Distinguido como "Next Generation Leader" en 2024 por la revista Time, el cantante peruano Lenin Tamayo, inventor del Q-pop (pop quechua), acaba de firmar con Hybe, la discográfica más poderosa del K-pop. Una oportunidad única para quien moderniza y resalta la cultura andina en sus canciones. La revista Forbes también lo incluyó en su lista regional "30 Under 30″.
Por Martin Chabal
Envuelto en un largo kimono blanco y rojo, y corona del inca en la cabeza, Lenin Tamayo sube al escenario con calma, con las manos cargadas con una cesta de terracota llena de verduras andinas. En una procesión teatral, los coloca al final del escenario, una especie de ofrenda a su público conquistado.
En tan solo un minuto, la música pop y rítmica le da la vuelta al panorama y revela la esencia de la música de Lenin Tamayo: el Q-pop (pop quechua), una ingeniosa mezcla de letras pop, castellano y quechua, con instrumentos de sonido andino y bailes enérgicos que se han vuelto virales en las redes sociales.
Sobre el escenario, Lenin, confiado y seguro, despliega su actuación como un showman, lejos de la imagen de joven adulto casi tímido, que conocimos pocas horas antes de su último concierto como independiente.
Múltiples inspiraciones
El artista peruano de 25 años se niega a definirse como un cantante de Q-pop, sino como "un cantante de música andina. El Q-pop no es música. Es una plataforma", dice, sentado en una silla de plástico al fondo del escenario mientras su peluquero le arregla el pelo. "Es una fusión. Se puede cantar música andina con una guitarra andina, pero también con una guitarra eléctrica. Lo que importa es cuál es tu sonido", agrega.
Su música se encuentra en la encrucijada de géneros, inspirada en sus raíces andinas, en su "pilar", su madre Yolanda Pinares, reconocida cantante de cumbia, y la primera generación de K-pop que Lenin descubrió durante sus años universitarios.
Su carrera explotó en 2022, al final de la pandemia. Lenin publicó un video de su canción "Tusurikusun" en la red social TikTok que se volvió viral y lo reveló al público en general. Tres años después, lo siguen por 290.000 personas en la plataforma, ha realizado una exitosa gira por Asia, ha lanzado dos EP (Amaru I y Amaru II, en referencia a una de las deidades de la mitología andina) y ha firmado con el sello más grande del K-pop: Hybe, que también produce el grupo BTS, cuyos videos se acercan a los dos mil millones de visitas en YouTube.
Si la progresión parece relámpago, "su carrera comenzó cuando estaba en mi vientre", dice su madre Yolanda, quien crio sola a su único hijo. "Creció y vivió en el escenario. Se ha estado preparando toda su vida para lo que está viviendo hoy", recalca. No se sorprendió cuando él le dijo después de sus estudios de psicología, seguro de sí mismo, que quería ser cantante: "Lo que está pasando no es nuevo para él. Es solo que esta vez, él es el que está en el centro de atención. Por eso es fácil para él", asegura.
Embajador de la cultura quechua
La música siempre ha existido en la vida de Lenin. A una edad temprana, cantaba, tocaba el violín y el piano, y acompañaba a su madre en las giras durante las vacaciones escolares. Descubre el escenario, asiste a Yolanda y lo toca todo. "Él fue mi productor, fue mi compositor, diseñó mi vestuario", explica su madre. Una vida en constante movimiento que lo lleva a explorar sus raíces andinas, él quien nació en Lima, la capital peruana.
Aunque su madre siempre le habló en quechua en su casa, Lenin sólo "fue descubriendo poco a poco la cultura de los Andes, a través de viajes y encuentros". Se da cuenta de la discriminación que sufren las comunidades quechuas mientras su lengua sigue siendo hablada por casi cuatro millones de personas en el Perú. "Es importante saber de dónde vienes, sobre todo como peruano. Nos resulta difícil mirar nuestra historia. Ha habido abuso y estigmatización en relación con lo que somos", dice el cantante.
Hoy, orgulloso de su herencia, se presenta como un embajador de la cultura quechua y la pone presente en todos sus proyectos. Recientemente, fue elegido para dirigir la banda sonora de la primera serie animada peruana, Apukunapa Kutimuynin (el retorno de los dioses), codirigida por estudios peruanos y japoneses e inspirada en la mitología andina. La serie, cuyo estreno está previsto para los próximos meses, ya promete ser un éxito tanto en Perú como en Japón.
Las estrellas ahora parecen estar alineadas para Lenin, pero tampoco ha olvidado las dificultades por las que ha pasado. Burlado en la universidad por sus orígenes andinos y su físico andrógino, también tuvo que luchar para imponer su nuevo estilo en la industria musical peruana. No es fácil en un país que venera a los artistas de cumbia y salsa.
"Amor y Libertad"
Es por eso a través de la música que Lenin Tamayo quiere tener una visión opuesta de la historia, la suya y la de su país. Para el joven, no se trata sólo de integrar referencias a la cultura incaica en sus canciones, sino de reivindicar otra forma más tolerante de ver el mundo. "Quiero que mi música empuje a las personas a descubrir su cultura y que se sientan más libres. Libres para ser quienes quieran", desea, retomando el eslogan escrito en sus discos: "Amor y Libertad".
Su madre Yolanda, que nunca está lejos, coincide: "No es un cantante hueco. Tiene una propuesta, un mensaje. Queremos promover nuestra cultura. Queremos que los jóvenes se sientan orgullosos de sus orígenes. Que cuando se miran al espejo, no se sientan avergonzados y que sean más indulgentes consigo mismos".
Lejos de ser un deseo piadoso, Lenin Tamayo es un artista de una madurez sorprendente, a medio camino entre generaciones. A medio camino entre la nueva, consciente del poder de las redes sociales y que domina estas herramientas para ganar visibilidad, y la vieja, apegada a culturas ancestrales, que quiere dejar huella y ofrecer trabajos completos.
La apuesta valió la pena dada la multitud de fanáticos que vinieron a verlo actuar esa noche. Valia, de 21 años, con una camiseta que lee "urpy" en la espalda -nombre de sus fans, que significa "paloma"- no se habría perdido el concierto del hombre al que admira por nada del mundo. "Tengo raíces quechuas y aimaras y siempre he soñado con escuchar este idioma en algo más moderno y lo que hace Lenin toca a muchos jóvenes", afirma.
Incluso los no tan jóvenes se dejan seducir, como Luisa, de 59 años, que se sabe todas las letras de memoria y canta cada canción: "Tiene ritmo y resalta nuestra cultura. Lo pone en un nivel completamente nuevo. Es realmente genial y tiene un mensaje real", estima.
Un nuevo paso le espera ahora a Lenin Tamayo gracias a su contrato con Hybe. Y asegura que ninguna industria cambiará su forma de cantar, ni su mensaje.
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