Aquí son pocos los grandes eventos deportivos que se celebran y pocos los visitantes extranjeros que estos generan. A pesar de tener 30 academias de béisbol de los equipos de la MLB y 28 canchas de golf de clase mundial, ninguna de esas ofertas atrae un flujo masivo. Por eso el desarrollo del turismo deportivo presenta grandes retos: la infraestructura física y su variedad son insuficientes y los deportes que ofertamos no se promocionan adecuadamente. El MITUR, sin embargo, lanzará en FITUR 2026 una Estrategia Nacional de Turismo Deportivo que augura un esfuerzo deliberado para explotar ese segmento del mercado turístico, con miras a reforzar la competitividad del destino.
La información disponible en línea sobre el segmento revela su importancia. Statista estima “que el turismo deportivo generaba alrededor del 10 por ciento del gasto mundial en turismo en 2025 y que el mercado global del segmento fue de poco menos de 565,000 millones de dólares (US$) en 2023”. Se espera que crezca hasta superar los 1.3 billones de dólares para 2032”. Pero eventos tales como las Olimpiadas y la Copa Mundial de la FIFA son los que generan un volumen apreciable de cruces transfronterizos y en la RD no se celebran eventos de esa magnitud. ¿Podremos nosotros atraer cantidades importantes de visitantes extranjeros con lo que ofrecemos?
Algunos observadores han señalado que nuestra oferta actual incluye elementos propicios. Entre ellos se destaca una base turística masiva (más de 11.5 millones de visitantes en 2025), infraestructura hotelera internacional y una variedad natural y climática atractiva. Según el MITUR, tal oferta ha generado algunos eventos de naturaleza internacional, como son: “PGA Corales, Oceanman, Ironman, RD Open (ATP), Master of the Ocean, Master Surf Reunión, Cabarete Pro y Noches de Leyendas”. (A eso se añadirá la parafernalia de los Juegos Centroamericanos y del Caribe el próximo año.) Pero es dable suponer que, tomados en su conjunto, esos eventos no generan más que unos cuantos centenares de visitantes extranjeros. La proyección internacional de nuestra imagen que se deriva de esos eventos es mínima, aunque FEDOGOLF afirme que somos “el destino líder indiscutible del golf en el trópico”.
Las facilidades que se preparan para los Juegos Centroamericanos y del Caribe serán un valioso aporte para reducir las deficiencias en materia de infraestructura deportiva. Sin embargo, esas facilidades se concentrarán en Santo Domingo y, en consecuencia, su uso por parte de los nacionales es limitado. Pero dado el rol hegemónico del béisbol para la población, la obra de infraestructura deportiva más relevante sería la de un estadio de clase mundial para hacer posible que algunos partidos de la MLB se celebren aquí. Aunque existen proyectos y propuestas al respecto, las limitaciones fiscales impiden que el Estado tome el liderazgo del proyecto. Aun con reforma fiscal, esa es una inversión no aconsejable por ahora.
Mientras, los inversionistas potenciales dudarían de su rentabilidad si ellos fueran los patrocinadores. Y habría que especular que los juegos de equipos de la MLB podrán motivar la visita de extranjeros, pero parece prevalecer la creencia de que ese mercado no sería suficiente para asegurar rentabilidad. Unos 4 o 5 juegos al año podrían atraer algunos fanáticos de Puerto Rico y los EE. EE. UU., pero no es seguro que llenarían el ampliado estadio. Lo mismo sucede con la inversión para el centro de convenciones: ese tipo de facilidad es raramente rentable y por eso en otros países la gran mayoría de ellos son inversiones del gobierno central o del ayuntamiento. Entre la inversión en un nuevo estadio de béisbol y un centro de convenciones, la prioridad de la política pública tendría que ser la del centro de convenciones.
Con relación al uso de las canchas de golf, existen también serias limitaciones. Aunque algunas de ellas tienen una fama internacional y atraen turistas extranjeros al país, el número no pasaría de unos cuantos cientos. (La experiencia de los torneos que se han dado hasta ahora así lo confirma.) Aun si el más poderoso de esos torneos de EEUU se jugara aquí, eso solo sería un año y la posibilidad de atraerlo es dudosa. Tanto el torneo más prestigioso, el Master Tournament de Georgia, como el U.S. Open nunca han sido relocalizados y se reporta que eso sería casi imposible. La IA señala que lo posible sería un torneo oficial del PGA o de DP World Tour (European Tours), aunque una sola ocasión “no hace que las gallinas pongan”. Sin embargo, prevalece la creencia de que nuestra oferta de canchas es tal que podemos posicionarnos como la capital del golf del Caribe y Centroamérica.
Es de suponer que solo una pequeña fracción del flujo total de visitantes llega al país motivada por el deporte. La meta debe ser incrementar el número de visitantes con motivación deportiva y captar eventos internacionales de alto impacto, elevando el gasto turístico asociado (estancias más largas, gasto en servicios especializados, patrocinios). Pero las posibilidades de los posibles eventos del béisbol y del golf, por su lado, no lucen capaces de generar un gran flujo de visitantes extranjeros. Existen además limitaciones del país que nos impiden explotar otros renglones del turismo deportivo: la influencia de la estacionalidad de la demanda, la baja integración entre oferta de eventos y circuitos de servicios (transporte, salud deportiva, logística), promoción internacional muy limitada y la necesidad de un mayor involucramiento oficial y comunitario. Aun así, el reto de desarrollar el turismo deportivo es formidable, pero posible.
De ahí que debamos esperar ansiosamente las directrices que se desprendan de la prometida Estrategia Nacional del MITUR. En el 1994, quien escribe desarrolló una serie de recomendaciones para la Asociación de Hoteles de Santo Domingo, pero las mismas nunca se implementaron por el gasto que implicaban. Los requisitos actuales de infraestructura, servicios y promoción internacional de seguro limitarán los posibles logros en materia de captación del turismo deportivo. Habrá que esperar los detalles de la mencionada Estrategia para poder inferir si, de implementarse parcial o totalmente, podremos contar con un flujo de extranjeros que valga la pena perseguir. De lo contrario, sería más realista perseguir otros segmentos complementarios.
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