Como se ha dicho, el propósito principal del gobierno presidido por Joaquín Balaguer (aunque el verdadero poder lo tenía Ramfis Trujillo como jefe de las Fuerzas Armadas) era el levantamiento de las sanciones impuestas por la Organización de Estados Americanos (OEA) tras el intento de asesinato a Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela. El fundamento de su reclamo fue que el país se estaba democratizando, aunque ese argumento era desmentido por los principales sectores de oposición.

Las sanciones implicaban un rompimiento de relaciones de todos los países latinoamericanos con el gobierno de Rafael Leonidas Trujillo y el pago de 22 millones de dólares retenidos por Estados Unidos por la compra de azúcar.

En ese contexto, a mediados de octubre de 1961, el presidente Balaguer pronunció un discurso en la asamblea general de Naciones Unidas y días después consiguió que los hermanos de Trujillo salieran del país. Esa fue la estrategia de Ramfis y de Balaguer: enviar a los hermanos del dictador a islas del Caribe.

El 14 de noviembre, ante la evidencia de que se hacía muy difícil el levantamiento de las sanciones, los hermanos de Trujillo decidieron regresar a Santo Domingo y comenzaron rumores de que prepararían un golpe militar para asumir el poder total de la República.

Días antes de ese regreso, el sábado 11 de noviembre de 1961, el coronel Ed Simmons, de la Marina de Estados Unidos, visitó la residencia de un empresario importante en Santiago, el amigo Carlos Bermúdez, primo hermano del fenecido Erasmo Bermúdez. Simmons sabía que la Unión Cívica Nacional de Santiago era importante y tenía mucha influencia en la región. Además, allí estaba la base aérea donde, eventualmente, el general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría daría el golpe. Este empresario estaba totalmente fuera de la política y el coronel Simmons le dijo que quería hablar con algunos de los miembros de Unión Cívica Nacional, entre ellos se llamó a Salvador Jorge Blanco y él llamó a José Augusto Vega Imbert.

El coronel Simmons les dijo a los miembros de Unión Cívica que de un momento a otro se podía presentar una gran crisis. Efectivamente, el golpe ocurrió 8 días después. Además, dijo que era importante que los hermanos de Trujillo no tomaran el poder, que si ellos (los miembros de Unión Cívica) sabían quién podía enfrentarse a esa situación. 

Desde hacía tres meses Vega Imbert tenía conocimiento del vínculo de Ramón Tapia Espinal con Rodríguez Echavarría, pero eso sólo lo sabían Tapia y Vega. Entonces, alguien nombró a un militar apellido Rodríguez Méndez, que se mencionaba mucho en esa época, que era jefe de la base aérea de Barahona. El coronel Simmons, de una manera muy categórica, dijo: “Olvídense de ese señor. El hombre lo tienen ustedes en Santiago. El hombre es Rodríguez Echavarría”. Vega se quedó callado porque tenía un secreto bajo juramento.

Ahora bien, inmediatamente salió de esa reunión, Vega se reunió con Tapia Espinal y le contó lo que había pasado para ponerlo en alerta. Él se lo agradeció y eso se quedó ahí, pero a los dos días llegó la noticia de que los Trujillo habían regresado al país. Unión Cívica Nacional de Santiago se reunió y, como tenía el engranaje de estar en contacto con Puerto Plata, Moca, La Vega y San Francisco de Macorís, decretó una huelga.

Unión Cívica de Santiago decidió enviar a su principal líder, Federico Carlos Álvarez, y a Vega Imbert, a reunirse con la Unión Cívica Nacional de la capital para que se uniera a la huelga de Santiago. “Pero en ese momento no teníamos la más mínima noticia de lo que estaba pasando con Ramfis Trujillo”, dice Vega, quien recuerda lo siguiente:

“El viernes 17 salimos con salvoconducto hacia la capital. A todo esto, la Policía Nacional estaba en sus cuarteles sin hacer nada. 

Llegamos a Santo Domingo y fuimos a la casa de un hermano de Viriato Fiallo que tenía su residencia en la calle Arzobispo Nouel, cerca de la catedral, y le explicamos la situación. Él nos dice: “Bueno, esta tarde hay una reunión de la cúpula de Unión Cívica Nacional en la calle El Conde y, con motivo de la llegada de los Trujillo, parece que hay una crisis entre los hermanos y Ramfis, que está en ebullición”. 

Federico Carlos Álvarez me dice que va a la reunión de Unión Cívica Nacional y que llamemos al cónsul, que se llamaba John Calvin Hill, y desde que supo que alguien de Santiago quería visitarlo, me llamó para que fuera. Se me facilitó un vehículo y cuando llegué al consulado vi a un hombre de unos 40 años con un deterioro físico tremendo (era John Calvin Hill). Sus ojos eran dos bolas de fuego y me dice: “Tengo 72 horas que no duermo tratando de convencer a Ramfis de que no abandone el país. Desde que llegaron los tíos, Ramfis se ha pasado la semana entera en fiesta en su casa, con todos sus amigos y tomando mucho alcohol. Está decidido a irse y mañana se va del país. La única forma que hay para evitar que los Trujillo asuman el poder y suceda una debacle es que Rodríguez Echavarría se levante en Santiago y la Unión Cívica Nacional lo apoye”.

Todo esto sucedió entre las 3:00 o 4:00 de la tarde del viernes 17. Yo no hablé mucho, pero le dije que me iba a poner en movimiento porque tenía entendido que había gente de la Unión Cívica Nacional de Santiago que tenía contacto con Rodríguez Echavarría y que les iba a decir lo que me había contado, pero que me autorizara a explicarles con todos los detalles para que se entendiera claramente la importancia de esta decisión.

