En el centro de Caracas, el anuncio del bloqueo de los petroleros sancionados no es muy popular. Para Johannson, que apoya a Nicolás Maduro, con esta decisión, por fin sale a la luz la verdad. “Ahí se les cayó la máscara de que estaban ‘luchando contra el narcotráfico’. Lo que quieren en realidad son nuestros recursos naturales: petróleo, tierras raras, oro”, asegura ante el micrófono de nuestra corresponsal en Caracas, Alice Campaignolle.
Este hombre, de unos 50 años, se muestra preocupado. “Quieren que volvamos a la época de la escasez, toda esa época que fue bastante fuerte para todos los venezolanos, porque sufrimos tanto los que está en pro como los que están en contra del Gobierno”, agrega.
Yamily es opositora. Apoya las sanciones y, sin embargo, está de acuerdo con Johansson: es el pueblo el que pagará el precio más alto. “Va a seguir lo mismo, pasando hambre, viviendo una vida terrible en Venezuela porque todos se llenan menos el pobre. Lloro por mi país, estamos cansados, agotados. Queremos que nuestro país salga hacia adelante”, enfatiza. Las opiniones están divididas en Caracas, pero todos, independientemente de su tendencia política, están preocupados por el futuro de su país.
“Evitar cualquier nueva escalada”
El secretario general de las Naciones Unidas pidió el miércoles 17 de diciembre “evitar cualquier nueva escalada” entre Estados Unidos y Venezuela, tras una conversación telefónica con el presidente Nicolás Maduro, quien le denunció “una amenaza directa contra la soberanía, el derecho internacional y la paz”.
A pesar del anuncio del bloqueo, la empresa petrolera nacional (PDVSA) afirmó que “las operaciones de exportación de crudo y productos derivados se desarrollan con normalidad. Los petroleros siguen navegando con total seguridad”.
La administración Trump acusa a Maduro de estar al frente de una vasta red de narcotráfico, y desde este verano Estados Unidos ha desplegado un importante dispositivo militar en el Caribe y ha bombardeado embarcaciones procedentes de Venezuela en nombre de la lucha contra el narcotráfico, matando al menos a 95 personas sin aportar nunca pruebas de su implicación en ningún tipo de tráfico.
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