Obviar todo lo que se ha escrito y aprendido desde la novela El Padrino de Mario Puzzo (1969) y los ensayos sobre estrategia y poder de Robert Greene (1998); hasta nuestro días, para argumentar y gemir venganza como corolario para justificar razones personales, y como resultado violar la institucionalidad en las elecciones del CDES, es un vano infantilismo, vacuidad y precipitación estratégica.

Nada de venganzas o personalismos está detrás de que existieran dos planchas en el CDES. Se conoce y tenemos evidencias de más de 5 años de antecedentes sobre que él mismo Sandy Filpo, al menos dos rectores de universidades y otros líderes ciudadanos de Santiago, estuvieron explorando mucho antes que ahora, la posibilidad de armar una plancha alternativa para participar en las elecciones del CDES.

En este orden, que al grupo escoltado por las fuerzas de la coerción, que resultó electo en la reciente 27 Asamblea del CDES, no le convenía para ganar, es una cosa; y la otra que la ley, los estatutos y reglamentos, impidieran que diputados y los regidores votaran en el CDES. Los legisladores nacionales y municipales debieron votar en las recientes elecciones del Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago.

Desde la Asamblea fundacional del CDES (1994), el Primer Plan Estratégico de Santiago (2002), hasta este año 2025, se efectuaron 27 asambleas ordinarias. En todas y cada una de las primeras 26, los regidores y diputados votaron, hasta que el llanto de la derrota de los escoltados; ascendió a los salones mas oscuros del averno para lograr impedir que legisladores electos por el pueblo emitieran su voto en el CDES, violando sus derechos constitucionales y estatutarios.

En este orden, se destaca que dado que los regidores, originalmente 30 y luego 41 y los diputados, primero 12 y luego 18 legisladores, no podían votar todos, algunos de los mismos abogados que patalearon argucias en la pasada asamblea, fueron los mismos que sugirieron originalmente, que los legisladores votaran por bloques.

Es decir, el padrón de la Asamblea 27 del CDES, debió ser de 82 entidades votantes y fue reducido con alevosía, premeditación y acechanza a 75. Muy buena estratagema de victoria, pero muy mala señal institucional.

A los escoltados electos, nunca le interesó persuadir con un buen discurso programático a diputados y regidores; si no excluirlos desde un principio, como votantes auténticos del CDES.

Votantes del CDES cuyas resoluciones y mandatos de ley son las que le dan carácter de Agenda Oficial al plan estratégico de Santiago. Representantes que avalan los diversos planes estratégicos; aprueban las resoluciones y leyes que convierten los proyectos estratégicos de Santiago, en obligaciones de Estado.

Más aún, la Comisión Electoral pudo haber hecho un descenso a los archivos físicos del CDES para confirmar o no, si todos los bloques de regidores y diputados siempre habían votado en la asamblea del CDES. No lo hizo.

Hubieran descubierto y confirmado lo que todos los técnicos pasados y presentes del CDES sabíamos. Que en los registros oficiales archivados en las oficiales del CDES, que se entregan a la Cámara de Cuentas, Procuraduría de la Corte y al MEPyD, están incluidos los diputados y regidores por bloque.

Hay más. Los regidores como concejo municipal y los diputados como congreso, son instituciones. Es decir, ambos espacios legislativos se componen de representantes electos, expresión de instituciones reconocidas por la Junta Central Electoral (JCE), como partidos políticos.

Debe saberse igualmente que “los escoltados”, además de excluir regidores y diputados, tenían el mismo interés con las 6 juntas de vecinos de las cuales querían eliminar 5 y dejar solo 1. Igualmente, hacerlo con otras entidades académicas y ministeriales.

Santiago reconoce la sabia, noble y honesta salida salomónica de Sandy Filpo, quien además de aceptar la exclusión transitoria de estos legisladores, bajó los ánimos incendiarios de los escoltados, quienes al fin pudieron ver su propia luz al final del túnel.

Se ganara o se perdiera, aprovechó la ocasión para sugerir que la junta directiva electa del CDES, estudie el asunto y pueda emitir una resolución institucional al respecto; mandato organizativo que pida disculpas y además cure las heridas abiertas con el Congreso Nacional y el Concejo municipal de Regidores. En la otra seguimos.

Reynaldo Peguero

Epidemiólogo y urbanista

Maestro en Administración y epidemiología, especialista en Planificación Estratégica del Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU), Barcelona, y director del Consejo de Desarrollo de Santiago (CDES).

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