzmán Carretero de Moca y actual Director del Taller Literario Triple Llama de la misma ciudad.
Gerson Adrián Cordero: ¿Qué lo motivó a comenzar a escribir literatura?
Pedro Ovalles Pérez: Desde muy pequeño, antes de los diez años, recuerdo con claridad que me causaba asombro —y aún me sucede— todos los fenómenos y objetos de la realidad circundante. Para mayor sorpresa, también ese otro mundo no menos extraño que es nuestro interior. Esa insuficiencia de explicaciones, esa impotencia para responder a tantos interrogantes que me depara la existencia de todo mi entorno, desde temprana edad me hacía (y aún me tortura) vivir sin tranquilidad epistemológica.
Al pasar el tiempo, crecer y llegar a mi adolescencia, leyendo mucho y, ya desde los estudios secundarios, teniendo como guías espirituales y literarios al Dr. Bruno Rosario Candelier, al Dr. Juan Alberto Peña Lebrón y al Dr. Julio Jaime Julia, sus iluminaciones me ayudaron a forjar una vocación lo más firme posible. Siempre inquiriéndome a mí mismo, buscando la forma de escuchar la voz de las cosas, llegué a la conclusión de que no podía dejar de oír esa voz que ya se había convertido en algo muy familiar en mi conciencia. Descubrí, entonces, mi inclinación esencial, lo que traje conmigo desde antes de ver la luz y el mundo.
Desde ese entonces, percibí el lenguaje soterrado de todo lo que invade mis sentidos corporales e interiores: las cosas me hablan, nada es mudo para mí, en ningún momento puedo estar solo ni callado, aunque no abra la boca para pronunciar ni una sílaba. Llegué a entender, como un anatema caído sobre mi cabeza o como una constante sombra encima de mi cuello, parecida a la espada de Damocles, que era mi sino interrogar el cosmos.
Y a pesar de mi edad, aún sigo tras respuestas que no logro conseguir, pero sigo y seguiré en esta odisea tratando de arrancarle sentidos a la voz chillona del silencio de todas las cosas materiales y espirituales.
GC: ¿Qué cambios percibe en la escena literaria nacional respecto a cuando usted comenzó?
PO: En mis inicios literarios, había que tener una férrea vocación para leer y escribir literatura. Más aún para quienes comenzamos y seguimos leyendo y escribiendo desde las provincias.
Dije que había que tener una férrea aptitud porque, si bien ahora hay ciertas dificultades para encontrar materiales culturales y, especialmente, obras de arte y literatura, en mis tiempos de mocedad la obtención de libros claves para una sólida formación literaria era engorrosa. Eran muy escasas las librerías públicas y los sujetos con buenas bibliotecas.
En comparación con el pasado, hoy en día ciertos trámites para acceder a obras icónicas de la literatura universal se han facilitado. Además, existen en muchas provincias lectores y escritores de relieve nacional e internacional que se mantienen al tanto del quehacer literario.
Aunque todavía persisten trabas de muchas índoles para el desarrollo literario en las provincias, es evidente que han surgido cambios muy favorables para los escritores provincianos. Hoy podemos decir que hay excelentes escritores en todas las facetas literarias que han creado textos de calidad incuestionable desde sus respectivas provincias. Esto se comprueba por los diferentes premios nacionales que han obtenido.
GC: ¿Qué emociones o temas predominan en su poesía?
PO: Me he propuesto transmitir una profunda exploración de la existencia, el tiempo y la trascendencia.
Entre los temas y emociones que intento explorar están:
El tiempo y su fugacidad: una constante reflexión sobre el paso del tiempo, su inexorabilidad y la sensación de que todo cambia y se desvanece.
La temporalidad de la existencia: la lucha por comprenderla.
La existencia y la identidad: mi poesía se sumerge en preguntas filosóficas.
El aislamiento y la contemplación: el silencio juega un papel esencial en la comprensión del mundo y del ser humano.
Un tono melancólico: enfrenta la idea de la muerte, la nada y la posibilidad de perpetuidad en la memoria o en el arte.
En última instancia, me esfuerzo para que mi poesía sea un acto de resistencia frente al tiempo y la desaparición. Reflexiono sobre el poder de las palabras y la escritura como forma de inmortalidad.
GC: ¿Qué hábito considera indispensable para quienes desean dedicarse a la escritura?
PO: Leer, leer y leer.
Sobre todo, si se quiere ser poeta, hay que leer a los grandes poetas de todas las lenguas. Si se domina el idioma del autor, mejor aún; pero si no, leer sus traducciones. Siempre hay que optar por los mejores autores, los clásicos de todas las lenguas, y preferiblemente releerlos las veces que sean necesarias.
Además, es recomendable que cada autor se lea en su totalidad, es decir, que se estudie toda su producción. Previamente, conviene conocer muy bien su trayectoria biográfica, porque mientras más se conoce la vida del autor, con mayor facilidad se penetra el trasfondo de sus textos.
Se debe ser un lector permanente y disciplinado, hacer de la lectura un modus vivendi, una atracción irresistible. Un hábito que el lector sienta como una forma de aquilatar la vida, de espantar la muerte y de acercarse a ciertos estadios de entendimiento del tiempo y sus eternidades.
GC: ¿Qué lo motiva a seguir escribiendo después de tantos años?
PO: Si se tiene vocación literaria de verdad, y ya hay décadas de lecturas permanentes, meditación y replanteamientos de la afición, la creación y las publicaciones, es muy difícil dejar que el ritmo merme.
Cada día, cada mes y cada año, el creador literario se siente en extremo motivado a continuar su búsqueda ontológica. Sus propuestas de exploración e interrogantes del cosmos surgen a partir de sus indagaciones creativas, invenciones que tratan de responder a esas inquietudes de entenderse a sí mismo, al universo y a sus semejantes.
Esa vida que se ha ido construyendo con base en esos vuelos intuitivos, en esas indagaciones reflejadas en creaciones literarias, donde el sujeto-autor se conecta y se desnuda ante los símbolos y signos de su época para ser testigo de un tiempo que será todos los tiempos.
Esa será su vida. Y siente que es y será su muerte, su júbilo y su angustia, su luz y su sombra, su finitud y sus perpetuidades.
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