Michael Sayman
Emileechelasi
Un joven talento valorado por las grandes firmas tecnológicas.

Cuando era niño, a principios de la década de los 2000, Michael Sayman adoraba dos cosas, y una de ellas era el pollo peruano de su madre.

"¡Es tan bueno! Mi mamá siempre me decía que era la receta secreta de su abuela. Nunca se la reveló a nadie".

Ni siquiera a él o a su hermana. Lo único que sabe es que "los pollos eran muy pequeños, y los peruanos suelen marinarlos mucho con todo tipo de especias y demás. Es un pollo asado muy, muy sabroso".

Sus padres habían emigrado a Estados Unidos desde Bolivia y Perú, y tenían un restaurante de pollo en un centro comercial en los suburbios de Miami.

"Mezclaban todas las especias en casa y llevaban esa mezcla al restaurante para marinar el pollo allá. Así que había un lugar en nuestra casa que siempre olía a pollo".

Michael pasaba mucho tiempo en el restaurante, más que todo, haciendo sus tareas.

Era una vida feliz y despreocupada.

Mientras tanto, Steve Jobs, entonces CEO del gigante tecnológico Apple, soñaba con un dispositivo pequeño pero poderoso que redefiniría la era digital.

Uno que cautivaría sin remedio a Michael.

"Recuerdo haber visto a Steve Jobs anunciando lo que creía que sería la próxima revolución del mundo".

"Hoy presentamos tres productos revolucionarios", empezó diciendo Jobs el 9 de enero de 2007 en un escenario en San Francisco.

"Un iPod de pantalla ancha con controles táctiles, un teléfono móvil y un innovador dispositivo de comunicación por internet… no son tres dispositivos separados. Es uno solo. Y lo llamamos iPhone", explicó el titán de la tecnología.

Steve Jobs presentando el iPhone.
Getty Images
Steve Jobs haciendo el anuncio que electrizaría a Michael.

"Yo tenía 10 años en ese momento, y cuando vi el anuncio del iPhone, inmediatamente corrí a decirle a mis padres: '¡Miren, esto va a cambiarlo todo! Tiene todo lo que se necesita; correo electrónico, un navegador completo para la web…'

"Y respondieron: '¿Qué correos electrónicos? Tú no recibes ninguno. ¿Para qué lo necesitas?’".

A pesar de que era cierto, ese dispositivo revolucionario sería la otra cosa, además del pollo de su mamá, que Michael adoraría.

Un pingüino

Sus padres no le podían comprar el anhelado iPhone.

Para ese entonces, ya se sentían los primeros síntomas de lo que se llegó a llamar la Gran Recesión, que afecto las economías mundiales hasta 2009, y en el restaurante "las cosas no iban tan bien como antes".

Pero su mamá, Cristina, tuvo una idea: "Me dijo: 'Pues tienes muchos tíos. Tal vez puedes llamarlos y pedirles a cada uno un poco de dinero para tu cumpleaños".

Así pudo reunir los US$400 que costaba el mejor regalo que podía imaginar, y tan pronto como lo tuvo en sus manos, se obsesionó por entender cómo funcionaba todo y estar al día con cada detalle que tuviera que ver con Apple.

En 2008, la compañía lanzó la App Store. "Recuerdo que Steve Jobs se había subido al escenario y había dicho: 'Va a ser muy fácil hacer una aplicación'.

"Simplemente le creí".

En esa época le fascinaba un juego que se llamaba Club Penguin.

"Era multijugador, casi como una red social, donde el niño era un pingüino con un nombre anónimo que se paseaba por un mundo virtual donde había una tienda de ropa y tenía un iglú, que podía decorar.

"Era muy divertido, y recuerdo haber pensado: 'Sería genial si pudiera tener este juego en mi teléfono’".

Michael se puso a buscar en línea cómo hacerlo, pero se dio cuenta de que era una tarea que tecnológicamente superaba sus capacidades.

"Así que pensé: ¿Qué tal si hago una aplicación complementaria en la que tal vez no juegues el juego en el teléfono, pero podría ser una guía de referencia sobre cómo jugar el juego y se pudiera usar para registrar cosas y chatear con otras personas que también están jugando?".

