China es la primera superpotencia comercial del mundo, con una incalculable capacidad de consumo de productos importados (desde mangos dominicanos hasta sofisticados inventos de la modernidad) y exportadora de todo lo que ni siquiera imaginamos. Es también inversionista (aliada a los países más importantes de África, Asia y América Latina), con capitales que compiten ventajosamente con quien sea. Y, por si fuera poco, hace inversiones que no subordinan políticamente a los países receptores (como es el caso del ferrocarril de Manzanillo a Romana, penosamente paralizado, no por nuestra voluntad, sino por la de los yanquis).
Soy periodista con licenciatura, maestría y doctorado en unos 17 periódicos de México y Santo Domingo, buen sonero e hijo adoptivo de Toña la Negra. He sido delivery de panadería y farmacia, panadero, vendedor de friquitaquis en el Quisqueya, peón de Obras Públicas, torturador especializado en recitar a Buesa, fabricante clandestino de crema envejeciente y vendedor de libros que nadie compró. Amo a las mujeres de Goya y Cezanne. Cuento granitos de arena sin acelerarme con los espejismos y guardo las vías de un ferrocarril imaginario que siempre está por partir. Soy un soñador incurable.