Con nuestra corresponsal en Roma, Anne Le Nir
Como era de esperar, el viceprimer ministro de Italia y líder de la Liga antiinmigración, Matteo Salvini, se apresuró a escribir en X: “Defender las fronteras no es un delito”. Y publicó una foto suya sonriendo, con el puño en alto.
Poco después, su abogada Giulia Bongiorno, una destacada figura del colegio de abogados, declaró: “El juicio Open Arms ni siquiera debería haber comenzado, pero lo que nos importa ahora es el reconocimiento del correcto comportamiento de Matteo Salvini”.
Por su parte, la jefa del Gobierno, Giorgia Meloni, expresó su gran alegría en las redes sociales, subrayando que “el exministro del Interior solo hizo su deber”.
Todas estas declaraciones han indignado al fundador de Open Arms, Oscar Camps: “Decir que si un ministro bloquea durante días a personas rescatadas en el mar no es un delito, significa legitimar el uso del sufrimiento humano como instrumento político”.
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