Aleksandar Vucic celebró el domingo por la noche la victoria de su partido, el SNS (derecha nacionalista), con más del 46% de los votos en las elecciones legislativas convocadas de manera anticipada.
Con Irene Savio, corresponsal de RFI en Serbia
Victoria del Partido Progresista serbio, la formación de Aleksandar Vucic, en las elecciones parlamentarias en Serbia. Más del 46% de los votos y 127 escaños de 250 en el Parlamento.
Son datos preliminares. Este lunes tendrán que ser confirmados por la Comisión Electoral, pero el presidente serbio ya los ha festejado en su primer discurso tras la votación.
Vucic, que se ha presentado como un factor de estabilidad para Serbia, sobrevive así a esas grandes protestas ciudadanas en las calles de Belgrado contra él.
En cambio, se acaba el sueño de la coalición progresista Serbia contra la Violencia, quien acusaba a Vucic de un ejercicio autocrático de las instituciones y medios de comunicación.
Omnipresente en los medios de comunicación, el Presidente estaba en todos los carteles, haciendo de estas elecciones legislativas y locales un referéndum sobre su persona. "Mi trabajo consistía en hacer todo lo que estuviera en mi mano para que obtuvieran la mayoría absoluta en el Parlamento", declaró el domingo por la noche, declarándose "muy orgulloso" de la campaña realizada.
Aunque los dirigentes del partido se felicitaron por el resultado, también denunciaron una campaña de miedo llevada a cabo, en su opinión, por la oposición prodemocrática, así como las brutales mentiras que habrían utilizado.
Los comicios también han estado marcados por irregularidades e intentos de fraude electoral según institutos independientes con observadores en todo el país.
Otra instantánea de los comicios han sido los atascos en la frontera entre Serbia y Kosovo, por los serbios de Kosovo que cruzaron para votar. Un reflejo más del conflicto abierto entre los dos países. Un conflicto que es un elemento de inestabilidad regional.
Como sucede en muchos otros Estados del mundo, uno de los grandes temas de la campaña fue la inflación vertiginosa, que alcanzó los dos dígitos en este país de los Balcanes y uno de los más pobres de Europa.