Un hombre con barba, el presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, se recuesta sobre el espaldar de su silla mientras otras personas lo rodean, con una expresión de preocupación.
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El presidente de la COP30, André Corrêa do Lago, refleja su preocupación durante un momento crítico de las discusiones en la sesion plenaria final de la cumbre.

En las tres décadas que se llevan celebrando estas reuniones anuales, que buscan forjar un consenso global sobre cómo evitar y manejar el calentamiento global, esta será recordada como una de las más divisorias.

Muchos países se indignaron cuando la COP30 que ha tenido lugar en Belém, Brasil, terminó el sábado sin siquiera mencionar los combustibles fósiles que han recalentado la atmósfera.

Esto desató la protesta de delegaciones como la de Colombia, que llevó incluso a suspender temporalmente la sesión plenaria de clausura al alegar que no se habían escuchado sus objeciones al acuerdo.

Pero otras naciones -particularmente las que tienen más que ganar de su continua producción- se sintieron reivindicadas.

La cumbre resultó ser un baño de realidad sobre hasta qué punto se ha derrumbado el consenso global sobre qué hacer sobre el cambio climático.

Aquí hay 5 conclusiones clave de lo que algunos han llamado la "COP de la verdad".

Brasil: no fue su mejor momento

El resultado más importante que salió de la COP30 es que el "barco" del clima sigue a flote.

Pero muchos de los participantes están insatisfechos de que no lograron siquiera acercarse a lo que querían.

Y, a pesar del gran apoyo a Brasil y al presidente Luis Inácio Lula da Silva, hay frustración con la manera en que manejaron este encuentro.

Desde el comienzo se vio una gran brecha entre lo que quería logar el presidente Lula con esta reunión y lo que el presidente de la COP, André Corrêa do Lago, pensó que era posible.

Así pues, Lula habló de hojas de ruta para abandonar los combustibles fósiles ante el puñado de líderes mundiales que llegaron a Belém antes del inicio oficial de la COP.

La idea fue respaldada por una serie de países, entre ellos Reino Unido y, en unos días, ya había una campaña para incluir esta hoja de ruta dentro de las negociaciones.

A Do Lago no le entusiasmó. Su meta estaba en el consenso. Él sabía que forzar el tema de los combustibles fósiles en la agenda crearía una ruptura.

Si bien el texto inicial del acuerdo hacía unas referencias vagas a elementos que parecían una hoja de ruta, éstas desaparecieron en solo días, para no regresar jamás.

Colombia y la Unión Europea, con unos 80 países más, trataron de encontrar algún tipo de lenguaje que señalara un paso más firme para alejarse del carbón, petróleo y gas.

Para encontrar un consenso, Do Lago convocó lo que se conoce en Brasil como mutirão, una especie de discusión en grupo.

Eso empeoró las cosas.

Los negociadores de los países árabes rehusaron participar en las charlas con quienes buscaban un camino para abandonar la energía de combustibles fósiles.

Los principales productores trataron a la UE con indiferencia.

"Nosotros creamos la política energética en nuestra capital, no en la suya", les expresó un delegado saudita en una reunión a puerta cerrada, según un observador.

¡Ay!

Nada pudo salvar la brecha, y las conversaciones estuvieron al borde del colapso.

Para salvar su dignidad, Brasil salió con la idea de crear hojas de ruta sobre la deforestación y los combustibles fósiles que existirían al margen de la COP.

Estas fueron aplaudidas efusivamente en las salas del plenario, pero su estatus legal es incierto.

Miembros del equipo negociador de la Unión Europea durante el plenario. Uno mira hacia el podio, otro consulta su teléfono.
Tom Ingham/BBC
El equipo negociador de la Unión Europea durante el plenario de la COP30 se vio con las manos atadas.

La UE tuvo una mala COP

Se trata del grupo de naciones más rico que se mantiene en el Acuerdo de París, pero esta COP tampoco fue el mejor momento de la Unión Europea.

Si bien han hecho alarde de la necesidad de una hoja de ruta para combustibles fósiles, se vieron acorralados en otro aspecto del acuerdo del que finalmente no pudieron salir.

La idea de triplicar los fondos para la adaptación climática estaba en el texto inicial y sobrevivió hasta el borrador final.

La redacción fue vaga para que la UE no objetara pero, crucialmente, la palabra "triplicar" permaneció en el texto.

Así que cuando la UE intentó presionar a los países en desarrollo para que respaldaran la idea de una hoja de ruta para los combustibles fósiles, no tenían nada que ofrecer para endulzar el acuerdo, pues el concepto de triplicar ya estaba incorporado.

"En general estamos viendo que la Unión Europea ha quedado arrinconada", señaló Li Shuo, de la Asia Society, un veterano observador de la política climática.

"Esto refleja en parte un cambio de poder en el mundo real, el poder emergente de los países BASIC y BRIC, y el declive de la Unión Europea".

La UE protestó enérgicamente pero, aparte de aplazar la triplicación de la financiación de 2030 a 2035, tuvieron que aceptar el acuerdo y lograron muy poco en el ámbito de los combustibles fósiles.

Manifestantes acostados frente a un aviso de la COP30, cubiertos en sábanas blancas.
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Manifestantes realizan una protesta al inicio de la COP30 en Belém, Brasil.

