En un barrio ladera de la Paz, en Villa Fátima, se encuentra el vasto mercado de hoja de coca legal. Se trata de Adepcoca, la Asociación Departamental de Productores de Coca, que representa a los productores de Yungas, una región al nor-este de La Paz que se caracteriza por su clima húmedo con constantes nieblas, precipitaciones y abundante vegetación.
Para las comunidades, la hoja de coca hace parte de su identidad y de su modelo económico. "Desde hace varios años en la comunidad producimos la coquita. Para nosotros, la coca significa una hoja sagrada, una hoja respetada, la coca nos da vida. A nosotros los productores la coca nos da todo. Gracias a la coquita nuestros jóvenes estudian, gracias a la coquita, tenemos un techo, una alimentación. Para nosotros la coca significa mucho. Es nuestro sustento económico diario", explica José Lipa Cillo, productor de hoja de coca y que tiene un punto de venta en el mercado.
"El orden comunal" ejerce el control
Rudy Paxi, Secretario permanente de Adepcoca, lamenta la estigmatización de un insumo que es tan natural para su país y destaca el control en la producción del modelo boliviano. "Tenemos un control social en las comunidades que se llama 'el orden comunal'. Si yo produzco 5 bultos de coca, los tengo que traer hasta aquí con una orden comunal. De la misma manera sale al interior del país con todos los controles", indica Paxi, subrayando el estricto control que ejerce tanto el Gobierno como las comunidades.
Si bien, la hoja de coca es uno de los insumos de la cocaína, expertos como Ricardo Soberón, fundador del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos, destacan que comparar la droga con la planta es un error.
"La hoja de coca tiene 14 alcaloides, uno de los cuales es la cocaína. Pero éste se encuentra en ínfimas cantidades las cuales, al ser incorporadas al cuerpo humano a través de la hoja de coca, no implican ninguna forma de ingestión del alcaloide y no es similar a la ingestión de la cocaína", señaló este abogado. Si bien Soberón reconoce que el modelo boliviano no es perfecto, asegura que es un "modelo-ejemplo" en la regulación de la producción de la hoja de coca, fundamental para las comunidades andinas.
Solo en Bolivia la producción de hoja de coca a gran escala es legal, pues es el único país de los firmantes del tratado de la ONU exento de penalización por producir esta planta.
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