Por Nicolas Falez
“Cuando veo fotos antiguas mías, con el hiyab puesto, me resulta bastante extraño, ya no me reconozco”, confiesa esta iraní que ha aceptado dar su testimonio de forma anónima. La mayor parte del tiempo vive sin velo, en la calle, en la cafetería o en el restaurante. Sin embargo, precisa que, en algunos lugares de Irán, como las administraciones públicas, es imposible que una mujer entre sin tener la cabeza cubierta. Esta iraní observa a su alrededor que la tendencia se ha acentuado desde el movimiento Mujer, Vida, Libertad que siguió a la muerte de Mahsa Amini en 2022. “Al principio, esto afectaba sobre todo a las jóvenes. Ahora, cada vez más mujeres mayores se suman a la causa”, afirma.
La ley no ha cambiado, pero la práctica está en plena evolución
No hay despreocupación en este gesto: “No me siento segura y creo que ninguna mujer se siente segura si no lleva el hiyab, explica, porque por el momento no hay ninguna norma a la que aferrarse. Es una especie de limbo: no sabes si estás infringiendo las normas, no sabes si alguien se sentirá con derecho a agredirte o detenerte”.
Porque la ley no ha cambiado, solo la práctica, así como la constatación de que la represión ya no se abate de forma brutal e inmediata sobre las mujeres que se niegan a llevar el velo obligatorio. El poder iraní parece superado por este movimiento. El año pasado, el Parlamento votó una ley que endurecía las penas contra las mujeres sin velo o con velo inadecuado, pero el Gobierno actual se niega a promulgar este texto. El actual presidente iraní, Pezeshkian, ha declarado que no se puede obligar a una mujer a llevar velo.
Esto se ha convertido incluso en un tema de tensión dentro de la propia República Islámica. Hace unos días, la mayoría de los diputados criticaron al poder judicial, acusándolo de haberse vuelto demasiado laxo al renunciar a imponer el uso del velo. “El velo no es solo un trozo de tela, es una ideología que se ha impuesto a las mujeres desde los inicios de la República Islámica”, recuerda Azadeh Khian, profesora emérita de sociología en la Universidad Paris Cité. Según esta especialista en Irán, los “ultras” del régimen y el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quieren que se respete el uso del velo “a toda costa”. Pero, según la socióloga, “las encuestas realizadas por el propio Gobierno indican que el 80 % de las iraníes están a favor de la libertad de elección”.
El temor persistente a una "reacción violenta"
“Siempre, siempre, siempre hay una reacción violenta en la República Islámica y eso siempre da miedo”, reconoce la iraní contactada por RFI. “No sabemos cuándo, no sabemos cómo. Pero habrá una reacción violenta cuando les convenga”, teme. Sobre todo, porque este espacio de libertad conquistado por las mujeres iraníes no significa en absoluto que la presión sobre el conjunto de la sociedad haya disminuido. La represión de cualquier voz considerada crítica sigue siendo constante y las ejecuciones capitales han alcanzado un nivel histórico, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
“Pero el poder sabe muy bien que volver al velo significaría más tensiones en la sociedad, en un momento en que la población ya está muy enojada con el régimen debido a una crisis económica sin precedentes”, analiza Azadeh Khian. Según la especialista en Irán, “la situación empeorará con las sanciones internacionales recientemente restablecidas”, lo que obligará al líder supremo iraní a navegar entre un cierto pragmatismo y las demandas de los ultraconservadores.
“Es una oposición cotidiana la que manifestamos”, concluye la mujer iraní que ha aceptado dar su testimonio, “libramos una batalla todos los días”.
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