San Juan- Recordaba que mi padre me contaba que él y sus hermanos fueron monaguillos en la parroquia Nuestra Señora del Pilar, en Canóvanas donde igual repicaban las campanas que le habían enseñado los curas.

Nunca fui monaguillo ni repiqué campanas, pero sí pasaba el cepillo en San Luis Rey, la parroquia del viejo Reparto Metropolitano, la cual incluso yo y vecinos participamos de su construcción.

A Canóvanas nos llevaban a las fiestas patronales tanto como a las de Loiza Aldea, cuyo patrón del pueblo es Santiago el Apóstol. De él ya he conocido su historia al visitar en tres ocasiones la Catedral de Santiago, en Galicia, España. Igual al santuario de la Virgen de Fátima, en Portugal. La catedral de San Pedro, en el Vaticano, asignatura pendiente.

Es notable que, siguiendo la tradición española, cada municipio puertorriqueño tiene su patrón o patrona con su iglesia frente a la plaza. En ese sentido es bueno recordar cómo la Iglesia selecciona los santos patronos o patronas de nuestros pueblos. Por mencionar algunos, San Juan Bautista, el de Puerto Rico y Nuestra Señora de la Providencia, Madre Venerable.

La selección se realiza mediante un proceso que involucra la tradición, la elección de los fieles y la aprobación de la autoridad eclesiástica.

Generalmente, se busca un santo que tenga una conexión especial con la localidad, ya sea por su origen, milagros realizados en la zona o porque la comunidad tiene una devoción particular hacia él. Algunos santos son designados patrones de lugares debido a una larga tradición y devoción arraigada en la comunidad.

En otros casos, los habitantes de un pueblo eligen a un santo como patrón a través de una votación o un proceso de selección participativo.

La elección debe ser aprobada por el obispo local y, en algunos casos, por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, para que tenga validez litúrgica.

Se considera que el santo patrón elegido actúa como intercesor ante Dios en favor de la comunidad y ofrece su protección especial.

Por lo regular se procura que un santo cuyos valores y enseñanzas puedan servir de ejemplo e inspiración para la comunidad. Pero en resumen, la selección de un santo patrón es un proceso que combina la tradición, la elección de los fieles y la aprobación de la Iglesia, buscando un intercesor que tenga una conexión especial con la localidad y cuyos valores puedan inspirar a la comunidad.

Pero por caminos contemporáneos algo anda cambiando ese proceso alejado de la devoción. Claro que vivimos en un sistema de separación de iglesia y estado. Pero es notable que en los últimos años la brecha de esa separación se ha ampliado hacia caminos distintos y más apartados a la devoción.

Hay quien me señala la presencia de varias “debilidades” y “pecadillos” como el sucumbir a tentaciones, incluso hasta llamarlas. Y es que en muchos casos contemporáneos aflora la abominable corrupción.

Una larga lista, incluyendo a ex gobernadores, senadores, representantes, alcaldes, asambleístas, empresarios y muchos más se andan apartando de los buenos caminos pensando que terminarán incólumes y libres de pecado.

Y son precisamente estos los que incluso torpedean los procesos de elección de los santos patronos para quien sabe instituir una nueva patrona no oficial o extraña a las tradiciones devocionales.

Incluso se mencionan dos casos: cambiar el santo patrón o patrona: el de la iglesia en La Parguera, Lajas, que es San José. Y hasta otro, con más arrojo, el de la capilla de La Fortaleza, que tiene como patrona a Santa Catalina de Alejandría y se consideran para ambas el cambio a una más moderna: “Nuestra Señora de Inmaculada Corrupción”.

¿Hará falta un nuevo altar a la Patria en la Capilla de La Fortaleza?

Luis Rubén Sanchez

Periodista

Luis Rubén Sánchez es un veterano periodista puertorriqueño ex editor de la mesa latinoamericana de The Associated Press en N.Y. Actualmente preside las emisoras de radio y televisión digital Boricuatv y Boricuaradio.digital.

Ver más