La suerte, el azar o más bien el destino, quiso que el día designado como “Juego del Orgullo LGBTQ+” por las asociaciones del Orgullo de Seattle (PMAC) recayese en el enfrentamiento de dos países donde las relaciones entre personas del mismo sexo están criminalizadas y las comunidades queer son atacadas implacablemente.
El pasado sábado 6 de diciembre, mientras la FIFA celebrara el sorteo de sedes para la próxima Copa del Mundo 2026, la ciudad de Seattle estaba muy pendiente de la confrontación que se disputaría en el estadio Lumen Field el 26 de junio, coincidiendo con el inicio de las festividades a favor de los derechos de las personas LGBTQ+. Y es que meses antes de dicho sorteo, el comité local ya había asignado esa fecha, ese partido y en esa cancha el que sería el partido del Orgullo LGBTQ+. Lo que pocos se esperaban en que el vaticinio del sorteo se encaprichase con un duelo entre las selecciones de Egipto e Irán.
Curiosa designación teniendo en cuenta que Irán mantiene la pena de muerte como castigo legal para las relaciones entre personas del mismo sexo mientras Egipto sigue aplicando leyes morales para arrestar a personas LGBTQ bajo cargos como "libertinaje". Si algo tienen en común ambos países con respecto a esta represión es que los dos han documentado patrones de vigilancia, incitación a la delincuencia y opresión estatal.
Las reacciones de los países árabes tras darse a conocer esta noticia no se hicieron esperar tachando la decisión de "irrazonable", ya que la homosexualidad está penalizada en ambas naciones.
"Tanto nosotros como Egipto hemos protestado. Es una decisión irrazonable que parece apoyar a un grupo en particular. Sin duda, abordaremos este asunto", afirmó a última hora del lunes el presidente de la Federación de Fútbol iraní, Mahdi Taj, en declaraciones a la televisión estatal.
De momento el máximo organismo del futbol mundial (FIFA) no se ha pronunciado al respecto mientras que algún miembro de PMAC como Eric Wahl, quien llegó a afirmar en la red social X que la participación de Egipto e Irán en un Partido del Orgullo es en realidad "algo bueno", presentándolo como una oportunidad para arrojar luz sobre las comunidades queer que viven bajo las restricciones más duras.
Al margen de la polémica los organizadores locales afirman que el partido se desarrollará exactamente como estaba previsto manteniendo firme en su postura tras el anuncio del sorteo.
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