Y lo hizo: creó una aplicación para acompañar el juego que le fascinaba, pero necesitaba US$100 para comprar una licencia de desarrollador de la App Store, una suma realmente alta para su familia.

"Hablé con mi mamá, porque mi papá me iba a decir que no, y al principio ella me dijo que estaba loco, que no tenían ese dinero. Yo le dije: 'No, no, no, por favor. Confía en mí. Voy a ganar dinero. Te prometo que te devolveré el dinero'.

"Despues de muchas idas y venidas, aceptó, pero me dijo: 'O me devuelves esos US$100, o vas a limpiar el restaurante todas las noches para compensar, pues simplemente no tenemos los recursos en este momento'.

"Y había una condición: 'Bajo ninguna circunstancia le digas a tu padre que te lo di’".

Michael con su padre en la playa (izq), y unos años después (der), cuando tenía 13 años, en una de las varias entrevistas que le hicieron.
Cristina Zayman
Michael con su padre en la playa (izq), y unos años después (der), cuando tenía 13 años, en una de las varias entrevistas que le hicieron por crear apps exitosas.

Cuando Michael publicó su aplicación tenía 13 años.

"Se disparó a la cima de las listas. Me desperté al día siguiente y vi mi aplicación #7 en las principales aplicaciones de referencia en EE.UU.

"Hoy en día, si le contaras a alguien que tu aplicación está en la lista de éxitos, te respondería: '¡Felicitaciones! Eres rico', pero en ese entonces nadie sabía de esas cosas, así que cuando les mostré a mis padres, su reacción fue: 'Ah, suena bueno' y ya.

"En realidad, yo tampoco sabía cuánto dinero podía ganar.

"Recuerdo el primer mes, cuando Apple envió el cheque, vino mi mamá preocupada a decirme que Apple acababa de depositar US$5.000 en su cuenta. '¿Estás seguro de que esto es correcto?'. Supongo que no me había creído nada de lo que le había dicho".

Pero tanto el saldo bancario como lo que significaba eran innegables.

Un mensaje inesperado

Michael no sabía que el restaurante de pollo estaba en serios problemas. Sus padres habían estado comprando todo a crédito, estaban ahogándose en deudas y la economía mundial se estaba derrumbando.

"Recuerdo que nos ocultaba a mi hermana y a mí la realidad de nuestra situación para que no sintiéramos que el mundo se estaba desmoronando.

"Pero sospechábamos que las cosas no iban muy bien porque en lugar de quedarse hasta en el restaurante hasta las 10:00 pm, se quedaban hasta las 2 o 3 de la mañana.

"Además, mi mamá hacía cosas como decirnos: 'Ustedes ya no son chiquitos, así que ya pueden celebrar sus cumpleaños como los chicos grandes, yendo a cine en vez de tener una fiesta'.

"Aprecio que lo hiciera de esa manera".

Michael siguió desarrollando aplicaciones y pronto fue quien mantenía a flote a su familia.

"El dinero comenzó a usarse para toda la deuda que habían acumulado a lo largo de los años, la nómina de los empleados, la factura de electricidad del restaurante…

"Recuerdo que cuando iba al restaurante, todos los empleados estaban muy felices de verme. Me preguntaban cómo iban las aplicaciones y yo simplemente decía: 'Va muy bien. Estoy creando más'.

"Era muy ingenuo. No me daba cuenta de la presión a la que estaba sometido".

Su desempeño escolar se estaba viendo afectado y sus calificaciones caían en picada.

Entre tanto, seguía desarrollando decenas de aplicaciones diferentes, algunas exitosas, otras no tanto.

Una de ellas, 4 Snaps, lanzada en la App Store de iOS en 2013, era un juego social de fotos y adivinanzas en el que los jugadores toman fotos relacionadas a una palabra y las envían para que sus amigos adivinen cuál es.

El juego rápidamente se hizo tremendamente popular.

Gracias a ello, un día, de repente, recibió un mensaje de un joven que solía vestir sudaderas con capucha: Mark Zuckerberg, el cofundador de lo que entonces se llamaba Facebook.

Michael con Mark Zuckerberg.
Cristina Zayman
Michael con Mark Zuckerberg, cofundador de Facebook, en 2014, cuando Zuckerberg ya era dueño de Instagram y WhatsApp, y Michael era el empleado más joven.

