El francés Camilo Castro, detenido en Venezuela desde finales de junio, fue liberado y regresó a Francia el pasado domingo. Desapareció el 26 de junio en el puesto fronterizo de Paraguachón, entre Venezuela y Colombia, donde vivía. Se había desplazado allí para renovar su visado de residencia colombiano, que caducaba en agosto.
Tras su liberación, Camilo aterrizó en el aeropuerto parisino de Orly este domingo y nada más salir del avión, pudo reunirse con su familia. RFI ha entrevistado a su madre, Hélène Boursier, tras el reencuentro con su hijo.
RFI: ¿Cómo se sienten? ¿Cómo fue el momento en el que supo que su hijo iba a regresar?
Hélène Boursier: Con su regreso, ayer fue un día muy, muy especial porque además fue mi cumpleaños. Había pensado que podría ser un regalo para mí la liberación de mi hijo. Así lo había soñado. No pude llorar porque mi cuerpo estaba como con electricidad. Había escuchado la voz de Camilo desde la embajada, que me dijo: "Mamá, todo bien, estoy bien, voy a tomar el avión", pero hasta que no salió del avión, tenía miedo. Su detención fue tan inexplicable que podría pasar cualquier otra cosa mala.
RFI: ¿Cómo está su hijo? ¿Cómo está Camilo?
Hélène Boursier: Está aquí, vivo, y lo tengo entre mis brazos. No lo siento muy mal. Lo siento de salud más o menos bien. Vamos a ver si precisamente todo esta bien, pero él ha luchado con mucha fuerza, con mucha dignidad para salir bien, porque él sabía que nosotros en el exterior estábamos en el combate, en la lucha por él. Me ha dicho "yo me he dicho que lo que tengo que hacer es luchar para salir bien, para salir vivo".
RFI: ¿Cómo se siente usted?
Hélène Boursier: Es una sentimiento muy especial, es algo que nunca voy a vivir de nuevo pero lo voy a guardar, porque es tan fuerte y tan profundo y muy excepcional.
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