Jackeline Eliana Reyes Matos
jackelineelianareyes@gmail.com
La obra "El misántropo" de Menandro es un testimonio del ingenio y la agudeza del teatro griego antiguo, un lugar donde se entrelazan la crítica social y la comedia. Aunque Menandro es menos conocido que otros dramaturgos como Sófocles o Eurípides, su capacidad para capturar el comportamiento de las personas y sus contradicciones es impresionante. Esta pieza destaca por su enfoque en la soledad, la incomunicación y la ironía de las relaciones humanas, temas que resuenan con una sorprendente actualidad.
Uno de los aspectos más sobresalientes es la profunda soledad de su protagonista, Cnemón. Desde el inicio de la obra, el carácter del protagonista se presenta como un hombre que rechaza las interacciones sociales. Cnemón es descrito como un misántropo, alguien que desprecia la compañía de los demás. Su actitud es evidente cuando expresa su desdén por las mujeres y su renuencia a participar en las festividades que tienen lugar en la casa de su familia. Menandro establece así un contraste entre la alegría y la vida social que lo rodea y la oscuridad y el aislamiento que él mismo elige. Esta dualidad establece el tono de este relato, llevando al espectador a preguntarse sobre la esencia de la felicidad y la conexión con la humanidad.
Cnemón, a pesar de su deseo de mantenerse alejado de todos, se encuentra constantemente enredado en las dinámicas familiares y sociales que él tanto aborrece. Esta tensión se manifiesta en su interacción con los otros personajes, especialmente con Getas y Sicón, quienes intentan sacarlo de su caparazón. Getas, el esclavo, es un personaje cómico que representa la voz de la razón y la risa en medio del drama que vive el protagosnita. Su insistencia en que el anciano participe en las celebraciones muestra perfectamente la ironía de la situación, pues a pesar de su resistencia, las expectativas sociales lo atrapan.
–Eres un salvaje. (Menandro, "El Misántropo", Acto V)
le dice Getas a Cnemón, reclamandole que su misantropía no solo lo aísla, sino que también lo deshumaniza.
Sin embargo, el aislamiento de Cnemón no le trae la felicidad que anhela. Su soledad es un reflejo de su incapacidad para conectar con los demás y encontrar significado en la vida.
Pero frente a esa sombra, la llegada de Sóstrato, el joven enamorado, actúa como un rayo de luz que ilumina el camino.
Su paciencia y su bondad no sólo buscan ganar el amor de la hija de Cnemón, sino también romper las barreras que el anciano ha levantado. Nos expresa la importancia de la empatía, de esa capacidad de ver más allá de las corazas de las personas.
SÓSTRATO: (Aparte.) Me parece que este asunto no es cosa de un pequeño esfuerzo, sino de uno extraordinario. Es algo que salta a la vista. (Acto I).
Sóstrato no se rinde; en lugar de enfrentarse a la hostilidad del este señor con dureza, responde con amabilidad, recordándonos que, a veces, lo que más necesita una persona difícil es alguien que crea en ella.
Encapsula la esencia del amor y sus desafíos; se requiere astucia y paciencia para navegar por las complejidades del corazón. Sóstrato, consumido por la impaciencia que produce su enamoramiento, da paso a la tensión entre la razón y la emoción manifestando su lucha interna, que se debate entre el deseo de actuar impulsivamente y en la necesidad de controlar sus impulsos para alcanzar su objetivo amoroso.
Otro aspecto fundamental de "El misántropo" es el tema de la transformación. A medida que la trama avanza, se observa una evolución en el carácter de Cnemón. Aunque al principio parece inquebrantable en su misantropía, las circunstancias y las presiones sociales lo empujan hacia una aceptación gradual de su realidad. En un momento clave, Simica afirma:
SIM. – Calma, tú, y no gruñas. Huyes de la gente, aborreces a las mujeres, no consientes en que te lleven al santuario con los que sacrifican. Todo esto lo vas a tener que aguantar. No hay nadie, que te ayude.
Esta es la inevitabilidad de su participación en la vida social y la presión que siente para cambiar. La insistencia de los demás en que participe en la vida social lo lleva a un punto de quiebre, donde su resistencia se convierte en un acto de auto conservación que, irónicamente, lo aísla aún más.
Seguidamente resaltando, uno de los tópicos centrales, el cual es la sociabilidad como una virtud esencial. A medida que se desenvuelven los actos, Menandro va dejando claro que la vida no se trata solo de sobrevivir, sino de construir lazos que nos enriquezcan. Vivir aislado, como lo hace Cnemón, es como cortar las raíces que nos conectan con los demás y nos sostienen en los momentos difíciles.
Dicho autor no recurre a la exageración ni a la burla directa para generar risas, sino que emplea situaciones cotidianas y malentendidos para crear momentos de comedia que conectan con el espectador de manera natural.
GET. – ¡Únete a nosotros! Eres un salvaje. CNEM. – ¡No, por los dioses!
GET. – Bueno, ¿te llevamos ya dentro? CNEM. – ¿Qué voy a hacer?
GET. – Pues baila.
CNEM. – Llevadme; Quizá sea mejor sufrir lo que me espera allí. GET. – Eres sensato. Ganamos nosotros. ¡Ahh, victoria!
En el fondo de todo esto está el papel de la fortuna, que nos presenta como una fuerza que, aunque imprevisible, puede empujarnos hacia el cambio.
La caída de Cnemón en un pozo no es solo un evento fortuito, sino una metáfora de cómo a veces necesitamos tocar fondo para darnos cuenta de lo mucho que necesitamos a los demás. subrayando la idea de que la vida puede sorprendernos, y que esos momentos inesperados son oportunidades para aprender, crecer y abrirnos al mundo.
Finalmente, deseo concluir invitándoles a leer este maravilloso legado de la literatura griega, que pasara de ser un libro más y será una comedia que, entre risas y enredos, te revelara la lucha entre la rigidez y el cambio.
Referencias
Menandro. (2000). Comedias. Ediciones Gredos.
La autora de este artículo es estudiante de Lengua y Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.
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