“Ese día salimos a las 4 de la madrugada. Nos tenían en una bodega hasta que nos montaron en ese furgón. Rodamos por 1 hora y media hasta que sentimos el impacto… cuando abrí los ojos vi que muchas personas estaban muertas”.

Así comenzó la historia del día en el que Samuel estuvo cerca de la muerte. El joven dominicano de 21 años, cuyo nombre real se omite para preservar su identidad, abandonó su natal Baní junto con su primo Mario – también un nombre ficticio – para ir detrás del sueño americano, pero nunca se imaginó que aquel viaje iba a resultar en una tragedia.

El pasado 4 de diciembre salió junto a Mario y otro compatriota en un avión que primero hizo escala en Panamá y luego los llevó al primer punto de la ruta: Guatemala.

“Salimos del país a las 5 de la tarde y llegamos a Panamá a eso de la 7 de la noche. Esperamos un par de horas en el aeropuerto para tomar el próximo vuelo a Guatemala. Allí nos hospedaron en un hotel. Todo marchó bien. Nos cuidaban”, narró.

El joven habló con ACENTO mediante una llamada de WhatsApp desde un número que registraba el código de área +52, que según el buscador de Google, corresponde a un número telefónico de México. Era el número que habría obtenido en ese país luego del accidente.

Durante la conversación, señaló varias veces cómo los coyotes movían al grupo de bodega en bodega en un camión pequeño hasta llegar a México. Salían muy temprano en la mañana y les ofrecían las tres comidas del día (tortillas con frijoles).

Por ese viaje, el joven pagó un aproximado de 21 mil dólares y, hasta el sol de hoy, solo sabe que quienes arreglaron esa travesía no han dado la cara.

Apiñados en un furgón

“Ese día nos montaron en ese furgón todos pegados, íbamos sudados, había ventilación pero no para toda la gente que estaba ahí. Yo no sabía que nos iban a montar con tanta gente. Había personas hasta con abrigos”, detalló.

El accidente ocurrió el pasado 9 de diciembre en horas de la tarde. La noticia estremeció a Centroamérica y República Dominicana. Y aunque el proceso de identificación de los cadáveres fue difícil, ayudó que los familiares notificaron a las autoridades la posibilidad de que sus parientes se encontraban en aquel tráiler.

 

Éramos muchos – prosiguió – y unos le caían encima a otros cuando se doblaba una curva, pero imagínate, uno lo que quería era llegar a Estados Unidos. Yo estaba sentado en una esquina, me paraba como podía por momentos. Al lado mío tenía a un compañero que le decía siéntate, para que descanses y me paré. Al cabo de diez minutos de haberme parado sentí que el camión se volcó, cerré los ojos y escuché un ¡pum! (estruendo)”.

Samuel contó que perdió el conocimiento por varios minutos, pero al abrir los ojos se vio tirado dentro del furgón y salió en busca de ayuda. El accidente le provocó lesiones en un hombro y una pierna. Su primo Mario no logró sobrevivir.

Vi a la gente tirada en el suelo pidiendo ayuda, vi a mucha gente muerta. ¡Fue todo tan rápido! No esperaba algo así ni que mi primo iba a morir en ese accidente. Si hoy estoy vivo es por un milagro de Dios”, expresó voz entrecortada.

Contó que al lugar llegaron unidades de los diferentes organismos de socorro, las personas intentaban ayudar como podían.

Producto del impacto las víctimas quedaron esparcidas por la carretera y se cree que por las aperturas que tenía el techo pudieron haber salido proyectados.

Las autoridades estiman que el hacinamiento y las condiciones en las que fueron transportados fueron claves para que tantas personas perdieran la vida.

Una segunda oportunidad

En conversación con ACENTO, Samuel, quien es padre de dos niñas, aseguró que no volvería a intentar un viaje ilegal porque “Si Dios me dio una segunda oportunidad fue por algo, porque algo mejor me tiene”.

Resaltó que se quedará en el país trabajando dignamente para sacar a su familia adelante y por quienes se embarcó en ese viaje ilegal para buscarles un mejor futuro.

Actualmente trabaja como comerciante y asiste a terapias para poder recuperar la movilidad de su brazo por completo.

“Si hay un mensaje que quiero dejar es que Dios existe y es bueno. Si me dio una segunda oportunidad no la voy a desperdiciar yéndome otra vez de esa manera”, concluyó.

Las víctimas

En aquel furgón iban unos 160 migrantes de diferentes nacionalidades, entre ellos dominicanos, ecuatorianos, hondureños y en mayor número, guatemaltecos.

El número aproximado de fallecidos es de 57 migrantes y más de un centenar resultaron heridos.

El grupo de 16 dominicanos estaba conformado casi en su totalidad por hombres, y aunque los reportes dan cuenta de que había una mujer, se desconoce si era la única, ya que la identidad de todos los involucrados en el incidente no se ha revelado. Las edades de los dominicanos oscilaban entre 20 y 30 años.

Los jóvenes eran oriundos de Baní, Azua y Montecristi. Muchos vendieron todas sus pertenencias para poder costear el viaje, otros obtuvieron ayuda monetaria por parte de familiares en Estados Unidos.

Las víctimas mortales fueron identificadas como Frantony Matos, Angel Lisandro Lugo, Yuniel Mordan Báez, Wascar Pérez Vargas, Raymin Brito Figuero, Luis Alfredo Brito Báez, Ramón Benito Almonte Espinal, Luis Roa Chala, Edison Báez, Juan Alberto Soto, Rafelín Martínez Castillo y Reyni Guerrero Soto.

¿Por qué escogen ruta Centroamérica?

La ruta de Centroamérica se convirtió en una opción para los dominicanos por ser una vía de “fácil acceso” a México, país que hace frontera con Estados Unidos.

Aunque originalmente la ruta iniciaba en Panamá, luego de que este país empezó a solicitar visado a los dominicanos y endureciera sus medidas migratorias, los traficantes de personas pusieron el ojo en Guatemala, que posee menos requisitos para su ingreso.

En la actualidad y fruto del auge de estos viajes ilegales luego del encierro de la pandemia, Guatemala está aplicando medidas fuertes con todo el que detecte que realmente no va a hacer turismo.

De acuerdo al Ministerio de Relaciones Exteriores de República Dominicana, solo en 2021 las autoridades guatemaltecas rechazaron el ingreso 500 dominicanos que pudieron probar a los agentes migratorios un propósito legítimo de viaje.

Aunque en Centroamérica hay otros países que no requieren visados, tampoco han reportado detenciones ni inadmisiones.

Hoy en día la región vive un flujo migratorio récord hacia Estados Unidos. Un aproximado de 1.7 millones de indocumentados fueron encontrados en la frontera de ese país norteamericano con México en el año fiscal 2021, según reportes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

Mientras que México ha detectado más de 190,000 inmigrantes indocumentados de enero a septiembre de 2021, cerca del triple que en 2020, además de haber deportado a casi 74,300, de acuerdo con la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación de ese país.