Ehud Olmert con una chaqueta oscura y una camisa blanca.
Elena Fernandez/Europa Press vía Getty Images
Ehud Olmert fue primer ministro de Israel de 2006 a 2009.

Fue el último primer ministro israelí en negociar un plan detallado con los palestinos en busca de una paz duradera basada en la solución de los dos Estados.

"En los próximos 50 años no encontrarás a otro líder israelí que les proponga lo que yo les propongo ahora. ¡Firma! ¡Firma y cambiemos la historia", apremió en 2008 Ehud Olmert al líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás.

Olmert había sido alcalde de Jerusalén durante una década y había asumido la jefatura del gobierno israelí en 2006, para dejarla tres años después por un escándalo de corrupción que finalmente lo convirtió en el primer líder de su país en pisar la cárcel.

Han pasado 17 años desde aquella oferta de paz que fue rechazada. Abás sigue al frente de la ANP, pero todo lo demás parece hoy irreconocible sobre todo desde hace dos años, desde el 7 de octubre de 2023, el día que Hamás atacó a Israel, que respondió con una ofensiva en Gaza que aún hoy continúa.

Israel está gobernado ahora por el ejecutivo más derechista de su historia, con miembros supremacistas y nacionalistas religiosos que abogan abiertamente por la anexión de la tierra palestina. Y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha dejado claro que "no habrá un Estado palestino".

La sociedad israelí se encuentra más polarizada que nunca, dividida por una brecha que parece insalvable entre sus dos esencias, la secular y la religiosa, mientras que gran parte del mundo ha dado la espalda a Israel por su campaña militar en Gaza.

Un resquicio de esperanza se ha abierto con la negociación del plan de paz para la Franja anunciado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, que busca acabar con la masacre de palestinos en Gaza y el retorno de los rehenes aún en manos de la milicia islamista.

En las últimas semanas, una oleada de reconocimientos diplomáticos del Estado palestino ha insuflado vida a una idea, la de los dos Estados que convivan uno junto al otro, cuando muchos palestinos e israelíes habían arrojado la toalla tras dos años de extrema violencia.

No es el caso de Olmert.

"No existe ninguna solución política al conflicto histórico entre Israel y los palestinos que no sea la solución de dos Estados", señala, convencido, este feroz crítico de Netanyahu y de la ofensiva del gobierno de su país en Gaza.

Acaba de cumplir 80 años, pero sigue concediendo entrevistas, participando en foros y defendiendo la idea de que Israel no puede seguir controlando de manera indefinida las vidas de los palestinos que viven en los territorios ocupados por Israel desde la guerra de 1967.

Olmert habló con BBC Mundo cuando se cumplen dos años del brutal ataque de Hamás al sur de Israel, que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados, y que desató la aplastante respuesta militar israelí que devastó la Franja de Gaza, donde han muerto ya más de 67.000 personas, en su mayoría mujeres y niños.

Línea gris.
BBC

¿Cómo se siente de optimista con respecto al acuerdo para poner fin a la guerra impulsado por Donald Trump?

Obviamente, quiero ser muy optimista y creer que estamos muy cerca de llegar a una conclusión.

No creo que nada haya cambiado en los últimos meses. Durante todo este tiempo, la elección ha sido muy sencilla: fin de la guerra, regreso de los rehenes. Así que creo que cuando Hamás dijo "sí, pero", como aseguró el presidente Trump, se referían a esto. Están dispuestos a liberar a todos los rehenes, si se pone fin a la guerra.

La pregunta es si el presidente Trump entiende que ahora hay que obligar a las partes a poner fin a la guerra, y quizás, ante todo, a la parte israelí. Queda por ver.

Espero que cuando el presidente Trump dijo ayer (por el sábado) que Israel ha detenido los ataques en Gaza, entendiera que esta es la condición sine qua non. Fin de la guerra, devolución de los rehenes. Ya veremos. Espero que se haga realidad.

¿Qué grado de confianza tiene en que Netanyahu y Hamás acaben cumpliendo los términos del acuerdo, cuando los haya?

Bueno, repetiré lo que creo que es obvio. Solo hay una persona en la que confiaría, y esa es Trump si decide utilizar todo su poder, si decide no solo seguir el consejo del primer ministro Netanyahu, sino decirle a Netanyahu: "Basta, ponle fin de inmediato". Ya veremos.

Donald Trump y BEnjamin Netanyahu miran al frente y levantan sus pulgares. Ambos visten trajes oscuros y corbata.
Alex Wong/Getty Images
Trump ha presentado un plan de paz para Gaza de 20 puntos que busca, a grosso modo, la liberación de los rehenes a cambio del cese de los bombardeos. Netanyahu lo ha aceptado y también Hamás, aunque con ciertas condiciones que tienen que negociarse.

