La expresidenta del Tribunal Supremo de Nepal, Sushila Karki, juró como primera ministra este 12 de septiembre para liderar una transición después de las protestas violentas de esta semana que obligaron a dimitir a su predecesor.
Karki, de 73 años, se convirtió en la primera mujer jefa del gobierno de Nepal y en principio dirigirá el país hasta la celebración de elecciones legislativas en marzo.
La magistrada tomó posesión del cargo vestida con un sari rojo en una ceremonia ante el presidente Ram Chandra Paudel y un reducido grupo de invitados, tras una semana de caos en este país del Himalaya.
"¡Felicidades! Le deseamos éxito a usted y al país", dijo a Karki el jefe de Estado, tras la ceremonia de juramento, transmitida por la televisión estatal.
Tan pronto asumió el cargo, el presidente ordenó la disolución del Parlamento y fijó la fecha de las elecciones parlamentarias al 5 de marzo de 2026, anunció a AFP su portavoz, Kiran Pokharel.
La disolución del Parlamento figuraba entre las principales exigencias del movimiento de jóvenes de la "Generación Z" que capitanearon las protestas.
Este país de 30 millones de habitantes está convulsionado después de que las autoridades reprimieran rudamente las manifestaciones contra la decisión del gobierno de bloquear las redes sociales y contra la corrupción.
Al menos 51 personas murieron durante los disturbios, que comenzaron el lunes, informó la policía este viernes en su último balance.
"Lo hemos conseguido. Honor a quienes sacrificaron su vida para permitir este momento", publicó en Instagram el movimiento juvenil Hami Nepal (Somos Nepal).
El Parlamento en llamas
Las protestas se llevaron por delante al primer ministro y líder del Partido Comunista, KP Sharma Oli, que dimitió el martes y cuyo paradero se desconoce.
El dirigente de 73 años había dirigido el gobierno en cuatro ocasiones desde 2015 y para muchos jóvenes nepalíes desencantados encarnaba la élite y la corrupción en el país.
El mismo día de su dimisión, su residencia fue incendiada, al igual que la sede del Parlamento, edificios del gobierno, un centro comercial y un hotel Hilton.
El miércoles, el ejército tomó el control de Katmandú y restableció la calma. Soldados armados acompañados de tanques y blindados patrullan todavía este viernes la capital, donde impera un toque de queda.
El nombramiento de la magistrada, conocida por su independencia, se produce tras dos días de intensas negociaciones entre el jefe del ejército, el general Ashok Raj Sigdel, y el presidente Paudel, en las que también participaron representantes del movimiento de protesta de la "Generación Z".
En la ola de indignación también influyeron los problemas económicos que sufre desde hace tiempo Nepal, donde una quinta parte de la población de entre 15 y 24 años está desempleada, según el Banco Mundial, y el PIB per cápita es de solo 1.447 dólares.
"Queremos transparencia del gobierno, una educación de calidad y verdaderas oportunidades de empleo y una vida digna", dijo James Karki, un activista de 24 años que participó en las protestas.
Durante los disturbios, unos 13.500 reos aprovecharon el caos para evadirse de las cárceles. Este viernes, más de 12.500 seguían prófugos, informó a AFP el portavoz de la policía, Binod Ghimire.
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