Desde la invasión rusa de hace tres años, los combates no han cesado en Ucrania. Pero más allá del conflicto armado, los dos países libran una verdadera batalla de la memoria. En una escalada verbal que a menudo presta poca atención a las realidades históricas, cada bando acusa al otro de representar un resurgimiento del nazismo. En el 80 aniversario de la victoria aliada sobre la Alemania nazi, Olivier Wieviorka, historiador especializado en la Segunda Guerra Mundial, arroja luz sobre la situación.

Por Nicolas Pagès

En febrero de 2022, Vladimir Putin justificó su decisión de invadir Ucrania diciendo que quería “desnazificar” el país. Aunque a primera vista tal acusación pueda parecer ridícula, en realidad está bien pensada y nos retrotrae al conflicto más mortífero de la historia.

En junio de 1941, la Wehrmacht penetró en Galitzia, al oeste de Ucrania. Desde esta cuna histórica del nacionalismo ucraniano, el líder nacionalista Stepan Bandera aprovechó la liberación del yugo soviético para proclamar un Estado ucraniano independiente. Decidió colaborar con el Reich. Unos 20.000 ucranianos se alistaron en la división “Galitzia” de las SS para luchar contra la URSS. Aunque el sulfuroso Bandera cayó rápidamente en desgracia entre los nazis, el Kremlin se complace ahora en explotar las ambigüedades del poder ucraniano en relación con esta controvertida figura.

En Ucrania, la labor de recordar sigue incompleta

La figura de Stepan Bandera, ya en boga antes de la guerra, ha sido exaltada por toda una parte de la población ucraniana desde la invasión rusa. Este ícono ultranacionalista ya había sido elevado al rango de héroe nacional en 2010 por el presidente Viktor Yushchenko. Volodimir Zelenski, por su parte, nunca ha condenado claramente las acciones de esta figura sulfurosa.

Por último, y este es un punto en el que la propaganda rusa ha hecho mucho hincapié, el ejército ucraniano incluye entre sus regimientos al batallón Azov, fundado en 2014 por militantes de extrema derecha. Aunque las autoridades ucranianas afirman que la milicia fue despolitizada antes de ser integrada en el ejército regular, algunos de sus miembros aún lucen tatuajes neonazis.

¿Significa esto que el actual Estado ucraniano es nazi? No, ni mucho menos. El partido nacionalista heredero de Bandera sólo obtuvo el 1,6% de los votos en las últimas elecciones presidenciales. La extrema derecha está completamente ausente del Parlamento ucraniano. Para contrarrestar el discurso ruso, Volodimir Zelenski no ha dudado en destacar sus orígenes judíos, sobre los que había permanecido discreto hasta el estallido de la guerra. Por último, desde un punto de vista histórico, el Kremlin omite deliberadamente mencionar que 5 millones de ucranianos lucharon en el Ejército Rojo contra el Reich, de los cuales un millón perdió la vida.

En Rusia, la historia de una lucha perpetua contra el nazismo

Sin embargo, Vladimir Putin sigue estableciendo regularmente paralelismos entre los combates actuales y los de la “Gran Guerra Patria” librada contra la Alemania nazi de 1941 a 1945. “El recuerdo de este conflicto está muy vivo en la memoria rusa, ya sea a nivel familiar, local o nacional”, explica Olivier Wieviorka. Y con razón: 23 millones de soviéticos perecieron.

 

La exaltación de este pesado balance no es nueva, y se remonta a la Guerra Fría. “Ha tomado la forma de monumentos, museos, documentales y una gran atención prestada a los manuales escolares. Estos últimos fueron reescritos en 2023, por orden del jefe del Kremlin, en particular con el objetivo de minimizar la importancia del vergonzoso pacto germano-soviético. Este acuerdo de no agresión con el Reich, en vigor de 1939 a 1941, es una mancha en la narrativa moscovita de lucha perpetua contra el fascismo”.

Para corroborar su relato, Rusia ha orquestado una vasta campaña de desinformación dirigida a los internautas occidentales. Desde el comienzo del conflicto, han circulado por las redes sociales fotos trucadas de Zelenski y del comandante en jefe de los ejércitos ucranianos exhibiendo símbolos nazis.

El campo de batalla de la memoria

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, también ha pasado a la ofensiva en el campo de batalla de la memoria. “El nazismo ha vuelto”, dijo a los diputados franceses hace un año, refiriéndose a la invasión de su país. “Muchos funcionarios rusos no ocultan su fascinación por la ideología nazi o el aparato de Estado nazi”, añade Olivier Wieviorka. El ejemplo más flagrante es la milicia Wagner, una organización paramilitar rusa fundada por Dmitri Outkin, que nunca disimuló su admiración por el Führer. “Pero tales paralelismos son inapropiados. No creo que podamos considerar a Putin como un nuevo Hitler”, agrega Wieviorka.

Prueba de que el Presidente Zelenski se toma en serio esta batalla de recuerdos, Ucrania conmemora ahora el final de la Segunda Guerra Mundial el 8 de mayo, en lugar del 9 de mayo, como es costumbre en Rusia. Al principio, esta diferencia de fecha se debía a las diferencias horarias, pero poco a poco ha ido adquiriendo una carga ideológica. “Al cambiar la fecha de la conmemoración, Zelenski quería anclar a Ucrania en Occidente y no en Oriente”, explica Olivier Wieviorka.

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