Uno de los motivos que ha alegado Netanyahu y su gabinete para prolongar esta guerra durante estos dos años ha sido la voluntad de acabar por completo con Hamás. ¿Es eso posible?

Lo que tenemos que entender es qué significa "por completo".

¿Ha sido derrotado Hamás? Sí, sin duda. ¿Ha sido destruido Hamás en gran medida? Sí.

Cuando todos los líderes de Hamás fueron eliminados, como ocurrió, cuando la mayoría de los cohetes fueron destruidos, cuando la mayoría de los lanzadores fueron destruidos, cuando la mayoría de los túneles fueron destruidos, cuando la mayoría de los combatientes fueron destruidos y asesinados, creo que se puede decir que Hamás, como potencia militar, ha desaparecido, en comparación con lo que tenía el 7 de octubre [de 2023].

¿Podemos decir que no hay ni una sola persona armada que diga que pertenece a Hamás? Sin duda habrá algunas, pero no creo que representen el mismo peligro para la seguridad del Estado de Israel que en el pasado.

En las últimas semanas hemos visto cómo la presión internacional sobre Israel alcanzaba un punto álgido, con el reconocimiento del Estado palestino por parte de países como Francia o Reino Unido, y con el desplante que muchos delegados hicieron a Netanyahu durante su discurso en la Asamblea General de la ONU. ¿Es eso lo que hace falta para que Netanyahu acepte un acuerdo: ser considerado un paria en la escena internacional?

Creo que Netanyahu se encuentra ahora en una crisis emocional que le permite ignorar los parámetros básicos con los que tiene que lidiar el Estado de Israel. Por lo tanto, no estoy seguro de que la presión internacional, tal y como se ha manifestado por parte de países como Francia, Gran Bretaña, Canadá, Italia, Alemania y muchos otros, haya sido tan significativa para Netanyahu.

Lo que creo que es significativo, quizá la única presión que tiene consecuencias muy importantes para Netanyahu, es lo que dice Trump. Cuando Trump le dice "Acaba con esto, ponle fin, ya es suficiente", él lo entiende.

¿Cree usted que se puede confiar en Trump en este sentido?

Bueno, espero que podamos confiar en que dice lo que piensa.

Se puede cuestionar la coherencia de Trump, lo meditado que está todo lo que dice. Pero no creo que haya ninguna duda sobre su deseo de poner fin a esta guerra.

Algunas personas piensan que su ambición por ganar el Premio Nobel es tan grande que hará todo lo posible para conseguirlo. Espero que así sea. Rezo por ello. Espero que haga todo lo que esté en su mano para poder optar al Premio Nobel de la Paz, lo que significa que le dirá a Netanyahu: "Ya basta". Y él es el único que puede decir eso, y el único al que, cuando lo dice, Netanyahu le escucha.

Dos mujeres lloran sobre el cuerpo de un familiar fallecido y amortajado.
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La guerra ha devastado el diminuto territorio de Gaza, donde el 90% de la población se ha visto desplazada y donde las bombas se han cebado con la población civil.

El acuerdo podría traer un alto el fuego, el fin de la guerra. Pero, ¿qué es necesario para alcanzar una paz real?

Mira, no lo exageremos más allá del límite razonable. En este momento, no hablamos de paz como nos gustaría.

Hablamos de poner fin a la guerra, de recuperar a los rehenes, de detener la matanza de personas no involucradas y de dejar de perder soldados israelíes que luchan en el campo de batalla. Eso es muy significativo.

Si lo conseguimos, si ponemos fin a la guerra, si los rehenes regresan, si los palestinos no siguen perdiendo la vida aunque no estén involucrados, si Israel comienza a retirarse de Gaza hacia la línea internacional, si los palestinos, junto con los países árabes moderados, establecen una fuerza de seguridad que controle Gaza y se asegure de que Hamás no esté en condiciones de resurgir, y si hay un nuevo órgano de gobierno, una administración formada por ejecutivos y burócratas que controle Gaza en lugar de Hamás, será un gran logro de proporciones históricas.

Si en algún momento, cuando todo esto se haya conseguido, se llega al entendimiento de que también hay que hablar de una solución política más amplia al conflicto histórico entre Israel y los palestinos, nadie estará más feliz que yo.

Pero me temo que, en este momento, todavía tenemos que superar el primer nivel, que es poner fin a la guerra en Gaza.

¿Cómo de fuerte cree que es Netanyahu en este momento dentro de su gobierno?

Por un lado, Netanyahu es muy fuerte, pero por otro lado es totalmente débil, porque depende de una mayoría provisional en el Parlamento que no refleja la opinión pública del Estado de Israel en este momento, sino que depende totalmente de sus socios mesiánicos, el grupo de matones y terroristas que forman parte de su gabinete.

