El uso desmesurado de las redes sociales tiene consecuencias negativas, pero la neurociencia tiene algunas soluciones

El brain rot o "podredumbre mental" en español es el deterioro cognitivo e intelectual que se produce por el consumo excesivo de contenido en internet, especialmente en redes sociales. El entretenimiento audiovisual en formato corto y dinámico es el modelo que utilizan plataformas como TikTok, Instagram Reels o YouTube Shorts para maximizar el consumo, en una lógica del scroll (la acción de hacer deslizar vertical u horizontalmente el contenido digital sobre la pantalla) y del contenido personalizado por los algoritmos en la que el cerebro genera pequeñas y continuas dosis de dopamina.

Pero obtener la llamada “hormona del placer” de forma tan rápida y sencilla, a través de un contenido que en muchas ocasiones carece de trascendencia, es un arma de doble filo. “Lo que ocurre en nuestro cerebro es que hay regiones que están funcionando por debajo de lo normal. Una de ellas es la corteza prefrontal dorsolateral, muy importante para funciones cognitivas como la atención, la memoria a corto plazo, el razonamiento y la toma de decisiones”, explica Diego Redolar, investigador en neurociencia y decano de psicología de la Universidad Oberta de Catalunya.

Menor capacidad de concentración

Quienes más notan los efectos de este fenómeno son los jóvenes, principales usuarios de las redes sociales. “Cogí un libro esta semana y lo dejé al cabo de cinco páginas porque perdí la concentración”, cuenta Maia, estudiante checa entrevistada en la entrada de la librería Boulinier situada en el bulevar Saint-Michel en París. “Cuando tengo un hueco libre, estoy pensando en mi teléfono.”

En el interior de esta librería, Fabio, estudiante de literatura inglesa, asegura pasar más tiempo leyendo que en redes sociales, pero menos que antes. Y admite que su tendencia a coger el móvil es mayor de lo que le gustaría: “leer es un hábito que hay que entrenar, asegura, mientras que entrar en redes sociales es mucho más fácil”.

A diferencia de Fabio, Federica, una turista italiana de visita en la capital francesa, afirma no haber oído hablar del brain rot. Sin embargo, al escuchar su definición, identifica perfectamente sus síntomas. “A veces, dice, pierdo mucho tiempo en las redes sociales. Me he dado cuenta de que en los últimos años mi nivel de atención ha bajado y necesito que el contenido sea rápido.”

 

“El cerebro es plástico, para lo bueno y lo malo”

Según Diego Redolar, estos efectos se ven amplificados si, además, se abandonan otras actividades que estimulen mental y físicamente el cuerpo, como hacer deporte. Pero no está todo perdido, ya que “el cerebro es plástico, para lo bueno y para lo malo”. Esto quiere decir que el cerebro es capaz de recuperar las capacidades perdidas estableciendo nuevas conexiones neuronales, para lo cual se debe estimular principalmente la “red neuronal por defecto” (RND), responsable de la actividad cerebral en situaciones de reposo. “Es una red que se activa cuando intentamos no pensar en nada, cuando meditamos, por ejemplo”.

En este sentido, la lectura en papel ayuda a la regeneración cognitiva a través de esta red, contribuyendo a evitar o disminuir el deterioro cognitivo. Brain rot fue elegida palabra del año 2024 por la prestigiosa Universidad de Oxford en su diccionario, aunque la institución señala el primer uso registrado del término en el libro de memorias Walden de Henry David Thoreau, publicado en 1854.

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