Hoy 30 de junio de 2025 se conmemora la fiesta de los maestros. Históricamente, esta fiesta concitaba la atención de las madres, de los padres y de las comunidades. Se sentía y se vivía un ambiente festivo y de gratitud. En la medida en que avanzan los tiempos, esta celebración pierde significatividad y se convierte en una conmemoración con poco o ningún interés social y de los ministerios. Es importante abrirse a los cambios y no aferrarse a prácticas que se vuelven un sinsentido. Pero, este no debería ser el caso de la fiesta de los maestros y de las maestras. Hay razones y factores que provocan los cambios. Estos, de un modo u otro, indican que en cada época hay que establecer prioridades. Puede ocurrir que la priorización agilice la política del descarte de la festividad de que hablamos.
Este descarte puede estar afectando la festividad de maestras y maestros. Llegó el tiempo de darle paso a otros procesos y acciones más acordes con los tiempos actuales. Sin embargo, los ministerios y la sociedad todavía tienen razones para felicitar a los maestros con más entusiasmo y menos insensibilidad. Una de estas razones está vinculada a que la mayoría de los docentes del país trabaja sin apoyo orgánico y sistemático. Otra razón es que los maestros son seres humanos que, como todas las personas, necesitan estímulo y reconocimiento. Esto es cada vez más escaso desde todas las partes implicadas. Una tercera razón es que los maestros son considerados como meros instrumentos. No se ven con claridad las políticas que se ponen en ejecución para que se avance de concebir al maestro como único garante de resultados de aprendizaje eficientes y cualificados a un maestro corresponsable en la acción con el Estado y con agentes sociales.
La situación de desencuentro entre la sociedad y los docentes tiene que cambiar. Para avanzar en esta dirección. se han de poner en ejecución disposiciones y políticas que comprometan a la Asociación Dominicana de Profesores, a la Asociación de Técnicos y de Directores. Estas Asociaciones han de decidir el desarrollo de un trabajo con más calidad y rigurosidad ética. Este modo de actuación le dará más credibilidad y fuerza a su discurso y a su práctica. Lo primero que han de hacer es unirse. La desarticulación entre sí afecta la valoración social de los maestros. Además, la falta de consenso para articularse como una sola fuerza acentúa la fragilidad del liderazgo y de su incidencia socioeducativa y política. Y esto vulnera más la identidad de los docentes y de las organizaciones que se consideran sus representantes.
Lo segundo que se ha de poner en ejecución compromete a los docentes. Estos, en fechas como la que se celebra hoy, deben difundir sus experiencias innovadoras y de avances; han de comunicar, compartir lo que hacen. No tienen que esperar de forma estática que sean otros los que saquen a la luz pública experiencias que, aunque sean micro, están generado aprendizaje con sentido; están dándole otra movilidad al aula; están provocando nuevas prácticas en el aula, en el centro educativo y en la comunidad. Los maestros tienen derecho y oportunidad de publicar sus esfuerzos cotidianos para romper la monotonía y el más de lo mismo en la escuela, en las instituciones de educación superior y en el campo técnico profesional. La fiesta del Día del Maestro no se puede dejar morir. La fiesta tiene una dimensión educativa extraordinaria. La escuela y las IES necesitan la energía que aporta la alegría y el agradecimiento. Lejos de estos tiempos centros educativos marcados por el aburrimiento y la ingratitud. Son muchos los hechos y los acontecimientos que los centros educativos de pregrado y de educación superior deben agradecer a los profesores.
Felicito a los maestros que trabajan movilizados por una vocación-misión educativa comprometida con los estudiantes que acompañan, con la sociedad de la que forman parte. Los maestros deben levantar su voz para animar sus pares a producir y a construir nuevas prácticas y, especialmente, nuevas culturas en las escuelas, en las aulas universitarias y en la de los institutos de educación superior. Día como hoy, los maestros deben presentar a la sociedad las experiencias innovadoras que han construido durante el año con los estudiantes; las que han construido con las familias y con agentes de la comunidad. Los maestros deben dialogar directamente con la sociedad, a través de sus obras. Han de construir su propia estrategia para mantener una comunicación abierta con la sociedad que desbloquee la falta de estima y de reconocimiento social.
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