El asunto es muy sensible en Bruselas. Utilizar los activos rusos congelados para ayudar la defensa ucraniana era una propuesta de la Comisión Europea. Llevaba prácticamente desde el inicio de la guerra circulando.
Hasta ahora se habían utilizado los beneficios de los activos rusos congelados, pero nunca el saldo efectivo. La propuesta de Bruselas debatida esta semana era utilizar los activos rusos, un total de 210 millones de euros, para un fondo de reparación que se utilizaría para Ucrania y que el país no tendría que devolver hasta que Rusia se comprometiera a reconstruir al país.
La mayoría de este dinero se encontraba en Bélgica, cuyo primer ministro Bart de Wever insistió desde el principio de las enormes consecuencias que podría tener para el país y el conjunto de la economía europea.
Activos rusos inmovilizados
Finalmente, después de 17 horas de negociaciones en que se intentó convencer a Bélgica de las garantías compartidas entre los países, la idea no caló, pese a la insistencia de la Comisión Europea y de muchos países que creen que lo justo es que Rusia pague por su guerra y no el contribuyente europeo.
Pero finalmente acabó imponiéndose la otra opción que ya había planteado Bruselas: la emisión de deuda conjunta, un préstamo de 90 mil millones de euros, una opción con muchos menos riesgos, algo que ya había señalado el Banco Central Europeo y en el que Hungría, Eslovaquia y República Checa no participarán.
Los países aseguran que los activos rusos congelados se quedarán inmovilizados como garantía hasta que Rusia no se comprometa a una compensación a Ucrania por la invasión.
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