En Estados Unidos, 48 millones de personas viven con inseguridad alimentaria, entre ellos casi 14 millones de niños. Esto representa el 13,5% de los hogares en el país.
RFI visitó uno de esos hogares en Aurora, Illinois. Ahí vive Nelly con sus cuatro hijos. Por el cierre del gobierno federal (shutdown), esta madre mexicana dejó de recibir el subsidio de alimentación conocido como SNAP, Programa de Asistencia de Nutrición Suplementaria, que ofrece el gobierno a los más pobres.
"Les digo a mis hijos que se pongan un suéter porque todavía se puede aguantar el frío dentro de nuestra casa. Hay que bajarle a la calefacción, solo la subimos en la noche. Como papá te pones a pensar: ‘¿Qué más puedo hacer para ahorrar un poco más, y así poder gastar un poco más en la comida, que en este caso es la prioridad. Estamos viviendo una situación muy difícil".
42 millones de personas en Estados Unidos dependen del programa SNAP para comprar comida cada mes, según el Departamento de Agricultura. Esta es la entidad encargada de desembolsar los 100 mil millones de dólares anuales en subsidios a los estadounidenses, que representan el 1.5 % del presupuesto federal.
"El hecho de no tener alimentos no solo causa desnutrición física, sino también en su salud mental. Esto puede afectar la salud mental que ahorita es una situación complicada".
Tras superar el cierre del gobierno, se aprobaron los fondos para financiar el programa hasta el 2026. Sin embargo, la ley presupuestaria de Trump, conocida como el Big Beautiful Bill, recortará cerca de 200 mil millones de dólares al SNAP en los próximos diez años, según lo resalta la Oficina de Presupuesto del Congreso. En consecuencia, cerca de 4 millones de personas perderán algunos o la totalidad de los beneficios alimentarios que reciben hoy.
"Es una situación catastrófica"
Esto es "catastrófico", según dice Mariana Joyal, directora de alianzas de la organización No Kid’s Hungry (Niños sin hambre). "Vamos a ver un aumento drástico del hambre y una devastación económica en las comunidades locales de todo el país: cierres de tiendas, pérdidas de empleo, menos entregas de productos frescos".
Además, las personas que no tengan ningún tipo de discapacidad y que no sean dependientes deberán trabajar al menos 80 horas al mes para recibir los beneficios. Los refugiados e inmigrantes con visas humanitarias, agrega, no podrán aplicar al programa como lo hacían antes.
"No se puede jugar a la política con la alimentación de los millones de estadounidenses y sobre todo los cerca de 16 millones de niños que dependen de este programa para asegurarnos que tengan una posibilidad de crecer sanos y de prosperar. Ellos son el futuro de este país".
El precio de los huevos en Estados Unidos aumentó cerca de un 25 % en 2025, el de la carne un 11,6 % y, en general, los precios de los alimentos subieron un 3,0 % en comparación con septiembre del año anterior. Inflación, desempleo, más impuestos y recorte de beneficios alimentarios que hace insostenible la vida para muchos en Estados Unidos.
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