Con Lucile Gimberg, enviada especial de RFI a Belém
El combustible quemado por los tanques y los aviones de combate, el acero y el cemento producidos para las líneas del frente… La principal causa de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la invasión rusa de Ucrania son, evidentemente, las actividades militares. Pero también están los incendios que los bomberos no pueden apagar en la zona de combate y los aviones civiles, obligados a rodear el territorio.
“Algún día Rusia tendrá que rendir cuentas”
En total, se han emitido a la atmósfera el equivalente a 236,8 millones de toneladas de dióxido de carbono, según los expertos de la Iniciativa para la Contabilización de los Gases de Efecto Invernadero de la Guerra (IGGAW), una asociación financiada principalmente por Ucrania y varios gobiernos europeos. “Tenemos muchos retos que afrontar en este momento”, afirma el viceministro de Economía y Medio Ambiente de Ucrania, Pavlo Kartashov. “Cada día mueren personas, tenemos problemas energéticos, pero algún día Rusia tendrá que rendir cuentas por todos los daños que ha causado, incluidos los daños al medio ambiente, al agua, a los animales y al suelo”, agrega.
“Ucrania es una potencia agrícola”
Pero la segunda fuente más importante de emisiones relacionadas con la guerra será la reconstrucción. Para Lennard de Klerk, de la IGGAW, Ucrania puede hacer las cosas de otra manera: “En lugar de utilizar cemento, se pueden utilizar materiales de origen biológico como el cáñamo, por ejemplo. Ucrania es una potencia agrícola, puede cultivar ese cáñamo. Sería una forma de no producir esas emisiones relacionadas con la reconstrucción”, asegura.
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