Con la muerte del papa Francisco, pueda que se cierre una era de grandes reformas a nivel pragmático introducidas por este, con importantes cambios en la doctrina de la fe. Ahora bien, con la elección del primer papa norteamericano, León XIV, se abre la posibilidad de que la Iglesia católica desarrolle una visión mucho más global, así como la tuvo León XIII, con los recursos de los derechos de los trabajadores.

El nuevo pontífice, Robert Francisco Prevost, nació en Chicago, Illinois, en 1955 y desde joven se enlistó en la Orden San Agustín, así como su interés de sembrar la semilla de la fe católica en los pueblos de Latinoamérica. Donde fue misionero. Al destacar su trabajo en el área de servicios comunitarios, con fuerte interés en la defensa de los derechos humanos y la justicia social.

Con la llegada de León XIV se abre un importante escenario en este mundo atosigado sobremanera por focos activos de conflictos armados, millones de refugiados y la crisis humano-migratoria. Pero lo que el mundo espera del nuevo pontífice es que aborde los miles de escándalos por pederastia que la Iglesia católica ha intentado sepultar con interminables acuerdos económicos.

Algunos sucedidos ante la mirada silente del santo padre, según lo establece la organización SNAP. La Red de Sobrevivientes de Abusos por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) “acusa al pontífice de encubrir casos de abusos mientras fue obispo de Perú”. ¿Y es cuando nos cuestionamos si de verdad estamos en una nueva era?

Porque es importante destacar que la llegada de un nuevo líder debe corresponderse con la reestructuración del liderazgo interno, de cara a la obligada transformación de la fe, para que la Iglesia católica como institución afronte los obstáculos que ralentizan los miles de procesos de investigación. Estableciendo sanciones y condenando a los involucrados.

El nuevo papa tiene la responsabilidad de hacerle honor a la figura de uno de los papas más influyentes de la historia del siglo pasado, León XIII (1878-1903), precursor de doctrinas que perseguían la defensa del derecho de los trabajadores, del derecho al sindicalismo y la doctrina social. En una época de gran impacto sociocultural, por la gran migración europea hacia América.

Ocurrida entre 1821 y 1860, con más de 5 millones de europeos. Estableciéndose un proceso que superó el aspecto doctrinario; más bien, sentándose las bases de la transformación necesaria en la que la Iglesia católica se sumió. Ahora, el escenario es mucho más complejo, por los cambios demográficos que constriñen el planeta y los Estados.

Y una figura del peso y la trascendencia de León XIV debe venir acompañada de sentido de urgencia ante los males sociales que amenazan con la desestabilización del mundo y la democracia. Si él, como lo estableció en su discurso, anhela convertirse en el puente que acerque no solo a los fieles a la iglesia, sino a la iglesia que retome el camino del Cristo, que no necesitó la pompa tradicional, ni vestir con la muceta roja, estola bordada o anillos que deben ser besados en señal de sumisión,

El papa se debe comprometer con ciudadanos que realmente deseen la construcción de un mundo mejor: con empatía hacia los pobres, con doctrinas que cuestionen la fe, y con la creación de órganos de investigación que descubran a toda persona de la Iglesia vinculada a delitos y hechos inmorales. Así la fe no será un instrumento al servicio de quienes tienen el control.

Miosotis Ledesma de Jesús

Abogada y comunicadora

Miosotis Ledesma es abogada, comunicadora y trabaja en relaciones publicas,

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