Berghain, el primer sencillo del cuarto álbum de Rosalía, "Lux", ha desatado la euforia de sus fans en todo el mundo, pero también ha desconcertado a muchos con una melodía inusual para una estrella pop.
Se trata de una fusión con la que muy pocos artistas se atreverían a experimentar.
La canción es una mezcla de música orquestal y electrónica con referencias religiosas, cantada en alemán, español e inglés.
En ella trabajaron estrellas como la islandesa Björk, Yves Tumor y hasta la Orquesta Sinfónica de Londres.
Berghain fue la antesala de álbum "Lux", que sale este viernes 7 de noviembre y que contiene letras en 13 idiomas en un repertorio de 18 temas. El español, alemán, árabe, catalán, inglés, latín y el ucraniano son algunos de ellos.
Pero más allá de cómo suena su primer sencillo, con el que Rosalía continúa empujando y remoldeando las barreras de la música pop, llama la atención su nombre.
¿Por qué la estrella del pop español ha decidido titular el primer sencillo de su nuevo álbum Berghain?
Para entenderlo que que hablar del mítico club del mismo nombre ubicado en Berlín, la capital de Alemania.
Revolución cultural tras la caída del Muro de Berlín
Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, una revolución cultural impulsada por una generación de jóvenes sedientos de libertad se apoderó de la capital alemana recién reunificada y adoptó la música techno como su banda sonora.
El Berlín de la época estaba muy marcado por el antiguo Muro y el este de `la ciudad atravesaba por una gran transformación postsoviética.
"Era muy pobre. Parecía como si la Segunda Guerra Mundial acababa de terminar", recuerda Matthias Pasdzierny, profesor de musicología en la Universidad de las Artes de Berlín y especialista en la historia del techno.
"Había muchas partes de la ciudad que estaban totalmente destruidas o en construcción. La gente se mudaba a Berlín solo por diversión, porque todo era muy barato", dice en entrevista con BBC Mundo.
Rápidamente muchos edificios abandonados o invadidos de la época comunista fueron convirtiéndose en templos de ravers que bajo al ritmo de la música techno bailaban en fiestas que duraban varios días.
El Berghain que conocemos actualmente, cuyo nombre es un acrónimo entre Kreuzberg y Friedrichshain (el distrito de Berlín donde se encuentra se llama Friedrichshain-Kreuzberg) nació en 2004, pero su historia se remonta a los inicios de la revolución cultural de la que hablamos anteriormente.
A mediados de los 90, los fundadores de Berghain empezaron a abrir discotecas que fueron cambiado de nombre y de ubicación.
"Abrieron clubes o lugares de fiesta en Berlín para la subcultura fetichista gay, que tenían una fuerte conexión con la música techno y que en su mayoría estaban manejados por gente del antiguo este", afirma Pasdzierny.
Estas fiestas sentaron las bases para la fundación de Berghain.
"Al principio era solo una fiesta en un determinado lugar. Tuvieron que mudarse varias veces de club, pero luego decidieron crear su propio club", prosigue.
En 1998 nació Ostgut que luego se convertiría en el año 2004 en el Berghain que conocemos actualmente.
La legendaria discoteca tiene su emblemática sede en una antigua central eléctrica de Alemania Oriental, ubicada a pocos metros de la principal estación de tren del antiguo Berlín Oriental.
"La filarmónica del techno"
Como musicólogo, Matthias Pasdzierny asegura quet, desde su apertura, Berghain ha sido – y enfatiza que debería seguir siendo – un templo en donde la música es lo más importante y todo gira en torno a ella.
"Es un lugar realmente dedicado a la música, centrado exclusivamente en ella. Es como la filarmónica del techno", señala.
"Tiene un sistema de sonido fantástico. La arquitectura, infraestructura y diseño del edificio están pensados para que uno pueda concentrarse plenamente en la música".
Todos los fines de semana, los DJs que tienen la dicha de pinchar en Berghain ofrecen sesiones maratónicas que duran hasta el mediodía del lunes.
En la pista de baile principal -que en su momento fue la sala de turbinas de la central eléctrica-, grupos de juergueros cada vez más sudorosos bailan sin cesar y sin distinguir la noche del día debido a una penumbra que sólo es interrumpida por luces intermitentes que también se mueven al ritmo de la música.
En otras partes del edificio, en espacios dedicados para el sexo, tienen lugar encuentros más íntimos bajo un lema que la mayoría sigue: "Lo que pasa en Berghain se queda en Berghain".
"Entras y nunca sabes cómo vas a salir"
Además de ser musicólogo, Matthias Pasdzierny también se autodescribe como un raver y ha estado en Berghain en múltiples ocasiones.
