Justo cuando la prensa nacional, incluidas las redes sociales, daban detalles y/o comentaban acerca del bochornoso escándalo de corrupción descubierto en el Seguro Nacional de Salud (Senasa), el presidente Luis Abinader se las ingenió para opacar el tema, informando públicamente en qué se estaban invirtiendo los multimillonarios préstamos recibidos de organismos internacionales.
La estrategia del mandatario le salió muy bien momentáneamente, ya que la noticia sobre Senasa quemaba su teoría de que en su gobierno no se permitirían actos de corrupción ni contra la transparencia gubernamental.
Pero la periodista que dio a conocer la noticia con los detalles del entramado de corrupción, involucrando a funcionarios de su gobierno y otros sectores privados que viven del negocio del servicio de seguro médico y farmacéutico en el país, destapó una olla de grillos ensordecedora.
La estrategia del mandatario fue buena, pero no logró que Julissa Céspedes, periodista investigadora de CDN Canal 37, no siguiera actuando como aquella avioneta que muchos años atrás solíamos ver en el cielo soltando al aire papeles propagandísticos que, como jovenzuelos, corríamos tras ellos para atraparlos en el aire para enterarnos de qué se trataba.
La diferencia en la respuesta judicial entre administraciones ha generado dudas sobre la imparcialidad institucional
A pesar de la importancia del tema de los préstamos, la comunicadora continuó con su cometido, “soltando” más informaciones y evidencias irrefutables que revelaban con detalles el entramado societario que se creó para estafar al Estado con miles de millones de pesos.
Lo de Senasa era un escándalo de corrupción que estaba siendo investigado de forma secreta por el gobierno, pero que al caer la información accidentalmente a conocimiento de periodistas investigadores, se ordenó hacerlo público con carácter de urgencia.
De acuerdo con lo explicado por el presidente Abinader en LA Semanal, este negó que la investigación surgiera por denuncias periodísticas, sino que fue a raíz de una solicitud que él ordenara al Ministerio Público en noviembre de 2024.
Para ello, aseguró el mandatario, ordenó a la Cámara de Cuentas, a la Procuraduría Antifraude y a la Sisalril para que, en conjunto, realizaran las auditorías pertinentes para establecer responsabilidades.
Pero el nuevo escándalo de corrupción, otro más en su gobierno, demostró la facilidad que tienen los funcionarios gubernamentales dominicanos de incurrir en gravísimos actos de corrupción con facilidad.
El hecho delictivo fue capitalizado de inmediato por los principales líderes de los dos partidos mayoritarios de oposición, los expresidentes Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo, y Danilo Medina, del PLD, quienes coincidieron en endilgar al gobierno toda la responsabilidad del dolo cometido.
Tanto Fernández como Medina deben recordar que la sociedad dominicana dentro y fuera del país aún no ha olvidado los escándalos de corrupción que se cometieron en sus administraciones, durante 20 años de mandato.
Si bien es cierto que la información ofrecida por Abinader impactó en la prensa dando explicación —aunque un poco tardía— respecto a cómo se invirtieron los miles de millones de dólares recibidos durante sus cinco años de mandato, no menos cierto es que su afirmación de que el 80% de esos préstamos se destinaron para pagar deudas de las administraciones pasadas dejó más dudas que aclaración.
Abinader dio la información, pero no la acompañó con documentos que detallen esos pagos, como se han dado a conocer los documentos ya públicos sobre el escándalo ocurrido en Senasa.
Este servidor fue uno de los miles que aplaudimos las rápidas acciones ordenadas por la magistrada Miriam Germán Brito como Procuradora General de la República y las persecuciones que, como lobos hambrientos, realizaban los magistrados Yenny Berenice Reynoso y Wilson Camacho desde la Procuraduría Especializada de Corrupción Administrativa (Pepca) contra exfuncionarios del gobierno de Danilo Medina, acusados de cometer supuestos actos de corrupción.
Hoy, por su lento accionar, pareciera que la energía que gastaron persiguiendo y apresando a exfuncionarios peledeístas se ha agotado, y que, después de la misión cumplida y saciada su sed, ya no tienen fuerza ni interés de seguir siendo las figuras centrales diarias de los medios informativos y las redes sociales, como lo hacían anteriormente.
Mucho se ha dicho sobre Senasa, y desde noviembre del 2024 a la fecha, aún nadie está preso por la Pepca.
¿Por qué la diferencia de acción con esta y la pasada administración peledeísta?
Definitivamente, como dice el dicho, todo depende del color del cristal con que se mire.
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