Desde el 2015, los Gobiernos se comprometieron a poner fin el trabajo infantil para este 2025, lograr la meta 8.7 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y asegurar el bienestar de los niñas, niños y adolescentes.
Aunque la tasa bajó de 6.7 % en 2014 a 3.8 % en 2019, un 16.8 % de los niños, niñas y adolescentes que no asisten a la escuela realiza trabajos peligrosos en República Dominicana, destaca el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En términos absolutos, el Consejo Nacional para la Niñez y Adolescencia (Conani) registró 286 niños, niñas y adolescentes en situación de calle y víctimas de trabajo infantil durante el 2023, una cifra que expresa una reducción de 6.2 % respecto el 2022 (305).
El término trabajo infantil, los organismos internacionales suelen definirlo como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Aunque en todas las regiones se ha registrado algún grado de progreso en la lucha contra el trabajo infantil, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que unos 138 millones de menores de edad siguen en situación de trabajo infantil en todo el mundo.
Del total de niños registrados en el denominado “trabajo infantil”, 78.9 millones son niños que comprenden edades desde 5 hasta 11 años; 27.8 millones son preadolescentes de 12 a 14 años; y 30.8 millones son adolescentes que tienen entre 15 y 17 años.
Al desglosar esta cantidad, el 21.5 % son niños que viven en África Subsahariana, el 5.5 % en la región de América Latina y el Caribe, y el 3.1 % en Asia y el Pacífico.
Sin embargo, la reducción varía según la región. En Asia y el Pacífico, la OIT destacó que la tasa bajó a 3.1 % en 2024, un 2.5 puntos porcentuales más que los valores del 2020 (5.6 %), siendo la región de mayor reducción en este flagelo durante los últimos cuatro años. Esta reducción, explicó el organismo, se debió al auge económico de varias naciones y el aumento per cápita de US$ 6,200 a US$ 17,000.
La OIT destacó que la tasa de trabajo infantil en África Subsahariana tuvo una reducción de 2.4 puntos porcentuales entre 2020 (23.9 %) y 2024 (21.5 %). En el caso de América Latina y el Caribe, la disminución fue de apenas el 0.5 %, al pasar de 6.0 % en 2020 a 5.5 % en 2024.
Pese a estas reducciones, la OIT aseguró en el informe Trabajo infantil: estimaciones mundiales 2024, tendencias y el camino a seguir que “si no se aceleran los progresos, la lucha contra el trabajo infantil perdurará durante décadas”.
De hecho, señaló que el progreso “es aún demasiado lento”, al agregar que se requiere de un ritmo de progreso de 11 veces más rápido que el registrado entre 2020 y 2024. “El mensaje es muy claro, solo un aumento masivo del ritmo y la escala de las acciones permitirá que la eliminación del trabajo infantil sea una meta alcanzable”, detalló en el estudio publicado en colaboración con Unicef.
Esta situación, de acuerdo con la OIT, debe poner a los Gobiernos globales a “universalizar” la protección social para contrarrestar la vulnerabilidad económica.
Además, luchar contra el trabajo infantil en las actividades empresariales, con énfasis en las micro y pequeñas empresas del sector informal “que operan en los niveles más profundos, donde los riesgos suelen ser más elevados”.
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