El pasado jueves 3 de julio de 2025, el Centro de Interés Educativo Profesora Antonia Tejada (CIEPAT) celebró con orgullo la graduación de un grupo muy especial de estudiantes. La jornada estuvo marcada por emociones, memorias compartidas y un profundo sentido de comunidad educativa que fue creciendo durante el año escolar.

Los graduandos, cuyos nombres están grabados en el corazón de su maestra, forman parte de mi primera experiencia docente, y quiero “despedirme” con una carta.

Lista de estudiantes graduados del CIEPAT – Promoción 2025:

  1. Abelina Suero Espinosa
  2. Alexander Cabreja Espinosa
  3. Andrés de Jesús López G.
  4. Ángel M. Mateo Moreta
  5. Brayan M. Fernández G.
  6. Diego A. O. Puerta Peña
  7. Elian Israel Ulloa
  8. Frandy Duamel Hernández
  9. Karla M. James Cepeda
  10. Liz Marie Rodríguez López
  11. Luis Ángel Quezada
  12. Mia Leticia Castillo Luna
  13. Paula L. Barinas Bobadilla
  14. Raisab L. Missel Hidalgo
  15. Rodrigo Abreu Holinger
  16. Rosa María Uribe Abreu
  17. Sebastián González Sierra
  18. Starlin R. Cuesta Acosta
  19. Victoria C. Maldonado M.
    Estudiantes y maestros.

Este grupo, supo entrelazar aprendizaje, empatía y humanidad, dejando una huella imborrable en su institución y en quienes los acompañaron en este camino.

Carta de una maestra primeriza a su primer amor colectivo

No sé cómo se mide el amor que nace en un aula. No sé si tiene que ver con el tiempo, con la risa compartida o con las verdades que duelen menos cuando se dicen en confianza. Lo único que sé, es que ustedes fueron mi primer amor colectivo. Mis primeros estudiantes. Mi primer intento (y tal vez el más honesto) de enseñar con el alma, sin fórmulas ni recetas, solo con la convicción de que se puede educar desde el abrazo.

Compartimos más que clases. Nos dimos permiso para decir lo que dolía sin que nos juzgaran. Recuerdo esa dinámica que tanto nos ayudó: “Si mi profe supiera…”, ese ejercicio de confesión anónima donde me mostraron que la educación también puede ser refugio. En cada papelito, en cada palabra escrita desde el anonimato, me recordaron que el aula no es solo un espacio de aprendizaje, sino de humanidad compartida.

A veces pienso que cada uno de ustedes es un poema. Un verso único:

Liz, con su seriedad que protege una ternura desbordante.

Carla, elegancia en estado puro, como quien sabe caminar con gracia incluso entre las sombras.

Luis, honesto hasta el final, con ese apoyo que se da sin condiciones, como lo hacen los buenos amigos.

Andrés, sonrisa valiente, aunque por dentro llueva, esté roto, él siempre te dará su mejor versión.

Frandel, volcán emocional, pero amigo leal, de esos que no sueltan la mano.

Mia, dispuesta siempre, con esa luz callada que solo tienen los que nacieron para ayudar con amor.

Abelina, faro. Brújula. Sabia. La guía eterna del grupo y la primera en enseñarme que los estudiantes muchas veces pueden entender el mundo mejor que un adulto.

Victoria, esa presencia que se vuelve hogar, sin importar el tiempo o el espacio.

Rodrigo, voz que canta, pero también corrige con dulzura, sin herir jamás.

Brayan, silencio lleno de significado, ternura sin ruido.

Angel… ay, mi Ángel. Aquel que supo leer mi tristeza y sin decir nada, me dio un abrazo un día. Desde entonces supe que a veces los ángeles caminan en uniforme escolar.

Sebastián, ese consejero que no espera reconocimiento, solo quiere ver felices a los suyos.

Y en el coro luminoso de este grupo, también están:

Raisa, sonrisa con filo, corazón con columna vertebral.

Starlin, inventor de soluciones, genio de los trucos que quizás un día nos saque de la pobreza, como dice.

Paula, uñas perfectas, abrazos reales, quién te dice las verdades sin buscar rencores solo para que estés bien y brilles.

Elián, comediante del alma, risa que limpia los días pesados, bueno, algunas veces. Jajaja

Mi Rosa… inocencia hecha arte, comentarios que arrancaban risas con la misma facilidad que inspiraban ternura.

Diego y Alexander, felicidades si sobrevivieron a este mar de emociones y realidades bonitas.

¿Cómo se despide una maestra de su primer grupo?

No se despide.

Se agradece.

Se guarda.

Se ama en silencio, por años, cada vez que la vida le recuerde que enseñar también fue esto: mirarlos y saber que el mundo puede ser mejor porque ustedes ya están en él.

Con amor irrepetible,

Su profe que siempre será suya.

Génesis Ramos

¿Cómo se despide una maestra?
¿Cómo se despide una maestra?

Génesis Ramos

Poeta

Génesis Ramos Rodriguez, nació en Santo Domingo Este, República Dominicana, el 9 de mayo de 1997. Desde temprana edad, participó en competencias literarias y demostró su amor por la escritura, lo que la llevó a desarrollar una pasión por la poesía. Esta pasión se mantuvo a lo largo de su vida y, finalmente, la llevó a publicar su primer libro de poesía ‘‘Alma sin título’’. Es egresada de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde se graduó con honores en la carrera de Lengua Española y Literatura. Durante su tiempo en la universidad, también se resaltará como líder estudiantil, trabajando para mejorar la calidad de la educación y los servicios estudiantiles en el campus.Ramos es miembro del Taller Literario PUCMM dirigido por Valentín Amaro, un reconocido poeta y escritor dominicano, donde ha perfeccionado su técnica y estilo poético. A través de su obra poética, expresa sus pensamientos y emociones de manera profunda y conmovedora. Su estilo poético único ha sido aclamado por críticos y lectores por igual, y ha sido reconocido con varios premios literarios.

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