Y, mientras ellos estén con él, es muy fuerte. Pero en cualquier momento pueden retirarse del gabinete, y entonces él se verá muy débil. Así que diría que está temblando.

Aún así, sigue liderando las encuestas en cuanto a popularidad.

Es popular entre el 30% que lo apoya a él y a su coalición, pero no lo es entre el 70% que no confía en él y no lo apoya.

Pero sigue ahí después de 16 años.

Sí, pero la mayoría del pueblo de Israel está en contra de él, eso es seguro.

Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich hablan en confidencia en la Knéset. Ambos llevan traje oscuro, corbata y kipá.
Kobi Wolf/Bloomberg via Getty Images
Los socios ultraderechistas de Netanyahu en el gobierno, Itamar Ben Gvir (izq.) y Bezalel Smotrich, mantienen siempre la amenaza en el aire de retirarle el apoyo si no se pliega a sus exigencias.

¿Cómo diría usted que ha cambiado Israel en los últimos dos años?

Bueno, por supuesto, hemos pasado por una experiencia muy traumática que ha sacudido los cimientos mismos del Estado de Israel y ha suscitado serios temores de que tal vez la confianza con la que creemos que podemos existir y la seguridad que pensábamos tener no sean tan estables ni están tan garantizadas.

Y también creo que la política del gobierno israelí, en particular la política de polarización y división que ha caracterizado al gobierno de Netanyahu, ha creado graves enfrentamientos entre diferentes segmentos de la población israelí.

Por lo tanto, creo que lo que necesitamos ahora es un largo proceso de introspección, de sanación, de volver a los fundamentos de lo que éramos como nación, como país, como sociedad. Y eso llevará tiempo. No es sencillo. Tenemos que superar esta crisis y volver a los valores fundamentales básicos de humildad, modestia y compasión que han caracterizado a la sociedad israelí durante muchos años.

Antes ha mencionado a los socios de Netanyahu en el gobierno como matones, y ha dicho muchas veces que son el "enemigo interno". ¿Está Israel, de alguna manera, en guerra consigo misma, con sus propios valores y cimientos?

Sin duda espero que las divisiones y la polarización dentro del Estado de Israel no se extiendan a algo más extremo en cuanto a las relaciones entre los diferentes grupos del país.

Siempre existe el peligro, cuando hay diferencias tan grandes, cuando hay divisiones y enfrentamientos tan fuertes, de que se pierda el control. Espero que no lleguemos a eso.

Antes del ataque del que ahora se cumplen dos años, el país ya estaba muy dividido, y uno podría pensar que un trauma tan terrible como el del 7 de octubre de 2023 unificaría a los israelíes, pero no.

Bueno, entonces estábamos divididos en ciertos asuntos relacionados con la revolución del sistema legal que Netanyahu quería llevar a cabo. Y desde entonces, por supuesto, la división se ha ampliado como consecuencia del trauma del 7 de octubre. Ahora es mucho más amplia, más profunda y más dolorosa. Pero, de nuevo, creo que tenemos la fuerza interior para hacer frente a esto y no recurrir a algo que sea más violento.

Mahmud Abás y Ehud Olmert sonríen y se abrazan. Ambos van vestidos con trajes de chaqueta azul marino, corbata roja y camisa blanca. Abás lleva gafas y tiene el pelo blanco y Olmert es calvo.
Moshe Milner/GPO via Getty Images
Mahmud Abás nunca firmó el plan de Olmert.

Usted fue fundamental para el desmantelamiento de los asentamientos de Gaza en 2005, cuando era viceprimer ministro, y también elogió a Menachem Begin por retirarse del Sinaí tras la guerra de los Seis Días. Usted es un firme defensor de la solución de dos Estados, pero un Estado necesita territorio, y en los últimos tiempos hemos visto cómo los asentamientos en Cisjordania no han dejado de crecer, igual que la violencia de algunos colonos. ¿Cree que deberían desmantelarse, como se hizo en Gaza?

No existe ninguna solución política al conflicto histórico entre Israel y los palestinos que no sea la solución de dos Estados. En otras palabras, un Estado palestino junto al Estado de Israel.

Y, por supuesto, el Estado palestino tendrá que estar en Cisjordania, sobre la base de las fronteras de 1967, y en Cisjordania hay asentamientos israelíes.

Según el plan que presenté a la Autoridad Palestina en 2008 y 2009, cuando era primer ministro, y que firmamos el Dr. Nasser Al-Qudwa, exministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Palestina, y yo mismo, si Israel, en el marco de un acuerdo, anexiona el 4,4% de los territorios de Cisjordania a cambio del intercambio de un territorio de igual tamaño que formaba parte del Estado de Israel, podemos mantener al 82 % de los colonos dentro del Estado de Israel por acuerdo.

