Estamos en presencia de una campaña despiadada y vil en contra de Faride Raful. Y no me refiero solo a La Tora, a La Torita y al “Detective”. He visto y oído a decenas de “generadores de contenido” despotricando sobre la dignidad de Faride. Con los tonos más virulentos y soeces, parapetados en sus plataformas digitales, como francotiradores de la infamia la emprende diariamente contra la ministra y contra la mujer. Las andanadas de coños, maldiciones y excrecencias se suceden minuto tras minuto. ¡Hay que ver las poses de guapetones y guapetonas que toman!. Parecen las personas más valientes e indignadas del mundo. Pero entre su valentía y su cobardía solo media un sometimiento bien fundamentado.
Mientras las jaurías a sueldo o espontáneas intentan despedazarla, Faride trabaja día y noche para bajar la tasa de homicidio, los cuales aumentan los fines de semana, especialmente a altas horas de la noche; para controlar los altos decibelios de la música en los colmadones; para revertir nuestra cultura de violencia y anarquía, etc.
Uno se pregunta: ¿Por qué tanta virulencia y ensañamiento contra Faride? Tal vez no le perdonen que una mujer esté dirigiendo “hombres machos masculinos”, que una mujer esté enfrentando el “tigueraje” policial, que una mujer esté por encima de lo que en tiempo del balaguerato era el poder omnímodo del jefe de la policía. Tal vez algunos, dentro y fuera de su partido, tengan puestas su mirada, sus aspiraciones y sus planes en el 2032; y se sientan amenazados por la ejecutoria de una mujer inteligente, con carácter y valentía. “Ladran, Sancho, señal que cabalgamos…”
No digo que Faride no haya cometido errores. Tampoco censuro a quienes critiquen, con el debido respeto a su persona, los errores que haya podido cometer como ministra. Lo que me produce repugnancia son los comentarios soeces y e insolentes que se vierten contra ella desde los estercoleros digitales.
Faride no necesita que yo la defienda, porque cuando las aguas bajen a su nivel o cobren su color cristalino, surgirá resplandeciente la imagen de una mujer que con su discurso y sus acciones será un mentís a quienes abierta o soterradamente invalidan a la mujer para ejercer puestos de poder, “puestos de hombre”. Faride es y será un símbolo dela dignidad y del coraje de la mujer dominicana. Yo escribo esto para estar en paz conmigo mismo.
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