Para nuestro país, la situación geopolítica en el año que termina fue bien complicada.
Por un lado, los bandidos-terroristas en Haití ya ocupan el 85% de la ciudad de Puerto Príncipe y han llegado también a lugares tan cercanos a nuestra frontera como Las Caobas, cerca de Elías Piña, y Croix de Bouquet, próximo a Jimaní. Sería tan solo en el actual mes de diciembre cuando Naciones Unidas y Washington llegaron a un acuerdo para desplegar nuevos grupos militares africanos y recursos económicos para por fin salir de los terroristas. Sin embargo, en febrero jurídicamente dejará de existir el actual, y muy limitado en su accionar, gobierno haitiano, lo que significaría que cuando por fin lleguen las tropas no habría un gobierno con quién negociar.
Por otro lado, el nuevo corolario Trump a la Doctrina Monroe ha implicado la presencia de un 20% de la Marina de Guerra norteamericana en el área del Caribe, presumiblemente para combatir las drogas, pero en realidad para presionar al gobierno de Maduro a que renuncie. Eso ha significado la presencia física de aviones norteamericanos en nuestro aeropuerto de Caucedo. Enormes aviones cisterna se ubican allí para proveer de combustible en el aire a los aviones de guerra que salen desde la base aérea de Roosevelt Road en Puerto Rico hacia Venezuela y que requieren abastecerse en su vuelo de retorno hacia Puerto Rico. Nuestra base de San Isidro no está siendo utilizada por ser demasiado corta su pista de aterrizaje.
Eso ha significado la presencia física de aviones norteamericanos en nuestro aeropuerto de Caucedo.
Para complicar la cosa aún más, la reciente victoria electoral de la ultraderecha en Chile implica que el grueso de los países suramericanos que dan al Pacífico también está en manos de gobiernos derechistas, como es el caso de Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile, a los que habría que agregar a Paraguay y El Salvador. Gobiernos liberales se limitan en el Atlántico a Brasil y Uruguay, así como Colombia. En la extrema izquierda están Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Las perspectivas geopolíticas para el 2026 siguen muy complicadas. En Haití llegarán tropas sin que ya exista allí un gobierno formal y el tiempo dirá si Estados Unidos logra sacar a Maduro del poder sin colocar botas en tierras venezolanas, pero logrando su propósito, ya hecho público por Trump, de apoderarse de los recursos petroleros y mineros de ese país.
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