Creo que se pueden encontrar algunas soluciones de mutuo acuerdo para el 18% que permanecería en los territorios (palestinos). Pueden quedarse, vivir donde están y ser ciudadanos del Estado palestino. O pueden ser reubicados en el 4,4%, es decir, que seguirán viviendo en los territorios que pasarán a formar parte del Estado de Israel, pero no donde viven ahora. O pueden ser reubicados en lo que era Israel antes de 1967.

Todas estas son soluciones prácticas que, en este momento, aún pueden llevarse a cabo, por supuesto, en el contexto de las negociaciones y el acuerdo.

Pero habría que obligarles, supongo. ¿Cree que habrá algún gobierno israelí dispuesto a hacerlo?

Mi gobierno lo negoció, y espero que en el futuro haya un gobierno que también lo negocie.

¿Y qué hay del lado palestino?

Tienen que determinar quién quieren o quién prefieren que negocie por ellos.

Actualmente, la Autoridad Palestina está dirigida por el Dr. Mahmoud Abbas, a quien yo respetaba y con quien estábamos negociando, aunque no tuvo el valor ni la valentía de firmar lo que le propuse. Pero tendrán que elegir a sus líderes.

¿Cree entonces que es necesario un cambio de liderazgo tanto en el lado palestino como en el israelí?

Sin duda necesitamos un cambio de liderazgo en el lado israelí, pero no quiero decirles a los palestinos lo que tienen que hacer. Ellos tendrán que decidirlo.

¿Cree que se arrepintieron de no haber firmado en ese momento?

Sospecho que se arrepienten, pero no estoy seguro de que admitan que se arrepienten.

Una mujer con un velo oscuro sujeta y mira con preocupación a una niña de 4 años desnutrida en un hospital de Gaza.
Alaa Y. M. Abumohsen/Anadolu via Getty Images
Más de 67.000 palestinos han muerto en Gaza por los bombardeos de Israel, que somete además a la Franja a un bloqueo que ha provocado una hambruna, como la que sufre Mera Hatim Abu Verde, una niña de 4 años en estado crítico por malnutrición.

Este mes, una comisión internacional de investigación de Naciones Unidas concluyó que Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos en Gaza, un juicio que comparten cada vez más expertos. ¿Cómo describe usted lo que ha estado sucediendo en Gaza estos dos años?

Lo repito una y otra vez. Se han hecho cosas en los territorios o en Gaza que no se deberían haber hecho. Pero no hay nada que se acerque siquiera al genocidio.

No hay genocidio en Cisjordania ni en Gaza. No lo ha habido, no hay una política de genocidio y no hay una ejecución real que se parezca a esto.

Y critico al gobierno israelí sin vacilar y lo he hecho en todas partes, en Israel y en todo el mundo. Pero todo debe hacerse dentro de los límites y con el debido cuidado.

¿Cree que Israel juzgará algún día a Netanyahu por lo que está ocurriendo en Gaza?

Bueno, no lo sé. No quiero juzgar la personalidad de Netanyahu. Mi opinión sobre él es bien conocida: no confío en él, no lo apoyo y espero que cambie.

Creo que si el gobierno israelí cambia y adopta una política diferente, la comunidad internacional estará dispuesta a aceptarlo y respetarlo.

Pero, ¿podía imaginarse que Israel llegaría alguna vez a tener la imagen que actualmente tiene para muchas personas en el mundo?

Espero que demostremos que somos dignos de una imagen diferente.

Se ha hablado mucho sobre lo que sucederá después de la guerra en Gaza, pero ¿cómo cree que será Israel después de esta guerra? ¿Cree que logrará reconstruir todos estos puentes diplomáticos rotos, volver a los valores fundacionales del Estado de Israel?

Tendremos que pasar por un proceso de introspección muy serio, largo, profundo y significativo. Y de sanación.

Y esto es algo que nos corresponde hacer para poder devolver a Israel al lugar que le corresponde en cuanto a valores, formas, a los fundamentos de nuestras vidas, las relaciones entre nosotros y la relación que mantenemos con las comunidades externas con las que queremos asociarnos. Es un proceso largo. Tendremos que pasar por este proceso de introspección.

¿Sigue teniendo esperanza en el futuro?

Soy un gran creyente. Soy optimista. Paso día tras día recorriendo el mundo, volando, haciendo campaña, reuniéndome, viajando, sólo porque creo que las cosas pueden cambiar y deben cambiar, y que cada uno de nosotros tiene que hacer todo lo que esté en su mano para cambiarlas.

Creo que las cosas serán diferentes. Y creo que llegará el día, quizá antes de lo que la mayoría de la gente piensa, en que israelíes y palestinos vivan en paz unos junto a otros, con el respeto y la paz que tanto necesitan.

Línea gris.
BBC

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