Salí hacia la reunión de Unión Cívica Nacional y expliqué todo lo que me había dicho Calvin Hill. Parece que la Unión Cívica Nacional de la capital ya tenía cierta noción de que había una relación entre Tapia Espinal y Rodríguez Echavarría e inmediatamente se llamó a Santiago, se habló con Tapia Espinal y se le convocó a una reunión al otro día a las 8:00 de la mañana donde vivía el señor Marino Cáceres, padre del doctor Ramón Cáceres Troncoso. Tapia acudió a la cita, se le explicó todo y salió enseguida de vuelta a Santiago. 

Federico Carlos Álvarez y yo nos quedamos en la capital a ver qué sucedía; no obstante, hay un dato que debo revelar sobre algo que estaba sucediendo en ese momento. 

Inmediatamente los Trujillo regresaron al país, Viriato Fiallo y una comisión de Unión Cívica Nacional, junto a Manolo Tavárez Justo y una comisión del 14 de Junio, fueron a Washington a manifestar su oposición a que le levantaran las sanciones al gobierno dominicano y le dieran ese dinero que tanto esperaba, y allá estaban cuando Rodríguez Echavarría da el golpe el 19 de noviembre. 

Volviendo al relato, el sábado 18 de noviembre de 1961 fue un día lleno de eventos trascendentes. La Unión Cívica Nacional le mandó una comisión a Balaguer, de la cual no se consiguió nada, y Ramfis Trujillo se fue en la tarde, pero antes de irse cometió el crimen de ametrallar en la Hacienda María a los seis complotados del 30 de mayo que estaban presos en La Victoria. De ahí se fue a Haina y zarpó en el yate Angelita. 

Ese mismo día, a las 6 de la tarde, se dio la noticia por Radio Televisión Dominicana de que el general Trujillo se había ausentado del país.

Desde el viernes 17 que llegué a Santo Domingo, yo me estaba hospedando en un hotelito de la calle El Conde que se llamaba Hotel Comercial, pero pensé que esa noche del sábado 18 no era prudente dormir en el hotel: todo el mundo estaba recogido y la ciudad estaba desierta; entonces yo me refugié donde un pariente que me acogió. Me levanté temprano, ya cuando, consumado el golpe, los aviones de Santiago habían tirado panfletos y estaban bombardeando la base principal, que era la de San Isidro”. 

Los Trujillo exigieron una gran cantidad de dinero en dólares, se abrió el Banco de Reservas, se les buscaron los dólares… y se fueron, luego de muchas horas de largas negociaciones entre ellos, Balaguer y el cónsul de Estados Unidos.

El 20 de noviembre de 1961, Rafael F. Bonnelly, quien tuvo cargos muy importantes durante la era de Trujillo y luego del 30 de mayo se estableció en Santiago, donde fue asesor de la Unión Cívica de esa ciudad, se reunió con Joaquín Balaguer en el Palacio Nacional para explicar el objetivo del golpe de Estado, desde Santiago, del general Pedro Rafael Rodríguez Echavarría.

Bonnelly llegó en un helicóptero desde Santiago. Acababa de participar como asesor en el golpe y fue enviado con un mensaje de Rodríguez Echavarría para Balaguer: “El golpe es para apoyarte y que tú, ya sin los Trujillo, puedas conducir al país hacia una verdadera democracia, un gobierno provisional que convoque a elecciones".

Una vez la familia del tirano salió del país, el mensaje con respecto al golpe de Rodríguez Echavarría le fue confiado por el mismo Bonnelly a Vega lmbert, quien se encontraba en la capital en reuniones de la Unión Cívica Nacional, como uno de los miembros fundadores del movimiento en Santiago.

Vega lmbert se iba de la capital ese día y aprovechó que Bonnelly iba a manejar de regreso a Santiago, pues se conocían de la universidad. Cuenta Vega lmbert que a Bonnelly no le gustaban los helicópteros ni los aviones, por lo que le puso a Rodríguez Echavarría la condición de que él iba al Palacio en helicóptero, pero que regresaba en automóvil.

Fue después de eso que Balaguer nombró a Rodríguez Echavarría secretario de Estado de las Fuerzas Armadas.

Más tarde se inició un proceso de tensión entre la UCN y Balaguer. Los primeros querían negociar el gobierno provisional y pedían la renuncia de Balaguer para que entrara un gobierno de personas no ligadas al pasado, que convocara a elecciones, a lo que Balaguer se negó.

El impasse condujo a que la UCN se retirara de la conversación con Balaguer y decretara una huelga en el país que duró 11 días.
Fruto de eso surgió el Consejo de Estado, en el que se acordó por escrito que Balaguer renunciaría una vez se levantaran las sanciones. Él seguiría como presidente del Consejo y Bonnelly de vicepresidente.

Los problemas políticos y la poca cohesión del Consejo de Estado integrado por Balaguer, Bonnelly, Antonio Imbert Barrera, Luis Amiama Tió y otros, llevó al incidente del parque Independencia, que a su vez provocó la renuncia de Balaguer. Se refiere a los acontecimientos del 16 de enero del año 1962, en el parque Independencia, que provocaron la muerte de cinco personas y varios heridos, generó la acción del general Rafael Rodríguez Echavarría, quien fungía como secretario de las Fuerzas Armadas y soporte militar de Joaquín Balaguer.

A mediados de enero del 62, Balaguer se asiló en la Nunciatura, y dos meses después se fue a Puerto Rico, de ahí a Nueva York y fundó allí su Partido Reformista. Mientras tanto, el Consejo de Estado trabajó para estructurar el próximo proceso electoral, las primeras elecciones libres que habría en el país desde el año 1930, y que dieron como resultado el triunfo del Partido Revolucionario Dominicano, con Juan Bosch como presidente electo y Segundo Armando González Tamayo como vicepresidente de la República.