"Estaba en la clase de matemáticas y recibí un correo electrónico diciendo que Mark Zuckerberg quería llevarme a California para que pudiéramos reunirnos en persona y hablar sobre lo que había hecho.

"¡No podía creer que fuera verdad!".

Pero lo era, y se fue a San Francisco… pero no solo.

A pesar de lo poco convencional que es presentarse a una entrevista de trabajo con la mamá, "no me dejó ir sin ella".

"Yo tenía 16 años y ella estaba preocupada. Nunca habíamos estado en California, ni volado al otro lado del país, así que dijo: 'No sé quién es ese Mark Zuckerberg, así que voy contigo'.

"Cuando llegamos, nos dijo: 'Hola, ¿cómo están? Mi nombre es Mark. Encantado de conocerlos', yo me quedé paralizado, pero mi mamá, no: '¡Ay, sí. Soy un gran fan tuya', y yo la miraba pensando: '¡Hace 5 minutos no sabías quién era!'.

"¡Fue tan vergonzoso!".

Quizás, pero también ventajoso: Michael salió de ahí con una pasantía.

"Me acuerdo que pensé que nunca volvería a Miami, que me iría a California y me quedaría allí. Y cuando se lo dije a mi mamá y se puso muy triste. Siendo una madre latina, todo fue muy dramático. Empezó a hablar en español: 'Recuerdo cuando eras un bebé y yo te sostenía’…

"Estaba tan avergonzado, el típico adolescente que solo quiere esconderse".

El App Kid

Tras meses de pasantía, y muchas llamadas llorosas de su mamá, el día en que cumplió 18 años le ofrecieron un contrato.

"Cuando me dieron los detalles, no lo podía creer. Nunca había imaginado ganar tanta plata. Mis padres sintieron tanto alivio. Fue genial".

Michael se convirtió en el empleado más joven de la historia de Facebook, empresa conocida ahora como Meta.

Y poco después, llegó su oportunidad de brillar.

Snapchat, una innovadora aplicación que permitía compartir con amigos fotos y videos que desaparecían al cabo de un día, amenazaba los intereses de Zuckerberg.

A la gente le encantó el contraste con Facebook, donde las publicaciones eran públicas y permanecían para siempre, y la aplicación se disparó.

Michael armó Instagram Stories o Historias de Instagram, que "era casi la antítesis del concepto de Facebook".

"No todos estaban de acuerdo con la idea de algo que era un tipo efímero de intercambio de contenido. Fue un desafío difícil convencer a la gente".

Pero para Zuckerberg, la visión de un adolescente como Michael era invaluable, acertadamente pues aunque Instagram Stories es una clara copia de Snapchat, contribuyó a recuperar el interés de usuarios que había estado perdiendo.

Michael en Google, con una de las bicicletas de la compañía.
Enrique Galvez (mi tío)
"Aquí estoy en Google, con una de las bicicletas de la compañía", le escribió Michael a la BBC.

Después de unos años, Michael se fue a Google, y luego a la plataforma de videojuegos Roblox.

Además, ha estado involucrado en varios emprendimientos, consolidándose cada vez más como una de las mentes brillantes de la industria y una de las figuras más influyentes de Silicon Valley.

En 2021, publicó el libro "App Kid, cómo un hijo de inmigrantes consiguió un pedazo del sueño americano".

Un año después, fue reconocido por la prestigiosa revista Forbes como uno de los 30 jóvenes más exitosos menores de 30 años en el mundo.

Actualmente, forma parte del equipo de ingenieros de software e inteligencia artificial generativa de Meta.

¿Qué tan lejos está de la edad de jubilación?

"Técnicamente, si quisiera retirarme, podría hacerlo.

"Pero no lo siento como un trabajo. No siento la carga de ir a la oficina y tener que hacer lo que no quiero hacer.

"Me siento afortunado de haber descubierto qué me gusta a una edad temprana, y necesito seguir trabajando para demostrarme a mí mismo de lo que realmente soy capaz. Todavía hay más que quiero hacer".

Si cambia de idea, no hay problema: sin siquiera haber cumplido sus 30 años, ya tiene dinero para jubilarse, pero ¿tendrá suficiente para comprar la receta secreta de pollo de su madre?

"¡No, me dijo que absolutamente no, que la receta no tiene precio!".

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BBC

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