El futuro de la COP en entredicho

La pregunta más persistente que se hizo aquí durante las dos semanas de la COP30 fue sobre el futuro del "proceso" en sí.

Frecuentemente se escucharon dos posturas:

Lo descabellado que es trasportar por avión a miles de personas por medio mundo para sentarse en tiendas con aire acondicionado y discutir sobre comas y la interpretación de palabras enrevesadas.

Y la ridiculez de que las discusiones clave, sobre el futuro mismo de la energía que necesitará nuestro mundo necesitará en el futuro, ocurran aquí a las tres de la madrugada con delegados faltos de sueño que no han estado en sus casas en semanas.

La idea de la COP le vino bien al mundo cuando finalmente logró el acuerdo climático de París, pero eso fue hace una década y muchos de los participantes sienten que ya no tiene un propósito claro ni fuerte.

"No podemos descartarla por completo", opinó a la BBC Harjeet Singh, un activista de la Iniciativa del Tratado de Combustibles Fósiles.

"Pero requiere modernización. Necesitaremos procesos fuera de este sistema para poder complementar lo que hemos logrado hasta ahora".

Los costos energéticos y las preguntas válidas sobre cómo los países pueden alcanzar cero emisiones netas nunca han sido más cruciales, pero la idea de la COP parece estar muy alejada del día a día de miles de millones de personas.

Es un proceso de consenso que viene de una época diferente. Ya no estamos en ese mundo.

Brasil reconoció algunos de estos problemas y trató de que esta fuera una "COP de implementación" y se concentró mucho en la "agenda energética". Pero nadie sabe en realidad lo que esas ideas realmente significaban.

Los líderes de la COP están evaluando la situación, tratando de encontrar un nuevo enfoque necesaria, de lo contrario esta conferencia perderá toda relevancia.

La rehabilitación del comercio global

Por primera vez, el comercio global fue uno de los temas clave de estas conversaciones. Hubo un esfuerzo "orquestado" por abordarlo en cada sala de negociación, según Alden Meyer, un observador veterano de la COP del centro de análisis E3G.

"¿Eso qué tiene que ver con el cambio climático?", se estará probablemente preguntando.

La respuesta es que la Unión Europea planea aplicar un impuesto fronterizo a ciertos productos de altas emisiones de carbono como el acero, fertilizantes, cemento y aluminio, pero muchos de sus socios comerciales -especialmente China, India y Arabia Saudita- no están muy contentos con eso.

Afirman que no es justo que un gran bloque comercial imponga una medida que ellos consideran "unilateral" que volverá más caros los productos que ellos venden en Europa y, por lo tanto, los hará menos competitivos.

Los europeos responden que eso no es cierto, porque la medida no apunta a reprimir el comercio sino a reducir los gases que calientan el planeta para controlar el cambio climático.

Ellos ya le cobran a sus propios productores una tarifa por las emisiones que crean y explican que el impuesto fronterizo es una manera de protegerse de las importaciones extranjeras que son menos consideradas con el medio ambiente, pero más baratas.

Si no quieren pagar nuestro impuesto fronterizo, arguyen, simplemente cóbrenles tarifas de emisión a sus industrias contaminantes, recauden ustedes mismos el dinero.

A los economistas les gusta la idea, porque cuanto más caro cueste contaminar, mayor probabilidad habrá de que optemos por energías alternativas más limpias. Sin embargo, naturalmente, también significa que pagaremos más por los productos que contienen materiales contaminantes.

El asunto se resolvió aquí en Brasil con las clásicas concesiones de la COP, aplazando las discusiones para conversaciones futuras.

El acuerdo final puso en marcha un diálogo sobre el comercio en futuras conferencias sobre el clima de la ONU, implicando a los gobiernos y a otros actores como la Organización Mundial del Comercio.

Una multitud rodea una mesa con souvenirs del pabellón de China en la COP30 en Belém, Brasil.
Tom Ingham/BBC
Una multitud rodea una mesa con souvenirs del pabellón de China. El gigante asiático se concentró en lograr acuerdos comerciales.

Trump gana al no asistir – China gana guardando silencio

Los dos mayores emisores de carbono del mundo, China y Estados Unidos, tuvieron un impacto similar en esta COP, pero lo lograron de formas diferentes.

El presidente de EE.UU., Donald Trump, no asistió, pero su postura envalentonó a sus aliados presentes.

Rusia, un participante relativamente discreto, tomo la delantera bloqueando los intentos de establecer hojas de ruta. Y, mientras Arabia Saudita y otros grandes productores de petróleo fueron predeciblemente hostiles a la disminución de combustibles fósiles, China mantuvo silencio y se concentró en hacer acuerdos comerciales.

Al final, opinan los expertos, los negocios que China está logrando superarán a EE.UU. y sus intenciones de vender combustibles fósiles.

"China mantuvo un perfil político bajo", indica Li Shuo de la Asia Society.

"Y se centró en ganar dinero en el mundo real".

"La solar es la fuente de energía más barata, y la dirección a largo plazo es muy clara, China domina este sector y eso coloca a EE.UU. en una situación muy difícil".

Línea gris.
BBC

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