"Mi experiencia como raver es que Berghain es un lugar al que entras y nunca sabes cómo saldrás, ni en qué estado mental ni cuánto tiempo te quedarás", cuenta.
"Incluso cuando sales, no sabes cuánto tiempo estuviste allí. ¿Fueron solo un par de horas o fueron dos días? Es como ir a otro mundo, un mundo con reglas totalmente diferentes, donde además tus sentidos funcionan de manera distinta a como lo hacen en la vida cotidiana".
De más está decir que muchos de los juergueros recurren a las drogas para que el cuerpo aguante hasta el amanecer (o desde la medianoche del sábado hasta el mediodía del lunes en algunos casos).
Y es que en Berghain lo único que no está permitido es la fotografía. A los que les permiten el acceso, les tapan las cámaras de sus teléfonos con pegatinas.
Pero son pocos los afortunados que llegan a este paso.
El hombre que decide quién entra a Berghain
Berghain mantiene una muy estricta política de acceso que indudablemente ha ayudado a cultivar su reputación como "una de las mejores discotecas del mundo".
Sven Marquardt es el portero responsable de decidir quién entra al mítico club.
Ha trabajado en la discoteca desde sus inicios,1998, cuando fue contratado para trabajar en la primera versión del club, Ostgut.
En una entrevista con la BBC en 2017, Marquardt contó que vivió la Berlín de los años 90 como muchos berlineses de la época.
"Comencé a ir a fiestas techno en antiguas fábricas abandonadas. Bailábamos toda la noche sin dormir. Para mí, era nuevo experimentar tal libertad", aseguró.
Además de divertirse, también tenía que ganarse la vida de alguna manera y su hermano, que era DJ y mezclaba en varias discotecas populares en la capital, le sugirió que consiguiera trabajo en como portero.
"Yo describiría Berghain como un lugar de celebración, en el que artistas internacionales pueden presentar su música en sus diferentes pisos".
"Es un lugar en el que te puedes olvidar del tiempo y del espacio. También es un lugar para la tolerancia y la aceptación, pero sobre todo para la celebración".
Sven Marquardt le dijo a la BBC que su papel como portero es asegurarse de que la gente pueda celebrar en paz su libertad y su manera de ser y de sentirse.
Añadió que como portero de Berghain debe asegurarse de que puede ofrecerle eso a la clientela.
"La gente siempre quiere saber: '¿Cómo hago para que me dejen entrar?'. Es difícil de responder. Como también soy fotógrafo, creo que miro a la gente y a veces no tengo tiempo suficiente de tomar una decisión", explicó.
"Observo. Para mí, se trata de encontrar constrastes en la gente que entra. Contrastes, antagonismos y extremos. Es prácticamente eso".
"Lo importante es que Berghain está hecho por y para la gente que viene de fiesta aquí".
El musicólogo y asiduo del club Matthias Pasdzierny recuerda que "no importa, o por mucho tiempo no importó, cómo lucía la gente, qué llevaba puesto ni cómo bailaba. La música era la base de todo".
Él lamenta que esto haya cambiado un poco en los últimos años.
"Sobre todo, desde de la pandemia de covid-19 se ha convertido en una especie de pasarela", dice.
Patrimonio Cultural Inmaterial
Los emblemáticos clubes de Berlín tuvieron que cerrar durate a la pandemia de covid. Berghain no fue una excepción y tuvo que reinventarse por un tiempo.
La discoteca flexibilizó su famosamente estricta política de acceso para los amantes del arte en el verano de 2020 y se transformó en una galería de arte.
Miles de visitantes pudieron acceder a visitas guiadas para recorrer los 3.500 metros cuadrados del club, incluyendo la pista de baile y el legendario bar Panorama.
Pasdzierny considera que tanto la estricta política de acceso como la prohibición de tomar fotografías han ayudado a construir una gran marca.
"La gente detrás de Berghain desarrolló un concepto claro desde el principio. Cuando vas allí te das cuenta de que todo está organizado de manera muy profesional, pero todavía se siente como un club alternativo y underground", explica.
"Se ha convertido en una marca tan peculiar y tan valiosa que realmente hay que protegerla", añade.
En marzo de 2024, Alemania dio un paso para proteger clubs como Berghain al incorporar la escena techno de Berlín al registro nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial del país.
Se trata de un hito importante para una industria que atraviesa una gran crisis.
En noviembre del año pasado, Clubcommission, una organización sin fines de lucro, publicó un informe advirtiendo que la mitad de los aproximadamente 250 clubes de la ciudad corren el riesgo de cerrar en 2025 debido al rápido aumento de los alquileres, la gentrificación y los cambios demográficos de Berlín.
Pese a esto, la fama de Berghain es tal que por el momento parece ser inmune a esta crisis. Cada sábado por la noche, las filas para entrar siguen siendo igual de largas.
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